Redacción/CDMX
La “Casa de la musica” en Viena, Austria, muestra a los visitantes cómo funcionan los conductos de la cóclea, que es la estructura que transforma las vibraciones del sonido en impulsos nerviosas que llegan al cerebro.
“La cóclea de Beethoven era incapaz de transformar sonidos agudos y su nervio auditivo estaba completamente atrofiado, lo que explicaría sus dificultades para hablar”, explica Elisabeth Albrecht, directora del equipo de educación de la “Haus der Musik”.
Una serie de plantillas interactivas permiten saber cómo escucharía Beethoven hoy, gracias a implantes auditivos que utilizan personas que padecen la misma enfermedad.
La experta asegura que “componer sin escuchar era algo extraordinario que solo estaba a su alcance. Al morir Beethoven, Franz Schubert dijo que ya no quedaba nada por hacer en la música clásica”.
El compositor llegó a Viena a los 22 años de edad para ser discípulo de Joseph Haydn.
«Muchos músicos de otros países venían a Viena para prosperar en su carrera”, destaca Albrecht al recordar que esta era una ciudad que jugaba un papel fundamental en la música.
Pero Beethoven soñaba con vivir de la música sin rendir cuentas a nadie, al contrario que su maestro Haydn, quien “logró ser compositor buscando un príncipe como mecenas”, enfatiza.
“Para Elisa”, “Claro de luna” o “Fidelio” fueron compuestas en Viena, así como muchas de las sinfonías del pianista alemán.
En los últimos nueve años de la vida de Ludwig, etapa en la cual compuso la famosa Novena sinfonía, ya padecía sordera.
Albrecht cuenta cómo el compositor llegó a instalar una campana metálica en el piano, en la que introducía la cabeza para poder escuchar las notas que tocaba.
Y, cuando ya no escuchaba nada, desmontó las patas de su piano para sentir mejor las vibraciones de las teclas, “abrazaba el cuerpo del piano para saber cómo sonaba lo que estaba tocando”, explica.
Detalla que al golpear las teclas del piano con todas sus fuerzas, le provocaba problemas con sus caseros y vecinos, por lo cual debió mudarse hasta en 68 ocasiones.
La instalación dedicada a la sordera formará parte permanente en la “sala Beethoven” de este museo vienés.
(Con información de Crónica)