Tierra Caliente, en Los Pinos

Este fin de semana el recinto abrió sus puertas para alojar las tradiciones culturales, musicales y gastronómicas de la región

Karen Rivera/Ciudad de México

La tabla estaba ardiente, los instrumentos afinados y los pies libres de cualquier atadura. Así iniciaba el primer festival Tierra Caliente en Los Pinos, encuentro que durante dos días reunió en el complejo cultural del Bosque de Chapultepec a cocineras, artesanos, promotores culturales y músicos, provenientes de regiones como Michoacán y Guerrero, quienes compartieron con el público sus historias y sus tradiciones. La inauguración estuvo liderada por la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, la que señaló:

«Las historias regionales de la tierra caliente no conocen frontera entre Michoacán y Guerrero, se siente una misma tierra, porque es una misma cultura y esto es ejemplo ante otras regiones y ante aquello que sólo quiere dividirnos, ante aquello que sólo quiere dañarnos, la cultura une, la cultura forja a una ciudadanía, a una nación y no se diga a una niñez y a una juventud».

En el evento, Mardonio Carballo, director general de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas, señaló: «la idea es que tengamos tierra caliente en Los Pinos por primera edición, como bien saben un espacio complejo, distribuido en varios estados de la República, donde también, habrá que decirlo, la violencia a sentado sus reales y, sin embargo, la fiesta, la comunidad, el baile, la comida la transmisión de la memoria, entre las escuelas, ahora centros cultura, pero antes el núcleo familiar se convertía también en el núcleo difusor de la memoria, del baile, de la danza, de la comida y eso es lo que va a ver la gente aquí en Los Pinos.»

Desde los sones, malagueñas y polkas hasta el pozole, el café, el queso y las artesanías y los sonidos de la región que se caracteriza por su intenso calor, se exhibieron en lo que antes fue el helipuerto de este complejo.

«Mi nombre es Miguel Ángel Barragán Castañeda y vengo del Centro Cultural El Tecolote, ubicado en Arcelia, Guerrero, y bueno, le traemos lo que vienen siendo las tamboritas, estas tamboritas son elaboradas con tronco y para que el tronco pueda elaborar una tamborita tiene que tener mínimo unos treinta años; después tiene que pasar dos años de secado para que seque la madera. Esta tamborita se emplea en lo que viene siendo la música tradicional calentana.»

La música y la gastronomía se enriquecieron con los talleres de zapateado, las charlas sobre canto, versería y arpas mexicanas, y con la elaboración de sombreros de palma, trabajo representado por la maestra Elpidia Mondragón, de Huetamo, Guerrero.

«Utilizamos palma, iscle y astilla. El iscle es para cocer, la astilla la lleva el sobrero doble y la palma es para hacer la trenza, es esa que hace ella», señala Elidía Mondragón, artesana.

«Para acabar con un país donde la violencia ha sentado sus reales, donde el racismo ha sentando sus reales, donde el racismo se justifica, es importantísimo entonces que nosotros hagamos estos eventos para hablarle a la otra sociedad, a la otra parte de la sociedad, para que termine de convencerse que habita un país absolutamente diverso y absolutamente rico», concluyó Carballo.

Imagen de portada: Cortesía de la Secretaría de Cultura