Volvemos a mirar la lucha de esta comunidad al norte del país que no es sólo por el acceso al recurso natural, sino por el derecho elemental a existir
Ciudad de México (N22/ Ireli Vázquez).- «Si alguien conoce el valor del agua, somos nosotros que vivimos en esta zona desértica de Sonora, en el noreste de México», dice Mario Luna Romero, autoridad tradicional del Pueblo de Vícam, de la Tribu Yaqui.
La Tribu Yaqui comprende ocho pueblos principales: Pueblo de Vícam Primera Cabecera, Tórim, Pótam, Rahúm, Huirivis, Belem, Loma de Bácum y Loma de Guamúchil (Cócorit), y se extienden a cuatro municipios: Guaymas, San Ignacio Río Muerto, Bácum y Cajeme. Estos están conformados por aproximadamente cuarenta mil personas. Sus comunidades se localizan a las orillas del Río Yaqui; su origen geográfico se ubica en la Sierra Madre Occidental, en el estado de Chihuahua, atraviesa la sierra descendiendo de norte a sur hasta el estado de Sonora, y donde encuentra su desembocadura en el Golfo de California, en las cercanías del puerto de Guaymas.
En la historia de la tribu, la lucha por preservar su territorio ha sido una constante. Diversos conflictos se han dado en este tenor, el más reciente data de 2010, cuando el gobierno del estado de Sonora decidió construir un proyecto hidrológico en el río Yaqui, llamado Acueducto Independencia, cuyo objetivo fue abastecer de agua a la ciudad de Hermosillo desde la presa El Novillo.
Si bien este no es el único proyecto de infraestructura dentro de la zona, ha sido el que ha terminado de afectar a los pobladores de la tribu yaqui. Conociendo esta problemática, en 2015 la documentalista Alba Herrera, decidió dar a conocer su historia por medio del documental Mover un río, un proyecto apoyado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) en el cual se retratan las problemáticas y desigualdades.
«Aunque todo el mundo tenga un problema similar al de los yaquis, para ellos el impacto es todavía más fuerte, porque ellos están arraigados al territorio, entonces degradar específicamente esa zona significa desplazarlos […] los hace ir perdiendo poco a poco su cultura, porque los jóvenes cada vez migran más, ya no se conectan con las tradiciones de la misma manera que la gente mayor y, definitivamente, corrompe todos sus derechos culturales», mencionó en entrevista Alba Herrera.
Pero ¿por qué es importante esta región para los yaquis? Simple, para ellos el agua significa todo y sin ella se pierde la vida y también su cultura.
«No es únicamente una cuestión de supervivencia porque hay gente que dice “bueno pues que se vayan de ahí”, pero no es lo mismo, para un yaqui vivir en territorio yaqui es importante, es importante tener poder cumplir con todos los rituales a los que están arraigados, a su río, a sus montes, a toda esa zona, a cada uno, que están en cada uno de los 8 pueblos», explicó Herrera.
«Nosotros lo vemos como un elemento dador de vida, del cual dependemos no solo los yaquis, sino también los que no hablan, los que no tienen voz, que es nuestra madre tierra, que son nuestros elementos culturales, que también son nuestros bosques, son nuestra fauna silvestre; todos ellos necesitan agua», mencionó Mario Luna Romero.
Las obras hidráulicas que se construyeron han ido dañando de forma irreversible todo el ecosistema y biodiversidad que existía en la región. «El río Yaqui, en la último trecho, antes de llegar al mar que es nuestro territorio, está totalmente seco y con ello el agua de mar esta ganado terreno, tierra firme y nos ha dañado en esta actualidad alrededor de siete mil hectáreas, salitradas totalmente. La franja boscosa se ha disminuido drásticamente y así la existencia de ciertas plantas endémicas de la región, así como animales e insectos; nosotros tenemos ritos y canciones que mencionan animales que ya no conocemos y ahora solo existen en las canciones que escuchamos», expresó Luna Romero.
El agua: oro líquido
En 1940, un decreto del presidente Lázaro Cárdenas le otorgó expresamente a la Tribu Yaqui el derecho al 50% del agua existente en el caudal del río Yaqui. Sin embargo, en las últimas décadas, y ante la sequía por lo que ha pasado el estado, los escurrimientos han sido utilizados para surtir a otras ciudades, para la agroindustria y el Valle del Yaqui, dejando a la tribu con grandes problemas de acceso al agua.
Sin informar ni consentir la participación de la tribu Yaqui, en enero de 2010, el gobierno del estado de Sonora encabezado por Guillermo Padrés, y en la presidencia con Felipe Calderón, se presentó el proyecto denominado Sonora Sistema Integral (Sonora SI) donde se proponían diversas obras hidráulicas para abastecer de agua a varias ciudades del estado, lo que desencadenó que la tribu hiciera valer sus derechos y llevó el caso a juicio.
