Evolución Vs. progreso. Un recuento de cómo las obras capitales de Darwin y Engels han sido interpretadas o manipuladas

El biólogo Antonio Lazcano y el historiador del arte Peter Krieger, trazan una genealogía del pensamiento contemporáneo a partir de dos obras canónicas de las ciencias naturales y las ciencias sociales, desde las cuales se puede explicar mucho de la actualidad

Ciudad de México (N22/Huemanzin Rodríguez).- Lo que leerá a continuación nos conectarán con Newton, Kant, Malthus, Bonaparte, Humboldt, Darwin, Dickens, Engels, Marx, Lenin, Stalin, Kafka, Hitler, Buñuel, Sagan y hasta la actual pandemia; no se espante, son datos que en cualquier bachillerato o universidad se imparten y dos especialistas nos llevarán de la mano, pero exigen curiosidad, empatía y crítica. Todo parte desde la palabra «evolución», entendida hoy como superación, mejora, desarrollo y, peor aún, como progreso. Este vicio que arrastran las ciencias sociales desde las últimas décadas del siglo XIX, poco favor le hacen a obras como La evolución de las especies (1859), de Charles Darwin; y a La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845) de Friedrich Engels. Para entender este concepto hay que ir al principio del tiempo.

Introducción

El mundo tiene poco más de seis mil años de edad. Eso dicen quienes creen que el universo fue creado desde la boca de Dios. En el siglo XVII, el arzobispo irlandés James Ussher (1581-1656), al estudiar la Biblia, determinó que Dios creó al mundo en el año 4004 a.C. Esta idea persiste en sectores católicos y cristianos, donde la palabra “evolución” aún suena con un dejo de insulto.

Desde el pensamiento helénico ya había ideas sobre evolución; sin embargo, fue estudiada de manera sistemática hasta principios del siglo XIX, por el naturalista francés Jean Baptiste Pierre Antoine de Monet, Chevallier de Lamarck (1744-1829), quien publicó un documento donde decía: «Todas las formas de vida se originan en un organismo simple […] la variedad es resultado del entorno». El pequeño detalle en la teoría de Lamarck, es que el francés creía que si los padres desarrollaban músculos, los hijos también los tendrían.

Pocos años antes, en Inglaterra, Erasmus Darwin (1731-1802) médico rural, poeta con obra publicada, defensor de las nuevas tecnologías y autonombrado “libre pensador”, escribió en 1799 su Oda a la evolución, donde decía: «Nutrida por los rayos del sol y grutas solas/Nace la vida orgánica bajo las olas/Aunque sin padres, por nacimiento espontáneo/surge la primera especie en el globo terráqueo».

Erasmus Darwin era abuelo de Charles, y escribió esta oda diez años antes de que naciera el creador de La evolución de las especies. El biólogo Antonio Lazcano ubica el concepto de evolución, con Kant.

1. Charles Darwin

«En realidad, el primero que habla de evolución, del cambio de un sistema físico, es Immanuel Kant (1724-1804). Cuando dice que el Sistema Solar se forma a partir de una nube de material interestelar que se condensa, estaba citando la obra de un astrónomo inglés, personaje complicado y fascinante, pero Kant claramente lo que está haciendo es introducir el factor tiempo en el modelo cósmico de Isaac Newton (1643-1727), porque lo que Newton nos deja es una especie de mecanismo de relojería cósmico donde todos los planetas, las Lunas, los satélites, giran alrededor del Sol. Newton dice en su obra: «Cuando hay un retraso, vienen los ángeles y ajustan el movimiento de los cuerpos del cielo».

Pero Newton nunca habla del origen del Sistema Solar, Kant sí, a finales del siglo XVIII. Después será el Marqués de Pierre-Simon Laplace (1749-1827) el que va a matematizar esa idea. Hay una anécdota que puede ser falsa o no, yo creo que es cierta. En donde el Marqués Laplace le entrega su libro La mecánica celeste a Napoleón Bonaparte, que era un hombre muy brillante, al hojear el índice, le dice delante de toda la corte: «Señor, Marqués, usted habla en su libro sobre mecánica celeste, del movimiento de los astros, pero no veo la palabra Dios». Y lo que le responde de inmediato el marqués es: «Majestad, esa es una hipótesis que no he necesitado para escribir mi libro». Aquí quedan en evidencia dos de las grandes consecuencias de la Ilustración: por un lado, la idea de cambio, vivimos en un universo cambiante; por otro lado, el proceso de secularización de la ciencia, que es central si queremos entender lo que pasa en el pensamiento científico contemporáneo.

