Pensar las palabras y las imágenes en una virtualidad desbordada

Verónica Gerber Bicecci publica con Minerva Editorial, Las palabras y las imágenes, una reescritura de un texto del mismo nombre de René Magritte, que se inserta de manera involuntaria en este presente mediado por la virtualidad 

Ciudad de México (N22/Ana León).- Da la impresión últimamente, y no sé si a ustedes les pasa, que en el contexto actual algunos libros se resignifican. Las ideas allí contenidas parece que de alguna forma intentan explicarnos el ahora. El 23 de abril, el Día del Libro, Minerva Editorial puso en descarga libre Las palabras y las imágenes, ahora fanizine de Verónica Gerber Bicecci que fue publicado originalmente en 2018 en una edición especial de la revista Tierra Adentro —armada en esa ocasión por Abril Castillo, escritora e ilustradora—, y que ahora se integra a Lápiz, una de las dos colecciones de esta joven editorial mexicana. Descargué el libro, lo abrí y apareció esta imagen: 

Todas las imágenes fueron tomadas de Las palabras y las imágenes, de Verónica Gerber Bicceci (Minerva Editorial, 2020)

¿Es una broma? No. Así de precisas suelen ser algunas páginas. A veces jugamos a abrir libros al azar para que sus páginas nos arrojen la suerte del día, del momento.  Así de inexplicables son estos días, como un meme del futuro que aún no entendemos. 

Pero el libro, de hecho, no buscaba explicarnos ni la pandemia ni el Covid. Éste como muchos otros ejercicios de esta artista visual que escribe, es una reescritura de un texto, muy breve, del pintor belga René Magritte, que lleva el mismo nombre. Verónica juega a habitar el pensamiento de otros para entender. ¿Qué? Esas respuestas llegan con el tiempo. 

Me reúno con ella vía zoom para hablar de este ahora fanzine, de la reescritura y de las posibilidades que este texto encuentra en el tiempo. 

¿Qué significa esta reescritura para ti?, ¿qué representa?, ¿qué posibilidades te da y qué retos te impone? 

Este texto de Magritte que se llama Las palabras y las imágenes, es un texto que ha sido muy importante para mí, tanto en los proyectos que he desarrollado y realizado, como en las clases. Buena parte de mi práctica artística tiene que ver con la docencia y ese texto ha sido central en muchos de los talleres y cursos escolarizados o no escolarizados que he dado, porque es muy exacto respecto de las imágenes y también de las palabras, pero también respecto del pensamiento, diría yo, de Magritte. 

Cuando lo encontré fue una sorpresa padre, yo no sabía que existía, ni siquiera me acuerdo bien cómo di con él, desde entonces lo he trabajado. 

Eventualmente, hace tal vez un año o dos, no me acuerdo ahora exactamente, Abril Castillo que es escritora, artista e ilustradora, estaba preparando un número visual de la revista Tierra Adentro —el primer y único número sólo visual que para mí gusto ha sido uno de los números particularmente interesante y único en su especie— y me invitó a hacer un texto en el que pensara justo la relación entre imagen y texto. Dándole vueltas a qué hacer, le propuse este texto que es una reescritura. En mi trabajo hay varias reescrituras, la reescritura digamos que es una de las estrategias con las que he trabajado en los últimos años y en general está siempre ahí, sobrevolando. Y empecé a intentar a hacer mi propia versión. 

Me parecía que era interesante pensar hoy en las imágenes y los textos siguiendo un poco lo que él propone, pero pensando en lo que pasa ahora, que es una estrategia que he hecho con algunos otros textos: pensarlos hoy. 

Reescribirlo, el texto en sí mismo, sí fue un reto importante, porque hay muchas partes del texto de Magritte que por más que yo lo he leído muchísimas veces —es muy breve— y lo he dado en clases muchas veces, no estoy segura si lo que reinterpreto que dice allí es lo que dice allí. Y, en el fondo, creo que reescribirlo para mí significaba hacer otra vez una lectura del texto, pero con mucha mayor profundidad. Para reescribir un texto tienes que leerlo muy profundamente y con una perspectiva diferente, ese paso me permite, desde mi perspectiva, entrar un poco en el universo del texto desde otro lugar. 

De alguna forma se habita el pensamiento de alguien más cuando estás haciendo la reescritura, ¿qué correspondencias o qué diferencias encuentras con este texto que, como bien dices, tiene más o menos cien años de distancia con nuestra  época [el texto de Magritte apareció en 1929]?

