Claudia González/CDMX
Si bien la venganza no es la mejor motivación para ser la base del éxito de una persona, si resultó un tema que llevó a Alejandro Dumas a crear una de las novelas más exquisitas, grandiosas y mejor contadas de todos los tiempos: El conde de Montecristo.
Dumas tenía un objetivo con sus novelas y era el de enseñar al pueblo francés su patrimonio histórico, los tramas y personajes de sus obras, pues remiten a hechos históricos reales.
Esta fabulosa novela, aunque no es histórica, si tiene algunos rasgos que nos dan cuenta de datos reales, aquí tuvo más libertad para crear la trama y desarrollar el papel de los personajes.
Abarca el período de 1814 a 1838 de la historia de Francia, el relato se lleva a cabo en los últimos cien días de la dinastía de Napoleón, los reinados de Luis XVIII, Carlos X, Luis Felipe y la Revolución de Julio, estos eventos sin embargo, no forman parte en la historia.
Alejandro escribió esta novela como un tributo al espíritu de su padre que nunca conoció, Thomas-Alexandre Dumas primer general de origen afro quien nació en Haití, mulato y bien parecido, diestro con la espada, su historia es digna de las fascinantes aventuras literarias que creó su hijo.
Hijo de un aristócrata francés y una esclava negra, el padre de Dumas se convirtió en general poco después de la Revolución Francesa, destacó por su destreza en el combate cuerpo a cuerpo y como estratega.
Fue prisionero dos años en un calabozo italiano, esta experiencia inspiró las aventuras de Edmundo Dantés, el protagonista.
Tom Reiss escritor estadounidense, investigó, recuperó y plasmó la historia de este valiente militar en su libro «El conde negro».
Sus hazañas militares inspiraron también las aventuras de los mosqueteros.
La brillante y bien contada novela no deja de asombrar, la representación psicológica de la venganza es fascinante, el personaje de Edmundo no despierta simpatía, pero sus acciones están justificadas, se convierte en un héroe-villano. que es difícil de resistir.