Después, quien va a hablar de evolución es Thomas Malthus (1766-1834), a quien mis amigos de izquierda detestan, pero en realidad era un buen hombre profundamente preocupado por el destino de los pobres desde una perspectiva cristiana. Malthus habla de la evolución de la demografía de una sociedad. Ahora sabemos que se equivocó en sus cálculos porque se basó en la demografía estadounidense que en ese momento crecía rápidamente por la inmigración y no pasaba lo mismo en otros países. Él está hablando de cómo cambia numéricamente una sociedad. Ves a Charles Lyell (1797-1875), quien fue el profesor de geología de Darwin, y habla de los cambios de la geología terrestre. Ves a Marx y Engels que están hablando de la evolución de los medios de producción y cómo eso provoca cambios sociales. Y realmente en el siglo XIX todos están hablando de evolución.

Eso también se refleja en la literatura, Charles Dickens (1812-1870) tiene una obra maravillosa Casa desolada (Bleak house) en donde dice: «¿Qué pasaría si voy caminando sobre la calle y me encuentro con un dinosaurio?».

El siglo XIX no solamente es el siglo del pensamiento evolutivo, sino es donde hay esa confianza colectiva del desarrollo de la ciencia, es el siglo en donde ves cómo surgen bibliotecas, planetarios, observatorios, museos de historia natural y, si se me permite, es cuando la ciencia pasa a convertirse en una especie de religión secular en la que se ha depositado la confianza, y desde donde todo se va a resolver.»

El Beagle en el Estrecho de Magallanes. Reproducción de R.T. Pritchett de la versión ilustrada de «El viaje del Beagle» (1890).

Darwin venía de una familia adinerada y antiesclavista. A los 20 años aborda el Beagle, nave con la que llega a a América del Sur. En el camarote está el libro Cosmos de Alexander von Humboldt (1769-1859). Ese joven se vincula con el capitán Fitz-Roy. Parte de esa aventura la podemos leer en el libro Tres hombres a bordo del Beagle (Richard Lee Marks. Javier Vergara Editor, 1991). El viaje lo confrontó con las ideas. ¿Cómo entender lo que ocurrió en esa aventura?

Así es, el viaje lo confrontó con muchas ideas, y me alegra que toques el tema de los libros, porque el Beagle era una biblioteca flotante. El capitán Fitz-Roy, un hombre muy complejo, descendiente bastardo de un monarca inglés, se sabía de sangre noble y, por lo tanto, en una sociedad tan clasista como la inglesa, no podía ir sin un compañero digno de sentarse a su mesa. Eso es lo que realmente le permite aceptar a Charles Darwin, que es un jovencito de 22, 23 años. Darwin no se embarca contratado por el gobierno inglés, para ser el naturalista del Beagle, sino que se embarca como un compañero de viaje y su familia es la que paga. Lo podían hacer porque el papá, Robert Darwin, tenía los recursos para hacerlo. El viaje fue una tortura absoluta para Charles, encontró pequeña la cabina que le dieron, además de pestilente y oscura, pero había 400 libros acumulados por el capitán Fitz-Roy. Entre ellos estaba la Enciclopedia Británica, el Cosmos de Humboldt y sabemos que Darwin se la pasó leyendo todo el viaje. No olvidemos que Humboldt era geólogo, y fue a partir de sus observaciones geológicas que Darwin pensó en la evolución. En cuanto el barco llegaba a tierra firme, inmediatamente Darwin brincaba de la nave. Es famosa la anécdota de que cuando llegó a las Islas Galápagos, iba en la lancha a tierra y se cayó de ella porque estaba desesperado, la pasó muy mal. Sabemos también, con mucho detalle, que cuando Darwin se embarca leía la Biblia. De hecho, los marineros le decían Philos (los ingleses, son como los mexicanos, se la pasan poniendo apodos), por filósofo. Además de la Biblia, Darwin encuentra muchos libros, tenía una curiosidad intelectual innata.

