Redacción/CDMX
El cacao destacó en Mesoamérica como un tipo de cambio universal durante el esplendor del Imperio Mexica por el valor comercial que el fruto tenía.
La sociedad que conformaba el centro neurálgico del Altépetl más poderoso de Mesoamérica antes del arribo de los europeos que era México-Tenochtitlan, se organizaron para poder utilizar un mismo sistema de transacción o “intercambio económico” regido por el cacao en Mesoamérica.
De acuerdo con la mesoamericanista francesa Jacqueline de Durand-Forest, durante el periodo precolombino, el cacao -árbol de tamaño mediano que produce almendras gruesas- cumplió una función ritual y económica, por el valor que tenía entre los territorios dominados por los mexicas.
En este tiempo, el cacao fue elemento valioso por la diversidad de usos que la sociedad mexica le daba, por una parte, el de fungir como bebida y alimento típico y también utilizado para aliviar ciertos malestares desde la herbolaria tradicional.
Sin embargo, el uso más importante estaba relacionado con la función ritual que se le atribuyó a la planta.
Se utilizó en las ceremonias que participaban los señores caciques (o tlatoanis), como una bebida divina.
De entre los cuatro tipos de semillas de cacao, el chocolatl era la mejor, y solo podía ser utilizado por los señores caciques.
La arqueóloga estadounidense Frances Berdan –especialista en el estudio de la sociedad mexica-, en un artículo publicado en la revista de divulgación Arqueología Mexicana, señala que, incluso después realizada la conquista militar y política de Tenochtitlan, el cacao siguió cumpliendo su función como una “moneda” valiosa en Nueva España:
“Las formas indígenas de dinero continuaron como medio de intercambio en el periodo colonial español, y según parece, el dinero español y las monedas nativas (sobre todo el cacao) funcionaron juntos en un solo sistema monetario integrado”.
Cuando los españoles arribaron a estos territorios en su campaña colonizadora, descubrieron la variedad de usos que los pueblos originarios le daban al cacao.
Más tarde se enteraron de las enormes cualidades de este cultivo, que empezaron a exportar a África, donde floreció por el calor del trópico.
Fue hasta que el cacao llegó a Europa que la bebida se hizo dulce. A diferencia de la preparación mexica (en la que se compensaba el sabor amargo con chile), los europeos le agregaron azúcar.
Este éxito culinario del siglo XVII se extiende hasta nuestros días, que consumimos el chocolate más como un dulce sólido que como una bebida picante.
(Con información de National Geographic en español)