La periodista Malala Maiwand y su conductor fueron víctimas de un tiroteo y, poco después, el grupo islamista reivindicó el ataque
Redacción / Ciudad de México
Justo el día de los Derechos Humanos donde se remarcó el estado de vulnerabilidad en la que se encuentran lxs periodistas y la violencia que se ejerce contra ellxs en países como éste o México, la periodista afgana Malala Maiwand y su conductor fueron asesinados a tiros por desconocidos armados en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán, en un nuevo ataque selectivo en el país, contra periodistas.
Los agresores abrieron fuego contra el auto de Malala Maiwand poco después de que saliera de su casa en la provincia oriental de Nangarhar, señaló Attaullah Khogyani, vocero del gobernador de la región.
El grupo yihadista Estado Islámico (EI) reivindicó el asesinato de la periodista. En un breve comunicado difundido por uno de los canales de propaganda del EI en Telegram, el grupo afirmó que «los soldados del califato tuvieron como objetivo a la periodista leal al régimen afgano Malala Maiwand en la ciudad de Jalalabad con una pistola, lo cual llevó a su muerte».
Malala Maiwand trabajaba como presentadora en el canal de la televisión local Enakas y además desempeñaba un rol activo en la comunidad como activista de la sociedad civil.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, condenó el asesinato de la periodista y su conductor al tiempo que pidió a las autoridades una investigación del ataque.
«Los ataques a nuestros periodistas son un crimen inhumano e imperdonable», expresó Ghani en una declaración en la que prometió que el Gobierno hará todo lo posible por proteger y promover la libertad de expresión y la libertad de prensa.
Este es el más reciente de una serie de asesinatos selectivos cometidos en el país contra figuras prominentes de la sociedad civil.
Los ataques a periodistas, religiosos, defensores de los derechos humanos, y estudiantes han ido en aumento desde hace un año, coincidiendo primero con el acuerdo firmado en febrero entre Estados Unidos y los talibanes, y desde septiembre con el diálogo directo de los insurgentes con el Gobierno de Kabul en Doha.
Una decena de misiones diplomáticas en Afganistán, incluidas las de la Unión Europea, Estados Unidos y la OTAN, condenaron el pasado lunes, a través de un comunicado conjunto, esta ola de asesinatos que buscan acallar la diversidad de opiniones en el país.