Para Mariana Muñoz, instructora de skate y fundadora de Mujeres en patineta, el skateboarding no sólo es un deporte que ayuda a que el cuerpo adquiera fuerza, sino también la mente y es un espacio donde la confianza se potencia
Ana León / Ciudad de México
Mariana Muñoz, o “Malina” como me cuenta que todos la llaman, lleva catorce años practicando skateboarding. Llegó a esta práctica gracias a un amigo —quien luego se convertiría en su pareja—, que le regaló una patineta. Luego vinieron los concursos, los eventos, hasta que llegó un momento en que ella comenzó a acercar a otras chicas a esta disciplina que es una parte central de su vida: en la práctica, en la dignificación de este deporte y como promotora.
«A los primeros eventos que yo fui a patinar o a practicar fue a unas clínicas de skateboarding que organizaba un proyecto en el 2007 que se llamaba Chica Rider. Me gustó mucho ir ahí porque conocí a muchas chicas que también empezaban a patinar y esa experiencia en grupo fue lo que a mí más me motivó. Después, por este proyecto, se me dio la oportunidad de enseñar a otras chicas en el Instituto de la Juventud.»
Justo ahí, señala, es cuando inicia la etapa de enseñar a otras mujeres. Primero este proyecto estaba enfocado sólo a chicas, luego abrió su espectro. «Me gustaba mucho el ambiente que se creaba cuando estábamos juntas, un ambiente seguro, sin burlas, sin discriminación; no importaba tu edad, no importaba tampoco el género.»
Hacer grupos, generar confianza es uno de los objetivos de estos espacios como el que crea Malina, Mujeres en patineta, para que las chicas se atrevan a patinar, porque como dice Malina, sí es intimidante ser la única en un skate park. Así, junto a otras mujeres, es más fácil atreverse. «Yo jugaba antes futbol, y en el futbol el ambiente era un poco más rudo, más cerrado, diferente, y en el skate todas llegaban muy tímidas, como yo; y ya cuando estabas ahí, es increíble cómo se te olvidaban todos tus temores, se te olvidaba la vergüenza, el miedo a hablar con otras personas. En lo personal eso fue lo que me marcó, la confianza que me generaba estar en un círculo así.»
El proyecto se extendió a She is Skate, que formó junto a Sol Díaz y Maribel Ramírez, y que luego mutó al colectivo Mujeres en patineta con el que hasta ahora sigue realizando actividades como encuentros de skate femenil, dan clases y organizan competencias dentro del país, esto en la época prepandemia.
Ya no es tan difícil ver a una chica sobre una patineta. Es algo que sucede, por fortuna, cada vez con más frecuencia y esa frecuencia va tumbando esa idea de que sólo a los chicos les interesa o pueden practicar este deporte. Pero muchos prejuicios se mantienen en el entorno familiar de las chicas que patinan y en las competencias también.
«Me acuerdo que en aquel entonces, muchas de mis amiguitas que iban al Injuve o las clases durante esos años, a veces tenían que esconder su patineta porque sus papás no las dejaban patinar. A veces es difícil romper un poco con las ideas que ya traen los papás.» Y un poco pensando unos años atrás en las competencias «era muy raro que abrieran una categoría femenil y si la abrían los premios siempre eran muy básicos: playeras, a lo mejor zapatos, pero los que sobraban, números muy grandes que nunca ibas a poder usar; algunas veces te daban tablas, pero nada comparado con la categoría de hombres que siempre había una gran suma de premios en especie y en efectivo. Para las mujeres fue mucho después que empezaron a salir premios en efectivo. Fue justo el Injuve que hizo una competencia y sí dio una suma igualitaria para todas las categorías, pero con las marcas y los medios sí ha sido una lucha constante de seguir presentes, de crear espacios para que las chicas sigan practicando. Y que se den apoyos para que se mantengan en el deporte. Algunas chicas que conocí tuvieron que dejar de patinar porque los apoyos eran nulos.»
Para Malina el skateboarding no sólo es un deporte que ayuda a que el cuerpo adquiera fuerza, sino también la mente. Sin embargo, en el caso de los prejuicios y la estigmatización, también siguen luchando porque «para que a una chica la apoyaran, digamos que no era por su talento, sino porque era muy bonita, porque tenía un estilo muy femenino que a las marcas les convenía porque siempre es la imagen, la imagen de la chica femenina, y es lo que atrae a la gente y es lo que las marcas usaban. Realmente a ellos no les importaba si patinaban bien o no. Ellos lo que querían era meterse en el mercado de las mujeres. Y a la skater le deban un apoyo no serio, era más por la imagen que por el talento.» En sus palabras, había mucha discriminación de la imagen de aquellas chicas que eran más “rudas” y que tenían otro estilo.
En diferentes puntos de Latinoamérica se abren espacios para promover el skate femenil, están la Red Latam de Skate Femenil, formada por la colombiana radicada en México, Ivonne Navas; Divas skateras, un colectivo en Brasil formado por Estefanía Lima; y SKATEGIRL COLOMBIA, además del ya mencionado Mujeres en patineta, en México. Durante la pandemia ellas han tenido que adaptarse a “otros formatos” cuando la calle y los parque fueron cerrados para prevenir el contagio, como muchos otros espacios públicos. Éste es uno de los temas que se tocarán en la charla virtual Skateboarding femenil en México y Latinoamérica, este viernes 9 de abril, a las 19 horas y que podrás seguir en las redes del Centro Cultural de España en México.
Imagen de portada: Mujeres en patineta / © Zandy Zan