Redacción/CDMX.
Nilofar Ayoubi, nació en Afganistán, cuenta cómo fue agredida cuando tenía 4 años. Recuerda que el golpe había sido tan brutal que la había tirado al piso.
Poco antes de golpearla, un desconocido le había tocado el pecho buscando signos de feminidad. Fue amenazada y dijo que, si no usaba el velo, el siguiente ataque sería a su padre.
Ante esta situación, el padre de Ayoubi tomó la decisión de cortarle el cabello y vestirla como niño. Ella creció durante la primera era del gobierno del Talibán, y durante casi 10 años vivió la vida de un niño.
“Kudus no es una ciudad interesante para una que mujer crezca en ella. Es lo suficientemente difícil para ser hombre, y mucho más para ser mujer”, mencionó a la BBC.
Además, mencionó que, si eres niño, «tienes más respeto que la misma madre que te dio a luz».
Nilofar explica que era común que las familias vistieran a sus hijas como hombres. Cualquier hombre puede acercarse a una mujer que no tenga pareja y obligarla a convertirse en su quinta o sexta pareja.
Su estilo de vida incluía el karate, las bicicletas y el judo, mientras que sus hermanas vivían la típica vida de una mujer en Kudus, quedándose en casa, manteniéndose ocupadas en silencio y fuera de la vista de los hombres.
Más adelante, cuando su madre descubrió su primera regla, empezó otro traumático proceso, esta vez asumiendo la identidad del género con el que había nacido. “Teníamos ese mito de que, si pasabas por debajo del arco iris, te cambiaba el género”.
“Recuerdo estar tan molesta con ser niña, que en las noches lloraba en mi cama rogándole a Dios que me permitiera cruzar por debajo del arco iris”.
Tras la intervención de las tropas de Occidente tras el 11 de septiembre de 2001, se presentaron más oportunidades para que las mujeres estudiaran.
Así, Nilofar salió a la India a estudiar y a su regreso a Afganistán se convirtió en empresaria, dando empleo a mujeres que no tuvieran apoyo de un hombre, en una empresa de moda, muebles y diseño de interiores.
Pero en agosto de 2021, los talibanes tomaron Kabul, así que tuvo que salir del país, para su fortuna, a través de una entrevista que dio a un medio polco cuando se desató el caos, realizó la coexión para que pudeira tomar un vuelo a Polonia.
A partir de entonces a recorrido varios países dando conferencias sobre los derechos de las mujeres en su país natal.
Nilofar se siente rota, “no puedo ser 100 por ciento mujer ni 100 por ciento hombre. Pero fue una bendición porque pude experimentar ambos lados y eso me ha hecho la mujer fuerte que soy hoy”.
“No quiero ser alguien que nació, vivió unos años y murió sin contribuir nada”, finalizó.
(Con información de BBC Mundo)