#MemoriaSinTiempo: ¿Cuándo fue que, por primera vez, la Ciudad de México olió el entrañable aroma del pan?

¿Sabes quién es el personaje que nos regaló tan suculento manjar? Viajemos en el tiempo, al año que las primeras espigas de trigo fueron transformadas en un pan

Ciudad de México (N22/José Meléndez).- Es el año de 1522, el año en que por primera vez en la Ciudad de México se percibió el olor a pan. El personaje al que le debemos tan extraordinario regalo tuvo por nombre Juan Garrido que, además, fue un conquistador negro. Fue Francisco López de Gómara (1511-1566) sacerdote y autor de la Historia de las Indias y Conquista de México quién escribió al respecto: «a un negro y esclavo se debe tanto bien» y que también se expresará de este personaje quien obsequió a esta ciudad «muchas y regaladas cosas».  Sabemos que Juan Garrido nació en el continente africano en 1480 y que de ahí se trasladó a la ciudad de Lisboa, no se sabe bien si como esclavo o como hombre libre. Es ahí donde se convierte al cristianismo. En 1503 se embarca hacia el Nuevo Mundo, al parecer como sirviente de Pedro Garrido, de quien toma el apellido. Viaja entonces por Santo Domingo, Puerto Rico y la Florida. Después de dieciséis años de viajes de exploración, aparece en 1519 entre los hombres de Cortés, con el que llega a trabajar directamente. Participó en la guerra de conquista de México-Tenochtitlan. Fue actor y testigo de la batalla conocida como la Noche triste, donde murieron cientos de españoles. Muchos años después Juan Garrido pidió permiso a Hernán Cortés para fundar una ermita que perpetuará la memoria de sus compañeros caídos en esa batalla. Así es como se erigió un modesto templo, la Ermita de los Mártires ahora conocida como el templo de San Hipólito y San Casiano que tiene como santo principal a San Judas Tadeo. El cronista-soldado Bernal Díaz del Castillo escribió mucho tiempo después, que los negros y los caballos que hicieron la conquista «valían su peso en oro». En los días que siguieron a la toma de la ciudad mexica, Cortés recibió del puerto de Veracruz un cargamento con sacos de arroz y encomendó a Juan Garrido la tarea de limpiar los granos. Garrido halló en uno de esos sacos tres pequeños granos de trigo y lo sembró.

De ellos surgieron 47 espigas doradas. Había llegado el pan a la ciudad de México. Un día de 1522, Cortés y sus soldados pudieron comer «pan como el de Europa». Entre 1523 y 1524, Juan Garrido forma parte de la expedición a Michoacán y las costas de Guerrero. Tiempo después vuelve a la Ciudad de México donde desempeñó varios puestos, como el de portero de la ciudad, pregonero y guardián del acueducto de Chapultepec. Muere en 1547. Es Juan Garrido quien nos deja una historia de tradición culinaria y religiosa que forma parte de una Memoria sin Tiempo. 

Imagen tomada de El conocedor