La productora bilbaína de arte contemporáneo tiene veinticinco años generando pensamiento crítico; como sello editorial llega a México con dos grandes autoras: Donna Haraway y Marge Piercy, la primera presenta su libro esta tarde en el MUAC (digital) junto a Cristina Rivera Garza
Ana León / Ciudad de México
Fundada en 1996, veinticinco años atrás, e iniciada como productora de arte contemporáneo, consonni, afincada en el barrio bilbaíno de San Francisco, se ha enfocado en la creación de pensamiento crítico desde el arte y la cultura. En 2016 transitó también al mundo editorial. El sello llega a México con dos tremendas autoras: Donna J. Haraway (Denver, 1944) y Marge Piercy (Detroit, 1936). Platicamos con María Mur Dean, quien junto a María Macía Dávila, Munts Brunet y Dina Camorino, devienen mundo a través de sus publicaciones.
Me gustaría iniciar esta conversación yendo de lo general a lo particular, es decir, del concepto de consonni para caer al libro de Donna Haraway, Seguir con el problema (consonni, 2019). Inician el proyecto como una productora de arte contemporáneo en 1996, luego empezaron a publicar en 2009 y entran de lleno con un proyecto editorial en 2016. Y tienen este gesto tan específico de poner su nombre en minúsculas, porque desde ahí ya hay un mensaje ¿no?
Efectivamente, consonni nace en el 1996. Este año cumplimos 25 años de trayectoria y nace como productora de arte contemporáneo. Es un artista francés el que inicia el proyecto, Franck Larcade, y yo entro al poquito de que esté empezando consonni a andar.
Primero se empiezan a hacer una serie de proyectos artísticos en la ciudad de Bilbao, digamos que consonni ha ido siempre experimentando con las necesidades del arte y de la cultura, intentando ver qué es lo que más necesitaba el contexto de la ciudad de Bilbao y el contexto internacional en el que se ubicaba. De esa manera, también con diferentes países Europeos iniciamos una red internacional que se llamaba European Network for Public Art Producers, en ese momento estábamos trabajando qué es lo que significaba el arte público.
En realidad, cuando consonni se llama a sí misma como productora de arte, tiene que ver con la necesidad de hablar de producción en el arte que en aquél momento, en el año 96, no se hablaba tanto como ahora. En aquél momento todavía el o la artista seguía siendo un genio único que estaba en su estudio trabajando y que no necesitaba un equipo de producción como se necesitaba tanto en el cine o en el teatro. Ahora esto nos parece increíble, pero hace veinticinco años no se hablaba tanto en esos términos y no había tantas producciones artísticas con un equipo tan grande.
Ya desde su inicio, ese sentido de producción, además de lo práctico, de pensar en otro tipo de posibilidades artísticas, tenía inherente a sí mismo una cuestión política muy benjaminiana, esta idea de Walter Benjamin de deconstruir el aparato de producción y, una vez que lo deconstruyes, intentar incluso transformarlo. Entonces, se trata de analizar las formas de producción, cómo se hacen las cosas, desvelar el aparato de producción y los modos de producción. Y así es como iniciamos en el mundo del arte, intentando ver cómo desvelar el aparato de producción y cómo dar respuesta a las necesidades de artistas y de nuestra comunidad cultural, y precisamente así es que llegamos a la parte de las publicaciones. Empezamos a publicar libros de nuestros propios proyectos porque los artistas así lo demandaban y empezamos con la traducción de ciertos textos, porque nuestra comunidad así lo demandaba.
Siempre decimos que consonni es una criatura policéfala porque la componemos muchos cuerpos y con la escucha y los feminismos como súperpoderes. Porque la escucha es lo que modula las diferentes fórmulas que hemos ido adoptando a lo largo de veinticinco años. Y de tanto escuchar, al final, es difícil mantenerte en una sola manera de trabajo. Entonces, es verdad que es una criatura mutante, pero siempre teniendo en común esa experimentación, esa idea de adaptarse a su actualidad y un hilo conductor que son los feminismos, la escucha, la experimentación y el analizar la sociedad contemporánea de forma crítica y política. Lo más importante es el contenido. ¿Qué formalizaciones va a tener ese contenido? Pues van variando.
Y ahí es donde cae el proyecto editorial en forma, ¿no?
