«¿Cómo se propone una manera diferente de experimentar el tiempo?», la galería Kurimanzutto lanza la pregunta cuya respuesta se esboza a través del trabajo de varios artistas
Ciudad de México (N22/Ana León).- El arte hace preguntas y no da respuestas. Es una de las declaraciones que se hace desde la galería Kurimanzutto sobre su actual exposición.
En una era del culto a la velocidad, al eterno presente, al aquí y al ahora, la muestra Siembra estructura una propuesta que invita a pensar en el tiempo en un tiempo sin tiempo, en un presente «embriagado de presente». Siembra alude al cultivo y a la espera de los tiempos de cosecha, al tiempo recuperado no disciplinado por el capital. Y desde el lugar que se sitúa, desde ese nombre, nos devuelve a ese Antropoceno sugerido por Paul Crutzen, donde la humanidad se ha convertido en esa fuerza geológica que rivaliza con las fuerzas de la naturaleza, que destruye su propio entorno, su propio tiempo.
Desde febrero, el galerón aloja periódicamente la obra de siete diferentes artistas o colectivos o galería en forma de cultivo-exposición con independencia creativa. El tiempo de estancia depende del proceso creativo de cada uno. «¿Cómo se propone una manera diferente de experimentar el tiempo?» Se lanza esa pregunta para la que no hay una sola respuesta.
Aunque independiente en su narrativa, este terreno de cultivo se conecta. El espectador puede pasar de un ambiente a otro sin salir del galerón. Una forma en la que esta “tierra” se nutre de los cultivos vecinos, aunque la semilla sembrada sea distinta. El tiempo presente se expande en varias direcciones, tantas como plantea cada obra, lanzando guiños a una cultura y a unas ideas que podemos o no reconocer como nuestras, pero sí de nuestro tiempo.
Ahora mismo, Siembra aloja obras como la de Bikini Wax EPS, una parodia colorida de los procesos económicos de nuestro país entre 1986 y 1996, años de grandes cambios, de infancias influenciadas por las caricaturas estadounidenses, por MTV; o marcadas por Keiko —cuyo periodo de vida marca la temporalidad que cubre esta instalación— y que es figura central de ésta. El esqueleto del cetáceo contiene toda esta “basura” y cultura desechable, de consumo de masas. Una metáfora del efecto de las políticas neoliberales implementadas en América Latina.
También se puede ver la obra de Pablo Soler Frost, Sofía Táboas, Carlos Amorales, Miguel Calderón, Salón Silicón y Galería Agustina Ferreyra.
Las relaciones se estructuran de manera gradual, «se generan polinizaciones cruzadas, cultivos de ideas y experimentos en diversidad para alcanzar una eventual cosecha», una cosecha, tal vez, de transformación. De la no obsesión con el tiempo, de su no consumo. De su experimentación.
Siembra (febrero 2020-febrero 2021), Galería Kurimanzutto
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*El título de esta nota hace referencia directa al título del libro de Graciela Speranza, Cronografía. Arte y ficciones de un tiempo sin tiempo (2017), pues dentro del texto se retoma la idea de tiempo que maneja la autora, el de «un presente embriagado de presente».