Siento que el texto de Magritte es lo suficientemente abstracto para funcionar en cualquier tiempo. Me parece bastante actual. Incluso hay una de las viñetas del texto que recuerda muchísimo a una pieza muy famosa del arte conceptual, de Joseph Kosuth, la famosa pieza de la silla, que es toda esta discusión de la significación de la imagen y lo real. Yo lo único que incluí que no estaba allí, es la idea del internet y la idea de la relación de imagen-texto en internet, y las distintas manifestaciones que esa relación tiene hoy en día en la web. En el modo en que nosotros utilizamos internet, pero básicamente lo que traté de hacer fue pensarlo así, desde ahí. 

Mencionas, como si hubiera sido algo muy sencillo, que incluyes el lenguaje de internet, y me parece muy significativo porque justo es eso lo que marca una diferencia en la manera en cómo se construye la comunicación. Y tú constantemente estás reflexionando sobre la mutación del lenguaje y de la forma de comunicarnos. ¿Qué reflexión puedes añadir ahora que este texto tuyo, que apareció dos años atrás, se está resignificando en este momento que nuestra presencia está mucho más desbordada en internet?

Para mí la gran conclusión o el hallazgo que pude hacer a través de esa reescritura, fue también tomando ideas prestadas de Michel Foucault sobre Magritte. En todo el libro de Esto no es un pipa, desarrolla de un modo fascinante lo que es un caligrama, tanto históricamente. El propio Foucault lo que hace es proponer que el nuevo caligrama es como lo que hace Magritte. Y pone de ejemplo el famoso cuadro de Esto no es una pipa como un caligrama. Si sabemos qué es y pensamos en la definición más directa de caligrama, pues en realidad a lo mejor nos parecería que no tiene nada que ver. 

A mí esa construcción de pensar a Magritte como caligrama siempre me ha parecido fascinante. También, tomé prestada esa idea para entender internet. Tomé prestada la idea de Foucault reescribiendo a Magritte para llegar a internet y tratar de entender. 

Me gusta pensar que todo está en constante mutación y que siempre se puede cambiar de opinión. Pero bueno, al principio, la idea que me dejó satisfecha y que todavía me parece vigente, es esta idea de que vivimos en una era caligramática pensando otra vez en lo que Foucault dice de Magritte y en que, en realidad, esta misma entrevista que estamos teniendo tú y yo ahora mismo a distancia, estamos viendo una imagen que detrás tiene muchísimo texto que la hace posible. Y para mí ahí hay una relación imagen-texto ineludible, que hoy en día con la situación de encierro en la que estamos se ha vuelto aún más evidente.

Pero lo que decía hace un par de años en ese texto, es que vivimos en una era caligramática y un poco para posicionarme en un lugar ligeramente movido de lo que se dice alrededor de internet. Se dice mucho que internet es una saturación tremenda de imágenes, que vivimos en la era de la imagen, y no digo que no, no niego eso, pero a mí me parece que la saturación es tanto de texto como de imagen. 

Internet funciona con una programación que es puro texto y la imagen es posible únicamente porque el texto la genera.

Hay una cosa que me llama mucho la atención. Leyendo ambos textos, Magritte constantemente en cada uno de sus enunciados coloca la palabra “objeto”, en tu caso no. Tú hablas de palabras y de imágenes, y luego viene esta comunicación virtual que de alguna manera se piensa “intangible” y me llama la atención en esta yuxtaposición ese énfasis en lo que se puede tocar de lo que enuncia Magritte y cómo esa idea de lo intangible de alguna manera flota en tu texto. 

Magritte está envuelto en esa semiótica de objeto, imagen, representación. Y en el caso de mi texto es cierto que no uso la palabra “objeto” y lo llevo como hacia lo intangible y lo inmaterial, tu lectura me hace pensar una manera de continuar un poco este mismo texto, que es que en realidad parece que vivimos en un mundo mucho más virtual, pero no es verdad. De hecho hay dos objetos que median en este momento nuestra conversación. No es nada más el internet y la imagen o la programación detrás de la imagen que estamos viendo la una de la otra, sino estos dos objetos llamados computadoras. Que son objetos que además producen muchísimo CO2, altamente contaminantes, son producto de la extracción y de la esclavitud de mucha gente y creo que no se puede obviar esa realidad que está como huella indicial en los objetos que utilizamos todos los días. Ahora pienso que ése es un capítulo que se le podría agregar al texto o hacerlo en algún otro texto. 

Hay que seguir pensando el internet, pero tampoco es como que no se haya pensado muchísimo, mucha gente lo ha pensado y todo eso no deja de servir para lo que está pasando, más bien son las herramientas que tenemos para pensar esto o algo así. 

Aquí una pequeña semblanza de la artista visual que escribe, Verónica Gerber Bicecci:

Y aquí puedes explorar su trabajo y el texto en cuestión: https://www.veronicagerberbicecci.net/