Una de las cosas que conmueve cuando se visita la casa de Down donde vivió, es ver la cantidad tan grande de libros que tenía. Sabemos que todas las tardes, después de cenar, su esposa Emma tocaba el piano y leía novelas y muchas obras de Shakespeare. Darwin decía que detestaba las novelas, pero no es cierto, su obra está plagada de referencias literarias. Cuando piensas en las bibliotecas inglesas, piensas en algo realmente deslumbrante, no hay que olvidar que en la Biblioteca Británica está todavía el lugar en donde Karl Marx (1818-1883) encontraba un espacio para trabajar, un lugar en donde todo mundo va y toca. Mis amigos muy marxistas incluso tratan de sentarse en esa silla, que me parece ahora ya no lo permiten. Esta apertura y creación de bibliotecas públicas es uno de los actos intelectuales más generosos que puede desarrollar una sociedad.

En uno de los tomos de El Capital, hay referencias a Darwin. ¿Cómo llegó la evolución hasta ahí?

Son famosas las cartas entre Marx y Engels en donde celebran la lectura de Darwin (debo decir que mi Marx favorito es el joven, cuando encuentro en él estas ideas de anarquismo que me parece absolutamente maravilloso). A Engels siempre lo hemos visto a la sombra de Marx. Hay una estatua en Berlín, que me gusta mucho en donde están los dos, en un plano de igual a igual. Porque realmente Engels era el igual de Marx, con un interés más fino y desarrollado en las ciencias naturales, leía vorazmente lo que tenía que ver con ciencia. Y aunque algunos de sus textos han quedad atrasados, porque no tenía una formación de naturalista, te das cuenta, que era un lector acucioso e inteligente.

Uno piensa en lo que tuvo que haber sido estos clubes obreros en Inglaterra, donde Thomas Henry Huxley (nada menos que el destacado biólogo y filósofo británico, abuelo de Aldous) iba a dar pláticas sobre evolución y Engels estaba sentado ahí. Queda clara esta visión amplia, estos horizontes intelectuales que incluían a la ciencia.

La idea actual que tenemos del progreso no corresponde con las propuestas de Darwin. ¿En qué momento esto pasó a entenderse como evolución?

La idea de evolución está más cercana al cambio, más no al progreso, como bien señalas. Probablemente ésta sea la gran deformación que se da de la teoría de Darwin en el siglo XIX. El mundo actual es un mundo cambiante y eso sólo lo podemos entender en términos de la evolución biológica, económica, social, lingüística, artística, etcétera.

En el caso específico de la evolución biológica basta ver lo que estamos viviendo ahora con la pandemia de covid-19, lo único que vemos es cómo un sistema biológico brinca de un hospedero a otro y se empieza a desarrollar, con principios que podemos entender a través de la visión de biología evolutiva, de genética de poblaciones, de biología molecular. Cuando vemos la manera en que los estudiantes mandan mensajes con término abreviados, pues ahí vemos la evolución de las lenguas (también discutido en el siglo XIX); cuando ves cómo fallan las predicciones sobre el desarrollo económico, simplemente vemos la evolución de los medios de producción. Pero esta idea de progreso está muy presente en los textos de Marx y Engels, esta idea de socialismo primitivo, esclavismo, feudalismo, etcétera; ahí lo que ves es una visión teleológica, totalmente dirigida y preñada de la idea de progreso.

Esta fascinación de interpretar a la evolución como desarrollo y progreso es algo que vas a encontrar más adelante. Los fabianos, por ejemplo, movimiento que gusta mucho por encontrar situaciones de igualdad social, decían que socialismo era, poner drenaje en todas las casas para tener una situación de igualdad. Si uno recuerda las pandemias que había de cólera, influenza, incluso de un coronavirus (estamos seguros) en la Inglaterra victoriana, uno puede entender la preocupación por mejorar las situaciones sanitarias.

Pero luego llega Lenin (1870-1924) y dice: comunismo es socialismo más electricidad. Otra vez la idea de progreso a través del desarrollo material. Ahí ves el interés que tienen Lenin y los bolcheviques en el desarrollo del aparato científico soviético. En realidad, la izquierda clásica, tuvo un interés enorme en la teoría de la evolución, hay unos textos de Gueorgui Plajánov (1856-1918) bastantes interesantes sobre Darwin. Lenin dijo explícitamente que sus ideas del comunismo eran la continuación natural de las ideas de la evolución de Darwin, citando a las cartas de Marx y Engels. Y probablemente el gran problema y error que cometieron es cuando usaron al darwinismo como marco de referencia (término contemporáneo) obligado para las ciencias soviéticas. Porque esto llevo a tragedias como las de Trofim Lysenko (1898-1976), que no se entendió bien y propuso un sistema de agronomía basado en una interpretación de la evolución.

