Frente a la ausencia de otras medidas de protección, vacunas o tratamientos, la mascarilla ha sido una herramienta eficaz e incómoda para algunos, en pasadas emergencias sanitarias
Ciudad de México (N22/Redacción).- El uso del cubrebocas para prevenir contagios de Covid-19 en Estados Unidos, ha generado un par de discusiones e incluso protestas de personas que se resisten a utilizar la mascarilla. El mismo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se resistió en más de una ocasión, a utilizar dicho artefacto, no obstante, luego de que el país norteamericano encabezara la lista de contagios y defunciones por el coronavirus, el mandatario se retractó e incluso calificó el uso de la mascarilla como un símbolo “patriótico”.
Sin embargo, esta no es la primera vez que el cubrebocas genera polémica en la sociedad estadounidense. Según el artículo “Mask resistance during a pandemic isn’t new – in 1918 many Americans were ‘slackers’ ” publicado en el medio de comunicación The Conversation, esto ya había ocurrido en 1918.
Durante la pandemia de influenza de 1918, no había vacunas ni terapias farmacológicas que pudieran combatir el virus, por lo que las comunidades de Estados Unidos crearon una serie de medidas de salud pública con la esperanza de frenar la propagación de la epidemia: cerraron escuelas y negocios, prohibieron reuniones públicas y aislaron en cuarentena a los infectados. Además, como una medida de protección personal, algunas comunidades incitaron a los ciudadanos a utilizar máscaras faciales en público, lo que provocó la ira de la mayoría.
El Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos, distribuyó folletos recomendando el uso de la máscara; la Cruz Roja publicó anuncios en los periódicos, en donde explicaban cómo construir mascarillas caseras usando gasas e hilos de algodón, a nivel nacional se crearon carteles que presentaban el uso de máscaras como un deber cívico e incluso alcaldes de distintos estados emitieron mensajes en el que consideraron el uso del cubrebocas como un símbolo patriótico ¿Déjà vu?
El alcalde de San Francisco, James Rolph anunció que «la conciencia, el patriotismo y la autoprotección exigen el cumplimiento inmediato y rígido del uso de cubrebocas» y el alcalde John Davie declaró que «es sensato y patriótico, sin importar cuáles sean nuestras creencias personales, salvaguardar a nuestros conciudadanos uniéndose a esta práctica» de usar una máscara. No obstante, y pese a los esfuerzos del Gobierno, las personas no hicieron caso de las advertencias.
De esta forma, los funcionarios de Salud entendieron que cambiar radicalmente el comportamiento público sería una tarea difícil, especialmente porque a muchas personas les resultaba incómodo utilizar las máscaras, así que se optó por hacer obligatorio el uso del cubrebocas, así como utilizar propaganda cuya retórica, juzgaba a todo aquel que hacía caso omiso de las indicaciones.
La Cruz Roja declaró que «el hombre, la mujer o el niño que no usara una máscara era un holgazán peligroso». Además, en numerosas comunidades, particularmente en todo Occidente, se impusieron ordenanzas obligatorias. Algunos sentenciaron penas de cárcel cortas y las multas oscilaron entre los 5 y los 200 dólares.
En los lugares donde las órdenes de uso máscara se implementaron con éxito, el incumplimiento y el desafío se convirtió rápidamente, en un problema. Muchas empresas se negaron a rechazar a los compradores que no tuvieran máscaras, y mucho empleados se quejaron porque era muy incómodo utilizar el cubrebocas durante todo el día, además los conductores de tranvías también se negaron a rechazar a los pasajeros que no portaban máscara, en poco tiempo, y en distintas regiones del país, la orden comenzó a desmoronarse.
Pese a ello, en San Francisco, se implementó una segunda ordenanza de mascarilla en enero de 1919 cuando la epidemia aumentó de nuevo. Sin embargo, muchas personas denunciaron la implementación como «una violación inconstitucional de sus libertades civiles. El 25 de enero de 1919, aproximadamente dos mil miembros de la Liga Anti-Máscara llenaron la antigua Pista Dreamland Rink de la ciudad para una manifestación denunciando la ordenanza de la máscara y proponiendo formas de derrotarla. Los asistentes incluyeron varios médicos prominentes y un miembro de la Junta de Supervisores de San Francisco».
La implementación del uso obligatorio de la máscara siempre trajo consigo, la rebeldía de las personas que se negaron a utilizarla, por todo ello es difícil determinar si ésta realmente tuvo efectividad durante la pandemia de 1918.
Actualmente hay evidencia sustentable sobre la eficacia del uso del cubrebocas, cuando este está bien construido y hecho de los materiales adecuados, para frenar la propagación del coronavirus. Y se usa de la forma adecuada: cubriendo nariz y boca.
«Los ideales profundamente arraigados de la libertad individual, la falta de mensajes cohesivos y liderazgo sobre el uso de máscaras y la información generalizada han demostrado ser obstáculos importantes hasta el momento, precisamente cuando la crisis exige consenso y cumplimiento generalizado». Este fue ciertamente el caso en muchas comunidades durante el otoño de 1918. Esa pandemia finalmente mató a unas 675 mil personas en los Estados Unidos.
Imagen: California, 1918