Hace un año la bióloga, micóloga y docente Sandra Castro llevó su interés por los hongos a Twitter. ¿El resultado? @Fungi_Cosas, una forma divertida y cercana de divulgar ciencia en las redes sociales
Ciudad de México (N22/Ana León).- Se piensa que producir nuevo conocimiento para beneficio de la humanidad es cosa de científicos y grandes inversionistas centrados en la investigación de altos vuelos. Que la ciencia está dentro de las aulas o de las instituciones certificadas. Es así. Sí está ahí, pero está también en otros lados. Un movimiento que ya tiene bastante tiempo andando y que se ha colado al mundo de los descubrimientos es el Do it yourself (DIY) o también conocido como Házlo tú mismo. Los biohackers son un ejemplo de ello. Pero hay otra forma que lleva al plano del ciudadano de a pie el conocimiento científico, esto es la ciencia ciudadana: miles de personas comunes y corrientes de todo el mundo involucradas en la creación de conocimiento científico.
Todos somos observadores amateurs y la curiosidad nos mueve. «Hoy en día la ciencia ciudadana no sólo cumple con objetivos de investigación», escribe la ecóloga Caren Cooper [autora del libro Ciencia ciudadana, Grano de Sal, 2018], «sino que ayuda a lo que se califica de educación científica informal (es decir, aprendizaje que tiene lugar sin un libro de texto o fuera del salón de clases)». Bajo este entendido el trabajo que hace la bióloga Sandra Castro en su cuenta de Twitter, @Fungi_Cosas, se puede centrar un poco aquí y mucho en la divulgación de la ciencia.
En ambos casos, la responsabilidad es grande. Divulgar ciencia en las redes sociales no es un juego. Como ella misma dice, hay cartas con las que se presenta en su cuenta: bióloga de la UNAM y docente en la misma casa de estudios, y que hacen que la gente confíe en ella. Además, dice, los hongos es un tema bastante particular «porque ¡la gente se quiere comer los hongos! Todos se quieren comer los hongos de su jardín. Ahí entra mucho esa parte de responsabilidad. Y más cuando se trata de hongos en donde encontramos especies que pueden ser tóxicas y especies que pueden ser tóxicas mortales. Entonces yo tengo que ser cuidadosa en ese sentido, muchísimo.»
Hace apenas un año sacó del aula y de la academia su amor por los hongos para compartirlo con la diversa audiencia de Twitter. Ahí, con la cuenta @Fungi_Cosas, que ya suma más de 28 mil seguidores, abrió un nicho de interés y de conocimiento más cercano a la gente sobre los hongos. La experiencia ha sido placentera y divertida para todos.
Volvamos a Cooper. En su libro nos recuerda que los científicos ciudadanos participan en la ciencia al poner en práctica sus diferentes aficiones o preocupaciones y no necesariamente por ser su profesión. Si bien esta cuenta no tiene una investigación objetivo al que estén dirigidas las observaciones amateurs, si es un ejercicio que nos remonta a las primeras décadas del siglo XIX, cuando la ciencia «era menos una carrera y más a menudo una extravagancia de gente rica». Como escribe Cooper, no se necesitaba un equipo caro o un adiestramiento específico, pero sí mucho tiempo libre. En estos tiempos de eterno presente y aceleracionismo algunos hacen lo posible por tenerlo y lo destinan a la observación y a la exploración y, en consecuencia, a la generación de conocimiento en algunos casos. Hoy, como en el siglo XIX, el tiempo libre es un lujo. Perderse por días, semanas e incluso horas, tan solo para observar es un privilegio que no todos podemos tener y en las actuales circunstancias es más difícil. Sin embargo, el ejercicio de Sandra nos recuerda que la ciencia no sólo está del otro lado del mundo, hay microuniversos maravillosos en nuestros jardines, en los pastos de la calle e incluso en nuestros tuppers.
La forma de acercarnos a la ciencia muta y las nuevas tecnologías y las redes sociales plantean esquemas alternos que no obedecen a los cánones institucionales, pero no por ello son menos valiosos. La observación de esta micóloga de alguna manera se ha vuelto un ejercicio colectivo que nos devuelve al supuesto básico de la ciencia ciudadana: «todos podemos contribuir a generar conocimiento científico».
«La comunidad ha crecido muchísimo. La aceptación ha sido muy grande. Creo que la divulgación puede ser en varias formas, pero está la otra parte de la divulgación que se está dando en las redes sociales que es totalmente distinta a un medio impreso como una revista de divulgación. Porque las redes sociales de entrada están abiertas para todo público y la interacción que tenemos nosotros con los seguidores es muy activa y muy fuerte.»
En esta cuenta el objetivo es crear una cultura científica que se integre a la experiencia diaria de las personas y que abone al conocimiento y al entendimiento de su entorno (natural) inmediato. Y de pasada, ir un poco en contra del cacicazgo de la producción de conocimiento.
«Con @Fungi_Cosas he logrado que vean que los hongos son parte de nuestra vida y que además de que estén presentes en sus tuppers, es resaltarles cuál es la función que tienen esos hongos en sus tuppers, en tu árbol, en tu jardín y cómo es que la ciencia está permeando nuestras vidas. Porque vemos la ciencia como una forma muy ajena, muy de los científicos, pero la ciencia no está sólo en los científicos, está en tu casa, en tu quehacer diario. Y ésa es la función de @Fungi_Cosas, el acercarlos y ver que la ciencia no es sólo de científicos.»
Imagen de portada: @utpijy