Indígena de Tierra del Fuego, bautizado como Jemmy Buttom.

Pienso también en cómo desde la evolución, los países imperialistas justificaron su expansión y categorizaron también la idea de civilización. Está la anécdota de Jemmy Button, ese indígena de la Tierra de Fuego que fue capturado y llevado a Londres en el Beagle, en donde le enseñaron inglés y lo bautizaron como protestante. Después lo regresaron a Tierra de Fuego, convencidos de que estaban haciendo un bien. Desde esta perspectiva, aún hay personas que consideran a los países que no son europeos, como no “desarrollados”.  

Darwin tiene una idea del progreso reflejada en su obra, porque era un hombre de su tiempo. Hay un libro reciente, de cinco años atrás acaso, en donde se sostiene la idea fácilmente defendible de que, como Darwin creció en un ambiente familiar donde se rechazaba el esclavismo (sus abuelos Erasmus Darwin y Josiah Westwood, eran ferozmente antiesclavistas), Darwin sostiene la idea de igualdad a partir de un origen común.

Pero efectivamente, la Evolución de las especies coincide con un momento de expansión del colonialismo europeo, en particular del imperialismo británico. Para notarlo, no es necesario observar lo que hacía la corona británica en otros países o regiones del mundo, basta ver el trato que se le daba a los irlandeses o escoceses.

Por otro lado, me parece que es resultado del ethos, en el sentido griego, de algunas ramas del protestantismo. No hay que olvidar que una buena parte de los unitarios anglicanos, tiene una visión intelectual tan refinada como la puedes encontrar entre los jesuitas o los dominicos, en donde también puedes llegar a encontrar cierto radicalismo extremo. Hay un dicho que puede ilustrar a los que me refiero: “Toda buena familia debe tener un tío ateo y otro jesuita, y con frecuencia son la misma persona.”  En Inglaterra pasaba exactamente lo mismo, si lees algunos textos anglicanos verás que hay una defensa de la igualdad de todos los humanos que no coincidía con los fundamentalistas. Y el capitán Fitz-Roy es un reflejo de ese fundamentalismo de una sociedad que siente que siempre va avanzando cada vez más, que piensa que el progreso se logra con la educación de la lengua, de las costumbres sociales y de la religión a los salvajes, como se refieren a los que están en otras tierras.

Y es un ejemplo de lo que, en un caso muy extremo, absolutamente trágico que hubiera horrorizado a Darwin, Hegel y demás; pasaría con la justificación a partir de la biología evolutiva de supuestas razas inferiores. La misma idea de raza, que nos debe producir a todos en el mundo contemporáneo un rechazo absoluto, es una idea que se justifica y se desarrolla a partir de la deformación del darwinismo, que no estaba presente en los grandes autores del darwinismo en el sentido original.

Informe para una academia imaginado por Francisco Toledo.

En 1919, el autor checo Franz Kafka, publica el relato Informe para una academia, que cuenta la vida de Pedro Rojo, un simio capturado en la Costa de Oro por una expedición del circo Hagenbeck y que es instruido hasta convertirse en un hombre y él mismo da su informe frente a la academia. El humor negro de Kafka pasa de frente ante su depurada literatura y la crudeza del relato. Kafka murió en 1924, antes del Holocausto, donde murieron sus familiares ante la idea política y económica de razas autonombradas superiores.

Es cierto, con el desarrollo de la genética hubo un momento muy trágico en donde grandes genetistas estaban empeñados en demostrar la inferioridad de los pueblos como el judío, el árabe o los negros. Y por otro lado hubo el empeño de “purificar” a la sociedad con los movimientos de eugenesia, pero estos a menudo también venían de la izquierda. Hermann Müller (1890-1967), quien fue un genetista extraordinario, fue el maestro de Carl Sagan entre otros, era un hombre absolutamente de izquierdas, antisoviético a más no poder. En su juventud Müeller va a la Unión Soviética y le propone a Stalin un plan de eugenesia, para recoger semen de los soviéticos más inteligentes guapos y así fecundar a las soviéticas más inteligentes y bellas; con la idea de lograr futuros Beethovens, Lenins y Eisnteins. Creo que el único punto meritorio que conozco de Stalin es cuando él enfurece y hace salir de la Unión Soviética a Müller. La izquierda también tiene sus pecadillos o pecadotes en la eugenesia, de los que no se suele hablar.

