«El hombre más notable que hubo entre los insurgentes» Con estas palabras describió el historiador Lucas Alamán a José María Morelos y Pavón quien el 22 de diciembre de 1815, fue ejecutado en San Cristóbal Ecatepec.
Redacción / Ciudad de México
Este 22 de diciembre se conmemoran 205 años de la ejecución del “Siervo de la Nación” don José María Morelos y Pavón. Muchas palabras se han escrito sobre el célebre líder insurgente que estaba encabezando la lucha de independencia y que había “heredado” del cura Miguel Hidalgo y Costilla.
Es el abogado Andrés Quintana Roo quien en una charla con Guillermo Prieto nos muestra el tipo de persona que fue el padre Morelos. En esa ocasión Quintana Roo lo describió como “… un clérigo fornido, cariancho, moreno, de grande empuje al andar y movimientos, de voz sonora y dulce”.
Así, Andrés Quintana Roo lo recordaba en el año de 1813 cuando fungía como su secretario:
«Siéntese usted y óigame, señor Licenciado; porque de hablar tengo mañana, temo decir un despropósito, yo soy ignorante y quiero decir lo que está en mi corazón; ponga cuidado, déjeme decirle, cuando acabe, me corrige para que sólo le diga cosas de razón.»
Es así como don José María esbozó a su secretario el conjunto de pensamientos contenidos en los Sentimientos de la Nación, que a la postre, se convirtió en el documento más importante hecho por Morelos y que éste leería ante el Congreso de Chilpancingo al día siguiente.
En este documento, el cual no es jurídico, reflejan una concepción de la política y en términos sociales que, aún en la actualidad, algunos de ellos siguen siendo vigentes. Es en sí, una defensa de los derechos del hombre, de la división de poderes, de la libertad de comercio, y de otros valores que fueron tomados en cuenta en la elaboración de nuestra primera constitución, la de Apatzingán, la cual fue promulgada unos meses después, en 1814.
Sin embargo, ese año de 1813 trajo consigo no sólo el encumbramiento del caudillo, sino también su declive.
En 1815, el movimiento insurgente pasaba por uno de sus momentos más críticos y es cuando Morelos fue hecho prisionero en Tesmalaca por una cuadrilla del ejército realista. De inmediato, fue trasladado a la Ciudad de México en donde en un primer momento fue encarcelado en la Ciudadela y posteriormente fue llevado al edificio de la Inquisición. Una vez que fue enjuiciado y condenado a muerte, Morelos es conducido a San Cristóbal Ecatepec para ser ejecutado. El historiador conservador Lucas Alamán relató que el “Siervo de la Nación”… «Se puso de rodillas dióse la voz de fuego y el hombre más extraordinario que había producido la Revolución de la Nueva España, cayó atravesado por las balas, pero moviéndose aún y quejándose, le dispararon otras cuatro».
Poco antes de su ejecución, Morelos escribió estas palabras a su hijo Juan Nepomuceno: «Morir es nada cuando por la patria se muere.»