A 65 años de distancia: el voto femenino en México

¿Cómo fue el proceso y cuáles las circunstancias por medio de las cuales, en 1955, las mujeres en México acuden a las urnas por primera vez?

Ciudad de México (N22/José Meléndez).- La historia del sufragio femenino en México tiene una larga tradición de lucha que se remonta a finales del siglo XIX. Muchas fueron las mujeres que desde entonces —y gracias a su empeño y perseverancia— dieron la batalla para el reconocimiento pleno de sus derechos civiles. 65 años han pasado desde que por primera vez la mujer puede no sólo ejercer su derecho al voto, sino también ser elegidas a un cargo de representación popular.  

La doctora Elizabeth Cejudo Ramos es profesora de asignatura adscrita al Departamento de Historia y Antropología de la Universidad de Sonora, además de ser Integrante del Comité Directivo de la Red de Estudios de Historia de las mujeres y de Género en México (REDMUGEN). Es coautora del libro El sufragio femenino en México. Voto en los estados (1917-1965), editado por el Colegio de Sonora. Platicamos con ella para conocer los varios procesos que se dieron en la lucha por el voto de las mujeres en México.

¿Cómo se inicia el movimiento sufragista femenino en México?

En el periodo porfirista las mujeres estaban trabajando como profesoras y como obreras. Hay que recordar que este proyecto educativo de Porfirio Díaz entró con fuerza y entre quienes estaban en el salón de clase eran mujeres. ¿Por qué había mujeres? Porque era permisible ser profesora en una extensión de la labor maternal de las mujeres. Es decir, puedo ser madre social de alguna forma. Este concepto moldeado por la iglesia, este ángel del hogar que no solamente circunscribe su labor materna a lo doméstico, a la casa, sino sale y cuida de las demás personas con esta acción colectiva que planteaba la iglesia en el siglo XIX. Entonces, ya es posible que las mujeres entraran como profesoras y que se empezaran a educar para ello.

¿Cuál era el modelo en el cual estaban ubicadas las mujeres a finales del siglo XIX?

El modelo liberal de mujer, el modelo católico de mujer, que era el que permeaba en México: estar en los espacios domésticos como el ángel del hogar, pero cumplir una labor de madre social. Ya había una movilización, más o menos importante, o al menos ya unos pasos dentro de lo público sin dejar lo doméstico.  

Sin embargo el movimiento armado de 1910 tiene también repercusiones en los roles que hasta ese momento tenían tradicionalmente las mujeres. 

La historiografía tradicional y el imaginario sobre las mujeres en la revolución nos remiten a las adelitas. Nos remiten a las mujeres como el interior romántico de lo revolucionario o como esas mujeres excepcionales, como esas mujeres únicas, que podrían haber liderado en el campo de batalla. En el periodo de Lázaro Cárdenas se reconoce a las veteranas de la revolución y ahí es cómo podemos darnos cuenta de que no solamente fueron las adelitas sino que también fueron generalas, que también fueron enfermeras, que fue una labor importantísima dentro del proceso, que fueron espías, que fueron periodistas y estuvieron en el proceso anti reeleccionista.

¿Qué le dieron las mujeres a la revolución mexicana? Las mujeres también le dieron a la revolución esta posibilidad de formar dentro de los hogares verdaderos revolucionarios. Y la revolución le da a la mujer un espacio, una circunstancia y una crisis que les permite ingresar a lo público, sin ser socialmente castigadas.

Cuando se promulga la Constitución política de 1917 ¿Cómo queda establecido jurídicamente la figura de la mujer? 

La constitución es un punto de llegada que reconoce como ciudadanos no solamente a los notables, a los propietarios, sino que hay nuevos actores. Sin embargo, esta revolución deja todavía en la minoría de edad a dos sectores: a las mujeres y a los indígenas. Se dice que las mujeres todavía no están listas, todavía no están educadas para poder ejercer el voto. Hay historiadoras, académicas que dicen que realmente el mayor argumento, el de mayor peso es que las mujeres iban a ser influidas por el clero, por los sacerdotes a la hora de votar. Tiene sentido, porque en 1914 se da una primera ola anticlerical en México e incluso en la del 1926 y en la de los treintas también fueron las mujeres una parte importantísima en la resistencia católica. Entonces sí había una relación. La revolución mexicana se consideraba como viril, como una cosa muy masculina, como algo nuevo, emergente, un hombre nuevo, fuerte, un nuevo ciudadano y la iglesia se consideraba como algo viejo. Este binomio iglesia/religión-mujer estaba todavía muy presente y continuó durante la primera parte del siglo XX. Las mujeres siguen siendo menores de edad, las mujeres tienen que seguir viviendo con sus padres y luego pasar a casa de los esposos y si las mujeres no se casaban hasta los treinta ya podían considerarse mayores de edad. Y lo más importante, la ley establece como tal que las mujeres tiene que hacerse cargo o son las responsables primeras de la crianza de los hijos y de los espacios domésticos. Entonces, tanto la constitución como las leyes de familia, nos dejan ver cuál es la postura revolucionaria que no dista mucho de las posturas conservadoras que promovía la iglesia católica en esos momentos. 

¿Qué ocurre en las décadas de 1920 y 1930?