Recuerdo haber leído uno de esos proyectos en la Alemania de Hitler, en esos años previos a los Juegos Olímpicos en Berlín (1936), que obligó a algunos de sus máximos atletas a tener hijos. Al paso de los años, uno de los más destacados de esos hijos, no resultó atleta, pero sí músico.

Exacto, lo que una sociedad tiene que hacer es darle a todo mundo exactamente las mismas oportunidades y ya está.

Foto fija de Los olvidados (1950). Dir. Luis Buñuel.

2. Friedrich Engels

Pero en realidad, en el mundo, no han existido esas mismas oportunidades. En su libro La situación de la clase obrera en Inglaterra, publicado hace 175 años, Friedrich Engels lo hacía notar. Sus descripciones parecen retratar a personajes de la película Los Olvidados (1950) de Luis Buñuel. Las imágenes muestran parte de una realidad no considerada en el discurso oficial que buscaba crear a la urbe como centro de todas las promesas de progreso tras la revolución. Así, trenes, puentes, edificios, unidades habitacionales, carreteras, avenidas, quedaron registrados por fotógrafos como Tina Modotti o Nacho López; como pintadas por los artistas de la Escuela Mexicana de Pintura. Pero esos artistas también retrataron a las personas que habían quedado a la orilla del progreso. El 28 de noviembre de 2020 se conmemoraron 200 años del natalicio de Friedrich Engels, el historiador del arte, Peter Krieger ha coordinado junto con otros colegas del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, el coloquio internacional Engels 200. Imágenes del hábitat miserable.

Es un año de numeralia, festejamos los 200 años del nacimiento de Friedrich Engels, hace 125 años murió y hace 175 publicó un libro que es un clásico de la sociología urbana, que es La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845), es un libro con mucho impacto que publicó a los 25 años, basado en la experiencia capitalista, como gerente de la empresa familiar en Manchester. El origen de la familia es en Wuppertal, una ciudad industrial textil, y tienen una sucursal en Manchester, la capital de la industrialización temprana en Inglaterra, el centro del mundo de la industrialización. Ahí adquiere un conocimiento empírico de las condiciones laborales y también del hábitat de los pobres. Engels es una persona compleja, contradictoria porque, por un lado, gana su dinero con la explotación de los obreros en condiciones laborales de esclavitud; por el otro lado, tiene una sensibilidad sobre la desigualdad desde el inicio de su vida, en Wuppertal en Barmen. Reconoció que todo el sistema de producción capitalista industrial se basa en condiciones inhumanas, días laborales muy largos bajo condiciones malas, y el uso de la mano de obra infantil.

En su viaje a Manchester tiene acceso particular a submundo de la pobreza, ya que su novia era Mary Burns, una irlandesa de clase social baja que lo introduce al hábitat de los pobres.

Engels en su libro describe la segregación brutal: en las calles y avenidas principales están las grandes tiendas, los departamentos lujosos y atrás, en las partes escondidas, están las estructuras laberínticas donde viven los pobres en malas condiciones, en sótanos, en espacios mal ventilados, con alta tasa de mortalidad, con epidemias, con el cólera, viven al lado de los ríos altamente contaminados, viven en condiciones en donde se derrumban fácilmente las estructuras. Todo ello lo registra cuidadosamente y ese material empírico lo escribe después cuando regresa a Wuppertal. Ése libro fue un gran éxito en los debates y también marca el inicio de su amistad y su colaboración con Karl Marx. El fundador del marxismo no tiene experiencias en el mundo laboral, es un académico que lee en las bibliotecas, pero no tiene ese conocimiento empírico del mundo laboral, de la represión de los obreros, de las malas condiciones. Así que ese libro es un clásico de la sociología urbana.

¿Por qué te interesa traer al debate actual este libro?

Muchas de las condiciones que él describe tienen una actualidad muy triste en el mundo. En el siglo XXI, según datos del sociólogo Mark Davids, en su libro Planet of slumbs, una tercera parte del mundo vive en colonias populares, en slumbs, término con el que se identificó a los barrios bajos. Hay colonias populares consolidadas, pero también hay colonias en donde la gente vive en casas de hojalata, hechas de basura, es una realidad muy triste que hay que enfrentar.

La discusión de esto en Ciudad de México es un tabú, por ejemplo, las clases medias y altas no quieren ver esa realidad porque tienen sus esclavos domésticos y no quieren saber en dónde, ni bajo qué condiciones viven ellos.

