Cristina Rivera Garza es reconocida con la beca MacArthur 2020

La escritora, ensayista, narradora y poeta ha publicado algunos de los títulos más significativos de la literatura mexicana contemporánea

Ciudad de México (N22/Ana León).- Ayer 6 de octubre se dio a conocer que la escritora mexicana nacida en Matamoros (1964), es una de las 21 personas reconocidas con la MacArthur Fellowship, beca que tiene por objetivo destacar el trabajo de aquellos que han demostrado un extraordinario talento y dedicación en la academia, la escritura, el cine y otros campos de la creación.

Fundadora del programa doctoral de Estudios Hispánicos centrados en la escritura creativa en español en la Universidad de Houston, a la que llegó en 2016 con un profundo interés en la escritora bilingüe en diferentes géneros, Rivera Garza es una de las voces narrativas más sólidas de las letras mexicanas. Más allá del lugar común que puede atraer la anterior frase, la de Cristina es una escritura que, ya sea desde el ensayo o la novela o la poesía, está siempre interesada en la reflexión, en las formas en que se narra y enuncia el pasado y el presente.

«Si no me sintiera inconforme con el mundo en el que vivo, nunca hubiera escrito una sola palabra. La escritura vino como resultado de tener que explicarme el enigma que es el mundo para mí», menciona la escritora en el video que acompaña el anuncio de su reconocimiento, una beca dotada con 625 mil dólares por un periodo de cinco años. Éste es uno de los apoyos más generosos que se otorgan a la creación y el pensamiento en diferentes disciplinas.

Como señala, centra la creación de sus obras en la relación entre el cuerpo y el territorio. De ahí, ensayos como Dolerse (2015) y el texto colectivo que lo acompaña, Con/Dolerse; y novelas como La muerte me da [en pleno sexo] (Tusquets, 2016) y el prólogo que abre esta edición.

Sobre su trabajo, en la revista La Tempestad [118], en la que fue elegida como Artista del año en 2017, se escribe que Rivera Garza posee una idea de literatura «en la que el lenguaje no es vehículo de certidumbre sino de indagación rigurosa». A la misma revista declaraba en una entrevista realizada en 2015 que «en el momento que tenemos contacto con el lenguaje, estamos escribiendo con otros, tomando prestado, apropiándonos de la producción verbal de otros.»

Libros como Nadie me verá llorar (1999), La cresta de Ilión (2002), Verde Shanghai (2011) y Había mucha neblina o humo o no sé qué (2016), son algunas obras de una larga lista a la que ha dado luz esta escritora mexicana.

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Imagen de portada: John D. & Catherine T. MacArthur Foundation