A finales de la década de 1920, principios de 1930, va cambiando y se va construyendo un nuevo modelo de mujer que es la compañera de lucha. Es decir; mujer te necesitamos en los sindicatos, te necesitamos en la prensa, te necesitamos en las escuelas, te necesitamos para concretar o consolidar este proyecto de la revolución, sin embargo, también te necesitamos en casa. En la década de los treintas principalmente es cuando empieza a crearse esta efervescencia de participación femenina. Es un periodo bastante estudiado porque justamente es cuando surge el Frente Único Pro derechos de la Mujer que fue una asociación importantísima que aglutinó a mujeres de todos los sectores en el país. Es importante decir que Lázaro Cárdenas es un elemento de peso mayor para promover esta organización de las mujeres. De entrada hay un apoyo importante al presidente por parte del sector femenino desde que era gobernador de Michoacán. En Michoacán le llamaban “el gobernador feminista”, él consideraba que las mujeres tenían un peso político importante y por eso creía preciso tenerlas cerca en términos de su organización.

Sin embargo, la aprobación del voto femenino no se dio durante la administración del general Lázaro Cárdenas. ¿Qué sucedió?

Hay una discusión importante en la opinión pública no solamente en el centro del país sino en varias regiones de la pertinencia de que las mujeres pudieran votar y ser votadas. Se aprueba la reforma a la Constitución, sin embargo pues no se publica en el Diario Oficial de la Federación. Eso significa que Lázaro Cárdenas se va de la silla presidencial con una deuda tremenda hacia las mujeres mexicanas que lo apoyaron totalmente, incluso en la conformación del Partido de la Revolución Mexicana. Si Lázaro Cárdenas hubiera querido, las mujeres hubiéramos votado desde los cuarentas. La explicación es que no se querían elementos que pudieran ser ruido en las elecciones presidenciales de 1940. 

¿Qué ocurre con el movimiento sufragista femenino durante los gobiernos de Manuel Ávila Camacho y de Miguel Alemán? ¿Cómo se vive este periodo?

Hay una participación importante de las mujeres pero ya desde otras trincheras Hay triunfos, por ejemplo, el sistema de guarderías. Hubo más mujeres que estaban ingresando al campo laboral, sin embargo la organización política como tal activista, es distinta de lo que ocurrió en los treintas. Hay la posibilidad de que a las mujeres se les reconozca su derecho a votar en las elecciones municipales. La lógica fue que los municipios es lo más cercano a la familia, fue como una suerte de experimento. Las mujeres ya estaban fuertes en los sindicatos durante la década de los cuarenta y tuvieron la oportunidad de presionar y de buscar que se les tomara en cuenta como ciudadanas completas, lo cual no ocurre hasta estos cambios en la constitución en 1953. Entonces, hay un cambio discursivo importante de ser un actor político relevante cuya opinión cuenta a una posibilidad de votar porque hay que reconocerles, porque hay que vernos también como un Estado moderno, pero no se olviden de que su papel principal está en casa.  Nuestro deber ser y nuestro ser básicamente es la maternidad, ser madre y luego ciudadanas y luego votamos.  El 17 de octubre (1953) se publica en el Diario Oficial de la Federación y es la fecha que se celebra, digamos, el aniversario del voto femenino, sin embargo, pues justamente y que bueno que lo retoman ustedes, la primera vez que votaron las mujeres en México fue en 1955.

Las modificaciones se dan en el artículo 54 constitucional. ¿En qué consisten dichas modificaciones?

Básicamente se cambia la constitución en términos de un reconocimiento general de que hombres y mujeres son ciudadanos mexicanos. Con este reconocimiento de ciudadanía para ambos sexos implica que tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones, uno de ellos el derecho, el reconocimiento a votar y ser votadas, que fue una discusión que se tuvo desde 1936 con Lázaro Cárdenas, que fue lo que se intentó cambiar y finalmente no se respetó y es en 1953 que ya se logra este reconocimiento universal de una ciudadanía en México. 

A poco más de sesenta años de que la mujer tiene pleno reconocimiento de sus derechos políticos, ¿cómo debemos verlo en la actualidad? ¿Qué luchas están librando las mujeres en la actualidad? ¿Qué falta por conquistar?

El sufragio femenino en México en 1953 no es un punto de llegada sino un punto de partida, una especie de respiro. Porque me parece importante que a la hora de estudiar este asunto del sufragio se vean no solamente la ciudadanía de la mujeres como votantes, sino la ciudadanía de las mujeres como una especie de espacio en construcción, como una especie de concepto más amplio que al menos nos permita decir, bueno como ciudadana me reconozco poseedora de derechos y me reconozco capaz de pelear por esos derechos. 

Lo que te puedo decir es que todos los logros, incluyendo el sufragio femenino, la ley de paridad, la ley por el derecho a decidir, la tipificación del feminicidio, la instalación de guarderías, todas estas actividades, todas estos logros que han reconocido derechos de la mujeres, que las benefician en algunas formas, no son concesiones, son producto de una lucha feminista y son producto de actividades, de rupturas, y continuidades, de resistencia, de negociaciones planteadas por mujeres. A mí me parece que está planteando nuevos retos y que está planteando la defensa del cuerpo y que está planteando como una postura femenina fuerte y una lucha en contra de este deber ser impuesto y que yo creo que va a seguir transformándose. Entonces creo que posiblemente esto que hemos construido como historia de las mujeres en México ayude a tener un referente histórico inmediato que anime de alguna manera a este nuevo movimiento feminista, a nuevas generaciones a luchar contra las imposiciones de ser mujer.