El subtítulo del coloquio dice: Hacia una iconografía política de La situación de la clase obrera en Inglaterra. ¿A qué te refieres?

El subtítulo del libro de Engels dice: Nach eigner anschauung, que en alemán significa “según su propio parecer” o “según su propio punto de vista”. Y ahí viene mi propuesta, el libro de Engels sólo tiene cuatro ilustraciones, entonces opta a favor del poder de la palabra, de la descripción que es enorme, pero al mismo tiempo existe la esfera de las imágenes que tiene su propio potencial para explicar un problema de mucha profundidad y de mucha actualidad que es el hábitat miserable, el hábitat de los pobres. Es decir, cómo las imágenes generan un impacto político, cómo las imágenes son agentes de procesos políticos. La política no solamente se constituye con la palabra del discurso o de la legislación, también desde los inicios de la humanidad con las imágenes. En el sentido más amplio pueden ser la escenografía en un teatro, un monumento o una arquitectura. Esa es la idea del coloquio, explorar cómo analizar ese potencial de la imagen para generar una consciencia y una crítica política del estado de miseria y segregación en el que viven muchos habitantes del mundo. Ahí está la actualidad.

La representación de la pobreza, tiene varios cambios a lo largo de las décadas y de los siglos. Hay clichés de las favelas en Río de Janeiro que surgen a finales del siglo XIX, donde la favela se ve como como un lugar romántico donde la gente baila samba y son felices, están en la pobreza, pero son felices. Los típicos clichés de las clases acomodadas que justifican que la pobreza no es tan grave.

Lo mismo vemos en México en la época del auge económico de las décadas de los años 40, 50 hasta los 60, con esos gobiernos de entonces que buscaban imitar la modernidad estadounidense y al mismo tiempo no responder los problemas socioespaciales. Ahí están los grandes conjuntos habitaciones de Mario Pani, las unidades de Nonoalco-Tlatelolco o Independencia. En el caso de Nonoalco, vemos cómo contrastan esas imágenes de la modernidad con la pobreza, cuyo hábitat está escondido y triste.  

Esas imágenes se repiten hasta nuestros días en todo el mundo, en México, en Mumbai, incluso en la China comunista hay gente que vive en la calle, Estados Unidos con una de las economías más fuertes también tiene esta situación. Es un tema global, también es un tema de la pandemia pues es justamente en esas zonas donde también brotan más las enfermedades. Eso es lo que quiero explorar en la imagen, desde una base ética, una investigación estética que busca generar un conocimiento crítico. Hoy sabemos, por las investigaciones neuronales, que la percepción de la imagen genera otras conexiones cerebrales que las que genera la información escrita. No es una visión nostálgica de Engels, es ver la actualidad de su propuesta a través de la pintura, la fotografía, el grabado, etcétera.

Pobreza extrema en México. Fuente: http://ciep.mx/

La Historia ha sido un poco injusta con Engels, que ha quedado rezagado frente a la imagen de Marx, ¿a qué crees que se deba?

Comienzo con una famosa cita de Engels: «Yo toco el segundo violín, el primer violín es Karl Marx.» El manuscrito de El Capital está considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, y celebra la obra del filósofo Marx, mientras que Engels se queda en la sombra. Hay que recordar que Friedrich Engels gastó la mitad de su fortuna de su trabajo, un trabajo duro en la administración de la fábrica, para financiar a Marx. Sin Engels, Marx no hubiera podido escribir El Capital, porque era muy mal administrador, cuando tuvo el dinero lo gastó, quería vivir como burgués, quería que sus hijas se casaran bien, luego tuvo que vender sus cosas, fue un caos total. El máximo teórico de El Capital no pudo administrar su propio capital. Engels lo apoyó porque era más estructurado, con el entrenamiento de administrador de una empresa. Hay que recordar que la mala fama de Engels está relacionada con que, después de la muerte de Karl Marx, termina los otros tomos inconclusos de El Capital y hace resúmenes de la teoría de Marx del llamado socialismo científico

¿La visión evolutiva de Darwin está detrás del socialismo científico?