Ahí es donde cae. De los libros de nuestros proyectos empezamos a ver que no queríamos caer en una autorreferencialidad y no queríamos que nuestros libros fueran propaganda o difusión de los proyectos que hacíamos. Empezamos a publicar crítica cultural, porque veíamos que había un vacío. Empezó a funcionar tímidamente y de ahí es que empezamos con esta colección que llamamos El origen del mundo, donde se ubica el libro de Haraway y que, una vez más, tiene que ver con una escucha. Literalmente es la comida de cumpleaños de una amiga mía en la que se cuelan otras dos que quieren quedar conmigo para convencernos de publicar a Haraway [una de esa otras dos que se cuelan es justo Helen Torres, traductora del libro de Haraway]. Helen decía que había que publicar a Haraway y que, además, esto daría para colección. Luego nos pusimos a analizarlo y, efectivamente, da para colección, esta colección de El origen del mundo que, además, no surgió en un momento tan distópico como el que estamos viviendo, pero parece que ya lo vaticinaba, quería hablar de eso, del origen del mundo, no quería hablar del fin del mundo. Quería hablar de cómo podemos construir otros mundos con más sentido. Y empezamos con Haraway.
El nombre de El origen del mundo es este cuadro de [Gustave] Courbet, que es uno de los primeros cuadros que muestra el sexo femenino y nos gustaba mucho ironizar este título y convertirlo en una consigna feminista, cuando toda la historia del cuadro es muy patriarcal, pero resignificarlo nos gustaba mucho: El origen del mundo… feminista.
Me parece bien importante que consonni, como proyecto en sí, tiene muchos vasos comunicantes con lo que plantea Haraway en el libro. Hablas de reconstrucción, hablas de escucha, hablas de mediación. Hay una «relación interespecie» cuando se conectan con diferentes disciplinas, con diferentes formatos de salida. Volveré a eso más adelante, pero antes, sobre la tipografía, ¿qué hay en ese gesto de llevar todo a minúsculas?
Hay mucha gente que en estos veinticinco años se empeña en ponerlo en mayúsculas y cada vez reivindicamos más que sea consonni en minúsculas. Escribimos consonni en minúsculas porque mayúsculos son los contenidos que queremos amplificar y mayúsculas son la voces que queremos trabajar. Esa es la cuestión. consonni siempre ha querido pasar de alguna forma desapercibida y poner en valor eso: los contenidos, las voces, las complicidades que se generan. Y no perderse, a veces, en las mayúsculas notoriedades. Entra más fácil esa minúscula y tiene un cosa que es menos jerárquica donde las palabras acaban igual.
¿Y cuál es su significado?
consonni es un nombre italiano. Es una familia italiana que llega a Bilbao y montan una fábrica de resistencias magnéticas para electrodomésticos o algo así. Cuando empieza consonni, empieza en una fábrica y esta fábrica, era la fábrica consonni. Tomamos el nombre. Que también eso es bonito. Es decir, consonni siempre viene de algo más y también por eso las minúsculas, porque la mayúscula tiene esa cosa como de empezar de cero y consonni tiene esa cosa de continuidad. La mayúscula siempre tiene esta cosa como de importancia o de comienzo y consonni tiene un interés más de seguir, de continuar, porque ninguna idea es totalmente nueva. Se trata de poner en común y de ligar las ideas.
Se introducen al mercado editorial mexicano con estos dos títulos: Seguir con el problema (Donna Haraway, 2016) y Mujer al borde del tiempo (Marge Piercy, 1976). Ya me has señalado un poco por dónde va la línea, que es feminista, pero ¿por qué eligen estos dos títulos para llegar a México?
Entrar en México nos hacía tremenda ilusión. A mí personalmente. Mi abuela, además, es mexicana por parte de mi madre. México es un lugar de referencia en mi infancia y en toda mi vida; en la gastronomía, y por un montón de cuestiones ha estado siempre ahí.
Y como equipo, en consonni era obvio que escribiendo y publicando en español o castellano, debíamos expandirnos. Primero lo hicimos en Argentina y, en México, por las ganas que teníamos de hacerlo esperamos mucho. Fuimos antes a viajar, quisimos conocer el contexto. Ahora tenemos grandes amistades en Ciudad de México y en Guadalajara. Para nosotras es un país al que le tenemos muchísimo cariño.
Pensamos mucho con qué títulos íbamos a entrar. El de Haraway es casi obvio, porque es el comienzo de muchas cosas. Y sí que hay muchas cosas en común. Y nos hemos dejado contagiar como ella misma también se deja contagiar. Y yo creo que tiene algo de interespecie. consonni y Haraway han hecho ahí una simbiosis y un trabajar juntas a muchos niveles. Haraway nos ayuda mucho a pensar en qué situación estamos y nos ayuda mucho a pensarlo en una forma optimista o, por lo menos, no pesimista del todo. Aunque no le gusta mucho a Haraway hablar de estas dicotomías. Pero bueno, al menos esperanzadoras. Yo creo que Haraway nos ayuda mucho a pensar en un mundo con más sentido, que es algo que nosotros queremos.
