Claudia González Sánchez/CDMX
¿Has oído decir «del arte te mueres de hambre»?, este juicio no está tan alejado de la realidad, muchos de los grandes artistas de la historia vivieron en la pobreza.
Económicamente, en la Antigüedad y Edad Media, sobre todo los pintores, dependía de los encargos.
En el Renacimiento tuvo su origen el término mecenas, cuando el noble romano Cayo Clinio Mecenas impulsó, promovió y protegió artistas.
Posteriormente surge la figura del pintor del rey donde el artista formaba parte del servicio real y el pintor de cámara que le exigían prioridad, pero lo dejaba libre de realizar otros encargos.
Sin embargo, no todos los artistas tenían financiamiento o apoyo para realizar su trabajo.
Ejemplo de ello, el influyente pintor holandés, postimpresionista Vincent van Gogh quien aunque es uno de los pintores más famosos del mundo, fue reconocido solo después de su muerte.
Este prolífico artista tuvo muchas privaciones en su vida, vivió siendo extremadamente pobre, incapaz de vender sus pinturas.
Asi como él, muchos otros pintores, escultores, músicos, han padecido dificultades económicas.
Aunque algunas veces el destino y la suerte se confabulan y surgen historias como la de Claude Monet, uno de los máximos exponentes del impresionismo.
Su familia nunca fue adinerada; sin embargo, Monet logró solventar sus gastos con la venta de sus caricaturas.
Se casó con Camille Doncieux, su modelo en distintas obras y cuando nació su primogénito, comenzaron a tener dificultades de dinero.
Aunque su situación fue mejorando poco a poco, conforme iba ganando popularidad en el círculo artístico de París siempre tuvo que preocuparse por sus ingresos.
Cuando su padre muere, heredó una pequeña fortuna, que le ayudó a pintar una de las obras que dio comienzo al impresionismo: Impresión, sol naciente.
Aunque esa herencia le ayudó por un tiempo, no le resolvió la vida, fue hasta 1890 que la suerte tocó a su puerta.
A sus 50 años fue ganador de la lotería de Francia, lo cual le ayudó a impulsar su carrera, ganó un premio de 100 mil francos, lo que actualmente serían 338 mil dólares. Esta suma le ayudó para dedicarse completamente a su profesión sin tener que preocuparse por su situación económica.
A partir de este momento nacieron sus obras más famosas, como: Los Álamos, Los Nenúfares o Venecia.
Si bien el dinero no lo es todo, cuando hay talento ayuda mucho y puede hacer explotar el artista que llevamos dentro.