Sí, ahí está Darwin, como punto neurálgico. Porque en esa época el impacto de Charles Darwin fue muy fuerte, de manera especial en el campo de la teoría política que inició con Engels y la teoría económica en donde buscaban encontrar una vuelta de tuerca, una estructura básica casi biológica. Entonces se tomaron prestadas ideas de Darwin y surgieron construcciones teóricas un poco peligrosas, en muchos campos de la izquierda y la derecha, que buscaron definir leyes eternas, leyes biológicas de la economía. Y eso no funciona.

Hay textos de Engels que luego se vuelve canónicos para los Estados socialistas, tanto para la Unión Soviética como para Mao. En China todavía hay mucha admiración por Engels, pero por el ideológico. El mismo Engels al final de su vida se despide del materialismo histórico, de una interpretación muy mecánica de las cosas. El problema es que, luego de las revisiones en la URSS, con Lenin, Stalin y luego con Mao, olvidan esa complejidad y sólo ven al ideólogo. Hoy en día cuando festejamos los 200 años de Engels, muchos cierran la puerta y dicen: ¡No! ¡Es de lo peor! ¡Él es quien hizo de Marx una ideología y redujo su pensamiento complejo! Y eso es injusto. Hoy contamos con buenas biografías de Engels, por ejemplo, El general de Marx. La vida revolucionaria de Engels del inglés Tristam Hunt, que ofrece una visión más compleja.

Hubo un intercambio epistolar entre Engels y Marx celebrando la lectura de La evolución de las especies. ¿Tuvieron algún vínculo con Darwin?

Es cierto, lo admiraban. Ellos buscaban un conocimiento integral. Engels como Marx, tuvieron mucho interés en las ciencias naturales. En su tiempo, Engels leyó libros de química, de teoría matemática, de geología. Conocían muy bien la obra de Darwin. Pero, el mayor vínculo que tuvieron fue cuando Marx le envía a Darwin el primer tomo de El Capital. Darwin leía mucho, pero si vemos la copia que está en su casa, en esa época los libro no venían tonados, había que separar manualmente las páginas que venían unidas. En esa copia de El Capital se ve que sólo separó las primeras páginas y nada más. Podemos presumir que a Darwin no le interesó.

Ático ocupado por una familia de 10 miembros en Bethnal Green, Londres, ilustración de  1863.

¿Cuál es tu lectura crítica de Friedrich Engels?

Hay que decir que Engels estaba saturado, en el día trabajaba fuerte en la administración de la fábrica. En sus horas extras, a veces escribió textos que Marx firmó, también hacía correcciones, organizaba movimientos obreros a nivel mundial, aunque fue un gran estudioso no siempre estuvo actualizado. Y en su búsqueda por encontrar un chip, aplicó de manera mecánica las teorías de la selección natural al campo de los estudios sociales y estudios económicos. Hay libros inconclusos de Engels que, por cuestiones de tiempo no pudo concluir porque en los últimos días de su vida se dedicó a ordenar el caos total que dejó Marx. Era el único que podía leer la letra de Marx, quien dejó un tomo de El Capital, de seis que planeaba. Engels dedicó mucho tiempo de su vida en ordenar los últimos tres tomos El Capital, y con ello no tuvo el tiempo suficiente en profundizar en su propia investigación, dejó cosas inconclusas. Luego en la URSS reeditaron esos libros, pero con una visión ideológica reducida.

Por otro lado, se debe reconocer que Engels sí era un intelectual, dominaba seis idiomas, trabajaba mucho; por la presión familiar no le dejaron continuar sus estudios, él estuvo un año de servicio militar en Berlín y aprovechó para ir como oyente en los seminarios de la Universidad de Berlín, fue parte de la base de los jóvenes hegelianos, pero lo convirtieron en un conocimiento crítico. Hegel era afirmativo al Estado y los jóvenes hegelianos, como Marx, generaron un conocimiento crítico. Engels después tomará distancia ese grupo.

Lo que más me fascina de Engels es el choque empírico que introdujo, pues, aunque con mucha crítica, los universitarios alemanes vivían en mundos cerrados y ficticios. Hubo aportaciones extraordinarias en la filosofía alemana del siglo XIX, pero con su experiencia Engels provoca un choque empírico, rompe esquemas y eso resulta refrescante. Su libro La situación de la clase obrera en Inglaterra, que tiene partes difíciles porque incluye clichés de los cuales mantengo distancia, es un libro que hace época y eso, para mí, es lo más estimulante.

A 200 años de su nacimiento, Friedrich Engels merece una revisión equilibrada, académica, crítica y no reducir su nombre al de un ideólogo de hueso colorado.