Bioclassics y Cantando a las poetas del 27, son los dos más recientes proyectos de la periodista y cantante
Ciudad de México (N22/Ana León).- Sheila Blanco ha cantado toda la vida y la música clásica la ha acompañado siempre. Se formó como cantante clásica y pianista, y también se ha dedicado al periodismo. En su carrera como cantante tiene publicado el disco Sheila Down, que vio la luz en 2012, y recientemente sacó Cantando a las poetas del 27, un homenaje al extraordinario trabajo de escritoras como Ernestina de Champourcin, Elisabeth Mulder, Concha Méndez y Josefina Romo Arregui, entre otras, en total nueve poetas que rescata del olvido histórico. Pero no es este trabajo, encomiable y destacable por su cuidado, y que promocionó en México en enero en el marco del Festival Keruac, lo que le ha dado una visibilidad inesperada, son los Bioclassics que periódicamente va soltando en redes lo que ha llamado la atención de los internautas.
Los Bioclassics son videos de minuto y medio en los que sin proponérselo, derrumba los prejuicios que a veces se tiene respecto a la música clásica como poco accesible y sólo para unos cuantos. Con sus Bioclassics, la vida y la obra de compositores como Wagner, Debussy, Bach, Mozart y otros más, se han vuelto el hit del momento. Blanco nos cuenta cantando por qué debería gustarnos tanto ese compositor que homenajea.
«Empecé con el primer Bioclassic de manera muy casual y no iba a continuar, iba a ser una sección para un programa de radio en el que colaboro semanalmente, en La Ventana en Cadena Ser, que es el programa de la tarde de esa emisora. Hice esa sección, salió muy bien y lo metí en redes y la verdad que no esperaba que fuera tan viral y que saliera tan bien», nos cuenta desde España Sheila, en un una entrevista vía zoom.
En estos noventa segundos la cantante logra fusionar todo lo que le interesa y con maestría, la curiosidad y las ganas de contar del periodismo, los juegos y matices de su educada voz que siguen los pasos de la pieza favorita de compositor que homenajea y que usa como base para contar su vida, y una capacidad de síntesis envidiable. «Analizando cómo están hechas es verdad que confluyen muchas cosas de mí y de mi vida, cosas que me gustan y que se me dan bien o que siempre he practicado, y efectivamente la vena periodística está en eso de elegir los hitos de la vida del compositor y de contarte en, apenas minuto y medio, en alguna de sus obras, los detalles que a mí me gustan y me impactaron de esa vida.»
Hasta ahora ha publicado siete microbiografías que pueden verse en Twitter. Mozart, Debussy, Wagner, Bach, Beethoven, Händel y Brahms son las vidas que ya han sido narradas por la voz de Blanco. Lúdicas y educativas son estas píldoras que se pueden tomar las veces que sean necesarias para enamorarse de la música y de las vidas de sus autores sin necesidad de ser un erudito o un especialista en la música clásica. «La verdad que es una de mis pretensiones desmitificar ese gueto en el que te tienes que encontrar para escuchar música clásica, de saber música o de entenderla desde un punto de vista intelectual. Y me parece un error esas etiquetas que se les han puesto. 14:58 Y bueno, aquí estoy para intentar que la gente se acerque y lo disfrute. Esas etiquetas cierran puertas y nos estamos perdiendo algo precioso.»
Pero no sólo es la voz, es todo el lenguaje corporal y la interpretación la que hacen de estas piezas algo tan disfrutable y llamativo. Y es que en la vida de esta también periodista ha estado muy presente el teatro musical, «ésa es la parte que quizá más ha influido para mí a la hora de hacer el Bioclassic, de sentarme delante de la pantalla del móvil, de interpretar, de interpretar no solo con la voz, sino también con la cara, con lo gestual, con las manos, con los brazos.»
Sin proponérselo, Sheila Blanco muestra una de las mejores caras de Twitter y de las redes sociales. Alejados de las fake news, de ser utilizadas como una herramienta de sabotaje o de alimentar una cultura del odio y del miedo, Twitter puede ser un espacio de divulgación y de difusión de la cultura. «Creo que es como todo, se puede hacer un buen uso o se puede hacer un mal uso. Es verdad que hay mucha fake news y mucha gente que utiliza el Twitter para cosas para las que yo no estoy de acuerdo. Yo me quedo con la parte buena y creo que en ese sentido Twitter da mucha visibilidad y nos conecta alrededor del mundo. Democratiza los contenidos. Me gusta ese lado de las redes sociales. Creo que también me ha influido estar en contacto con las redes sociales y ver los contenidos que se hacen ahora. Los contenidos en cuanto a la velocidad y a la dinámica y al lenguaje más breve que ahora se usa más.»
Lo más valioso en un trabajo para Sheila, es la sencillez y la autenticidad y es lo que trata de imprimir en estos Bioclassics que graba desde su casa y con su celular sin editar, sin cortar ni pegar, «sin trampa ni cartón», como dice. Un minuto y medio de pura realidad musical.
Cantando a las poetas del 27
En este disco, la también compositora ha convertido en canciones nueve poemas de nueve poetas de la Generación del 27. Mujeres que se quitarón el corsé y se deshicieron de los roles de género y sociales para participar en la vida intelectual de la España de los años veinte y treinta, y cuyos sueños de libertad e igualdad se vieron interrumpidos por la Guerra Civil española. Y a quienes la historia poco les ha hecho justicia. Si cabe la comparación, el disco de Blanco es un poco como el proyecto de las Vindictas de la UNAM, una reivindicación de estas talentosas mujeres no por ser mujeres, sino por el valor de su legado artístico y lo importante que es que no quede en el olvido.
«Las descubrí y me volví loca de emoción y también con mi enfado correspondiente porque en los libros y en la secundaria no te enseñan a las mujeres en esta generación por una serie de características históricas. Ellas estaban ahí, y España en ese momento en educación era puntera y las mujeres estaban consiguiendo esa igualdad, pero de repente empezó la Guerra Civil acá con el franquismo y, a través de los años, no se ha saldado esa deuda de meter a estas mujeres en los libros de texto. Entonces, a través de antologías y sobre todo del trabajo de una directora catalana Tània Balló, que ella creó la marca Las sinsombrero, y a través de estos documentales y sus libros, han empezado a estar mucho más presentes. Empecé a conocerlas y a leerlas y según leía los poemas que me iban enamorando decidía ponerles música. Presenté en Barcelona hace unos días el disco; lo presenté en enero en México, curiosamente fue el primer sitio donde toqué, porque coincidió que salió el disco con el festival Kerouac de Poesía y Performance, que lleva dos años haciéndose también en Ciudad de México, se hace también en Nueva York y en Galicia.»
Una labor de rescate y visibilización
«Me presentaron en algún lugar como divulgadora cultural y me gustó mucho. A través de la música, que es mi pasión y mi arte, también uno el periodismo, esa ansia por saber, por descubrir, por contar y lo reconzco eso en mi trabajo y en mis proyectos. Y eso es lo que une totalmente los Bioclassics con las poetas. Con la visibilidad de los Bioclassics muchísima gente ha llegado a este otro trabajo de las poetas menos viral, quizás llama menos la atención por su forma. Es muy lindo pensar que estoy aportando y que hay gente que conecta y que de repente llega a esa información porque la música tiene ese poder, hace todo mucho más accesible.»
Imagen de portada: Óscar Peña González