«La Tribu Yaqui tiene una restitución del territorio y, al mismo tiempo, una restitución del agua que siempre ha sido nuestra, pero que en algún momento se nos había arrebatado, entonces Lázaro Cárdenas restituye el agua y la tierra a la tribu, pero esta restitución a ochenta años, pues no se estaba cumpliendo y la posibilidad de que se anexara un usuario más como lo es la ciudad de Hermosillo a través de un acueducto, pues acaba con esa posibilidad de que nosotros pudiéramos rescatar esa agua», explicó Luna Romero.
«Las leyes son injustas en ese sentido, porque a nosotros nos ponían en una balanza muy injusta de decir que se buscaba el máximo beneficio en cuanto al uso del agua, y ellos en la balanza nos decían “a ver, ¿esa agua a cuantos va a beneficiar en la ciudad de Hermosillo?, 800 mil habitantes, y ¿cuántos Yaquis son?, cuarenta mil”. Obviamente la balanza era muy injusta porque nosotros somos cuarenta mil básicamente, pero somos cuarenta mil sobrevivientes de todas las masacres, de todas esas injusticias, y somos cuarenta mil habitantes descendientes de los primeros habitantes de este territorio, aun antes de que se materializara el Estado Mexicano en esta región, nosotros ya existíamos aquí, dos mil años antes. Entonces, no pueden decir que tenemos menos valor que un número equis de mexicanos», comentó Luna.
Después de un largo periodo de litigio, en mayo de 2013, la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió a favor de la Tribu Yaqui, por el cual se otorgó el amparo en contra de la Autorización de Impacto Ambiental (AIA), otorgada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales para la construcción del Acueducto Independencia y ordenó reponer el proceso cumpliendo con el proceso de consulta a la Tribu. Lo anterior significa que el Acueducto quedó sin permiso para operar, por lo que debería haber sido suspendido, cuestión que no ha sucedido hasta el día de hoy en que se sigue extrayendo agua para trasladarla a la ciudad de Hermosillo.
«Esa obra está ahí, sí es cierto, pero está en fragante violación de la ley, nosotros seguimos exigiendo que esa obra se cancele, se desmantele y bueno si ellos no cumplen el ordenamiento judicial de la corte, entonces hay un Estado de derecho que está quebrantado en estos momentos.»
Cuando se dio el conflicto entre los mandatarios y los defensores del territorio yaqui, en 2014, el gobierno actuó de manera drástica, mandando a dos de sus defensores a la cárcel por delitos injustificados de robo y secuestro; uno de ellos fue Mario Luna. Al respecto de los cuales Amnistía Internacional alerto, tras examinar las pruebas presentadas, que existía el riesgo de que la causa penal en su contra estuviera sesgada y podría estar basada en una motivación política.
«La tribu Yaqui hizo el llamado a ser una alianza coyuntural precisamente porque sabíamos que el poder con el que estábamos ideando pues era suficientemente fuerte […] entonces en contubernio ellos maquillaron y utilizaron todo el poder y el aparato del Estado para imponer esta obra, nosotros a pesar de todo eso triunfamos en los tribunales, nacionales e internacionales. Cuando nosotros planteamos esta queja en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington, ejecutan una orden de aprehensión que tenían ahí guardada y escondida por ahí, entonces con argumentos totalmente ficticios nos meten a la cárcel a mí y a Fernando, otro compañero topógrafo; otro de los voceros también tuvo que salir huyendo del territorio», comento Luna Moreno.
«Este caso es un caso tipo que nos dice hacia dónde va nuestra sociedad en el manejo de nuestros recursos naturales», mencionó Alba Herrera.
«Nos decían muy claro que para ellos un metro cúbico de agua utilizado en una alberca de la ciudad de Hermosillo, genera más dividendos que un metro cúbico con el cual nosotros podemos sembrar o dejar ir hacia el mar, ellos decían: “nosotros ganamos veinte veces más dinero que ustedes utilizando esta agua”. Y nosotros les decíamos: “pues sí, pero tú no vas a comer albercas y aquí lo que se produce con esta agua es vida, es comida, son alimentos, tanto en el mar como en la tierra, o en el valle, entonces cada huevo, cada pedazo de carne, cada pan que se comen tienen un elemento de agua que lleva como componente para su producción», explicó Mario Luna.
La lucha continúa
Han pasado cinco años desde el corte del documental, pero las injusticias no han parado y la situación sigue empeorando.
«Yo no he vuelto a territorio Yaqui desde entonces; sin embargo, he estado en contacto con los yaquis y sé que las cosas definitivamente son peores, por ese lado me gustaría mucho ir a hacer una segunda parte, ir a ver lo que está pasando ahora», concluyó Herrera.
«Para nosotros es una lucha que no se termina aquí, que no termina con la liberación de los defensores, ni con la aniquilación de las personas si no que nosotros sabemos que vamos a tener se seguir luchando por defender nuestro territorio, nuestra agua, nuestro derecho elemental que es el existir», concluyó Mario Luna.