Para la crítica literaria Yudith Rosenbaum, la autora «nos revela nuestro desamparo, nuestra fragilidad, nuestra crueldad, pero también nuestra capacidad de amar y de extasiarnos con la vida»
Karen Rivera / Ciudad de México
Clarice Lispector es una autora a la que no se lee impunemente. Ella desafía, instiga, invita a reflexionar sobre quiénes son los seres humanos, y con su literatura genera una sensación de sentirse desconocido, estas fueron algunas de las palabras con las que la crítica literaria Yudith Rosenbaum, rindió homenaje a la obra de la escritora brasileña autora de historias como El lustre y Cerca del corazón salvaje, en una ponencia que formó parte de las actividades de la FIL 2020.
«Nos revela nuestro desamparo, nuestra fragilidad, nuestra crueldad, pero también nuestra capacidad de amar y de extasiarnos con la vida. Y en el fondo de todo está la más preciosa e íntima soledad.»
Nacida en Ucrania y de origen judío, Clarice Lispector, llegó a Brasil huyendo del imperio ruso, en 1922, con poco más de un año de edad. Fue en 1940 cuando publicó su primera historia conocida, El triunfo. En innumerables ocasiones repitió que ella no escribía para agradar a nadie, y que sus textos se diferenciaban de los demás porque contenían sensaciones.
«Clarice transgrede también patrones que tienden a fijarnos en posiciones absolutas dificultando cambios de actitudes necesarios e importantes para el contexto personal, familiar y social. Aún con una escritura muy interiorizada, introspectiva y propio de la prosa del sondeo psicológico, Clarice está hablando de las relaciones entre el yo y el otro, los otros.»
Para la escritora brasileña los otros no sólo eran personas, ese concepto incluía objetos, plantas y animales. La también profesora de literatura de la Universidad de Sao Paulo, asegura que Lispector muestra todas las heridas y marcas dolorosas de una historia invadida por prejuicios raciales y sociales.
«Las mujeres son personajes frecuentes en sus cuentos, crónicas y novelas. Ellas luchan entre, de un lado, la voluntad y necesidad de pertenecer a los lazos de familia, de ser reconocidas como la parte de la red socio-familiar y, por otro lado, las ansias de libertad de experimentar sus deseos más inconfesables, de vivir epifanías y estados de gracia, por ejemplo, un paseo en el jardín botánico.»
El 10 de diciembre se conmemora el centenario del nacimiento de Clarice Lispector y la FIL lo conmemoró con esta ponencia y un monologo presentado por la actriz Rita Elmor.