De la misma manera que Marge Piercy nos ayuda a pensar en unas utopías, en un mundo con más sentido. Los dos son lecturas que ahora sentimos que necesitamos en todo el mundo.
Y es apostarle por el buen contenido y la creación de pensamiento crítico, porque no es fácil hacer la lectura de Haraway. Es un libro que demanda mucho del lector.
Es una locura la de gente que menciona y las referencias que tiene, desde lo más palpable hasta Hannah Arendt. También yo creo que es un libro que hay que tomárselo con humor. Haraway es muy sarcástica y yo creo que juega con nosotros en el libro. Jorge Carrión hizo una reseña donde decía que Haraway medio en broma y muy en serio, utiliza el concepto de Chthuluceno [con el que define esta era geológica dejando de lado términos como Antropoceno y Capitaloceno, una era que piensa y construye desde la relación multiespecie, desde la simpoiesis o algo así como la cocreación], y me encantó, porque yo creo que hay algo de eso en el libro de Haraway que pocas veces se suele expresar.
Creo que si nos lo tomamos con ese humor, resulta que no es tan difícil porque está jugando continuamente con nosotras, con las formas de relatar, con las formas de contar, con las referencias… Lo importante es todo lo que hay de fondo. Si lo leemos así y no intentando entender cada párrafo, vemos que lo que hay de fondo es mucho más sencillo y es todo el rato un hilo conductor. Acercarse con humor y con amor, incluso diría. Me parece una de las grandes pensadoras de hoy en día.
Aquí justo me gustaría hablar de los puentes que construye, no intencionalmente, consonni con este libro, con el planteamiento de este libro. En una entrevista ustedes mencionan “una estrategia pantera rosa”, que refiere a esta idea de no huir del mundo sino devenir mundo. Me hizo mucho ruido cuando leí la entrevista y fue el momento en que todo tuvo sentido. ¡Claro!, consonni es el ejemplo perfecto de lo que está planteando Haraway, ella habla de «devenir-con» y seguir con el problema es no negar lo que ya está hecho y que está mal hecho, a lo mejor; y no pensar que ya se acabó [game over] y que no hay otra salida, sino crear desde la continuidad, no matar la continuidad.
Qué interesante lo que acabas de decir, porque fíjate que claro, “la pantera rosa” es una estrategia que usamos desde mucho antes que nos hubiéramos metido tan profundamente en Haraway, pero ahora que lo dices, efectivamente, yo no había llegado a unir la idea de «devenir-con» de Haraway con la idea de «devenir mundo» de la pantera rosa de una manera tan clara. Pero es cierto, estábamos predestinadas. Y luego ya el contagio ha sido tremendo por el pensamiento de Haraway.
Esa noción de “pantera rosa” es de Deleuze y de Guattari. Eso tiene mucho que ver, que bien lo has hilado todo porque, curiosamente, esto tiene que ver con la minúscula que me estabas planteando hace un momento. Porque muy al principio de consonni, con Franck, quien lo fundó, yo tenía muchísimos debates con él con el tema de que él hablaba muchas veces del camuflaje y yo le decía que el camuflaje no era tan interesante. Y la idea de consonni tenía esa cosa de camuflarse, pero, claro, a mí me generaba cierto escozor cuando me remitía mucho a lo bélico. Y entonces encontré esta referencia que era la pantera rosa, que me gustó muchísimo más, que tiene que ver con esa idea de camuflaje, pero en realidad no, es muchísimo más interesante. No es que consonni cambie para pasar desapercibido, que también, pero más que eso, es intentar entender el mundo y que al final desaparezcamos porque devenimos mundo, porque todo se convierte en rosa. La pantera rosa sí se camufla, pero primero lo que hace no es cambiar ella, sino cambiar todo el entorno para luego ella acabar en ese entorno. Eso me pareció que era mucho más seductor, había algo mucho más interesante en esa idea de, una vez más, escuchar, ver dónde estás y, al final, acabar siendo parte de ese mundo del que ya eras parte.
Y luego ya nos pusimos a analizar el primer dibujo de la pantera rosa, el primero que se hace, porque es un dibujo sin género concreto; sin embargo, cuando aparece con este otro personaje con el que está luchando y la pantera rosa lo pinta todo de rosa y él, el otro personaje, es blanco, pero lo pinta de azul, tiene todas estas lecturas tan patriarcales. Además, la pantera rosa en ningún momento es violenta, todo el rato es con una sonrisa, se mantiene constante como la lluvia con las piedras. Y él le violenta, con la pistola, la escopeta… y ella sigue sonriendo y sigue pintando de rosa. Y había algo en esa lucha pacífica, bien intencionada, que es simpática… Hay algo ahí apasionante más allá de la propia lectura de Deleuze y de Guattari de «devenir mundo», analizando el propio dibujo que se hizo en los años setenta, desde el feminismo y un transfeminismo, de este personaje sin género. Y cómo intentar luchar contra el patriarcado con buen humor, pues me parece la mejor de las posibilidades.
Y también asociar la idea de la felicidad a la idea de lucha, es muy poco común, se hace muy poco…
Creo que además, Haraway, ella está en pie de guerra constantemente, contra el sistema y lo revuelve todo, pero lo revuelve siempre con una sonrisa. Y siempre sus formas, incluso personalmente que hemos tenido con ella es tremendamente amable y próxima. Nosotros también decimos que nos la jugamos en las distancias cortas y esa proximidad con la que hemos trabajado con ella nos ha gustado mucho.
Sí, la lucha no suele estar muy vinculada a la felicidad. Marge Piercy, la otra autora, por otro lado, ella dice que la utopía viene del dolor, que viene de la falta, y es verdad. Cuando yo hablo de felicidad y de lucha no lo digo de una manera naif. Tanto Haraway como Piercy no hablan de la utopía y de la ciencia ficción como una huida de este mundo. No hablamos de la felicidad de una manera naif o simplista, sino que hablamos de la felicidad y de la utopía como la construcción de posibilidades de pensar un mundo con más sentido. Ni siquiera un mundo mejor, porque hasta los nazis querían “un mundo mejor”. Un mundo mejor que tiene menos de ética, menos de juzgar, porque lo bueno y lo malo es difícil saber dónde están los términos. Pero un mundo con más sentido. También lo decía Haraway en una entrevista, en esta pandemia podríamos tener una oportunidad para construir nuevas condiciones juntas. Y yo sí creo en ello. No sé si lo conseguiremos a nivel macro, pero a nivel micro sí creo que estamos intentando construir nuevas condiciones juntas y creo que lo estamos consiguiendo en pequeños momentos, pequeños círculos, poner la vida en el centro.
Y justo Haraway también lo va remarcando, que no esta tanto pensar en lo macro, sino en el entorno más cercano. Y ese entorno más cercano va replicando en otros entornos y entonces se hace algo mucho más grande. Me gusta mucho esa precisión que haces de este vínculo de la felicidad y la lucha, porque muchas veces la idea de la felicidad asociada a otras ideas se infantiliza.
Pero eso es triste, lo que acabas de decir es triste, pero estoy de acuerdo contigo. La felicidad se infantiliza continuamente o se hace naif, o se hace cursi. Una vez más, el rosa ha tenido esa noción en los últimos años, porque antes el rosa era el color viril y era el color de la sangre; en realidad el rosa fue el color masculino durante muchísimos años en las monarquías, pero bueno, en esta contemporaneidad, en esta modernidad, hemos construido el rosa como algo ridículo. Y tiene esa cosa de infantilizar la felicidad, cuando en realidad es lo que todo el mundo está buscando, sin infantilizarlo, hacerlo de una manera consciente, política, creo que es importante reivindicarlo.
Vincular a Donna Haraway con Cristina Rivera Garza, ¿a qué responde esta propuesta de diálogo?
Una vez más parte también de la conversación con Haraway, cuando le dijimos de una charla más —porque ya hicimos una en Barcelona—, ella que al principio nos dijo que no quería hacer muchas entrevistas y al final se ha ido animando, esta vez nos dijo que no quería dar una charla. Además, ella le tiene mucho cariño al contexto mexicano y tiene mucha relación, le van a dar un premio [el Premio Nuevo León Alfonso Reyes 2020] y está muy vinculada a México. Y no le apetecía hacer una charla sola, no le apetecía esta cosa de llegar y dar una conferencia. Le apetecía más conversar, que es un sistema muy de Haraway y muy nuestro, también, escuchar, conversar… Además, en estos momentos pandémicos ha de haber estado estudiando mucho español y le apetecía mucho generar una conversación que fuera en el idioma original de cada cual, que buscáramos a alguien que le pudiera responder en castellano, pero que le pudiera entender en inglés; y que ella pudiera entender en castellano y responder en inglés. Que cada una utilice su idioma original, cosa que yo creo que es muy bonito, la verdad, tiene una cosa de convivir-con, de simpoiesis, de hacer juntas; de poner en valor el idioma de cada cual, de la proximidad. Hay toda una serie de simbología en ese acto. Y, además, le habíamos pedido una frase a Cristina para la edición mexicana, con lo cual tenía total sentido, todo cuadraba.
No te pierdas esta charla. La cita es a las 19 horas a través de la cuenta de Facebook del MUAC
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