Reflexiones Macanudas es el nombre que se le dio a la exposición que reúne parte del trabajo (dos décadas ya) del historietista argentino Ricardo Siri, en Guadalajara
Guadalajara (N22/Ana León).- Larva es el espacio cultural, en pleno centro de Guadalajara, en donde se reúne parte del trabajo de Ricardo Siri «Liniers», ese querido historietista argenitino que durante la edición 33 de la FIL fue galardonado con el Homenaje de Caricatura La Catrina. Reflexiones Macanudas es el nombre de esta exposición a cuya inauguración asistió con disposición plena.
Bromista y cálido saludó y habló con todo aquél que se le acercaba. Apenas entró al lugar un chiquilló lo abordó con un alterón de libros para firmar y él sin empacho y sin prisa se sentó a firmar cada uno de los libros, «un pingüino por aquí, un conejo por allá…», varios de los personajes de esos universos que ha creado se fueron en aquellos libros.
Ahí, en medio de una charla con extraños, lo abordamos y esa sonrisa rizada y barbuda no se negó a responder un par de preguntas.
Aparecen tus primeras publicaciones en 1999 y en 2002 tu trabajo se proyecta internacionalmente con La Nación, ¿qué permanece del Liniers de aquellos años, qué se ha perdido?
Ha cambiado mucho porque son muchos años, son veinte años de dibujo y más que de dibujo, de experiencias de vida. La historieta es una historieta muy personal, yo no estoy hablando de lo de afuera, estoy generalmente haciéndome preguntas que me intrigan o que me parecen raras o cosa que me llaman la atención y entonces ese chico de hace veinte años, veintiséis, veintisiete años, ahora tiene tres hijas, le pasaron cosas, perdió, no sé, abuelos o algún amigo. Hay cosas y todas te cambian.
Y la historieta yo creo que por eso la puedo seguir dibujando, porque todo el tiempo cambia, todo el tiempo nace de nuevo, todo el tiempo aparece otra cosa y aparece otra cosa.
Ahora es muy impresionante cuando veo todo junto, al mismo tiempo. Yo voy viendo un dibujo por vez en mi escritorio y después se van por ahí. Pero cuando vas a una muestra, ves todas las cosas una a lado de la otra y las tapas de las revistas y los discos.
¿Cómo fue tu formación visual? Parte de tu infancia fue en la dictadura
Toda mi carrera como artista la viví en libertad absoluta, nunca sentí que nadie me dijo “no puedes decir esto”, “no puedes hacer esto”. Tuve la suerte de no tener que lidiar con eso. Y cuando veo que aparecen personajes en América Latina, en EEUU, en el resto del mundo, con esos rasgos medio absolutistas, hay que prestar atención. Está bueno ahora que hay mucha gente en la calle diciendo, “no, tranquilo”. El pueblo está acá para decir “basta”.
¿El humor tiene barreras geográficas?
Creo que no. Creo que la gente muchas veces te pregunta sobre el humor argentino para conectar cuando sos argentino si estás en otro lado.
Nos parecemos en el 98 % de las cosas entre todos nuestros países. Las cosas que pensamos que son diferentes son muy chiquitas. Pero todos nos enamoramos igual. Todos fracasamos igual. Todos tenemos felicidades parecidas.
Por ahí en un lugar decís “palomita de maíz” ésa es la única cosa que realmente nos separa a todos los latinoamericanos, en todos los países se dice diferente, en Argentina se dice pochoclo, canchita se dice en Perú, me parece; en otros lugares se dice “cabrita”, en otros “pororó”… No sé por qué, ahí hay un tema para investigar como latinoamericanos, para unir todas las palomitas de maíz en una sola nomenclatura. “¿Vieron que buen político sería?” [ríe]
¿Qué significan los premios para ti?
“Yo solamente dibujo para ganar premios” [ríe]. No, el premio para mí, el valor que tiene es que un grupo de gente, en un lugar, leyó con atención lo que estoy haciendo.
Muchas veces cuando te dan un premio lo que hacés es mirar la lista para atrás. En el caso de La Catrina la lista es increíble, entonces yo creo que fue una exageración linda dármelo a mí. Podían haber esperado un tiempito más. Por ahí es que ellos saben de una enfermedad que tengo que yo, no sé, y dijeron apuremonos, Ricardo se nos va en cualquier momento… [ríe]. No sé, pero estoy muy agradecido. Sé del premio, pero yo pensé, “hay tanta gente tan increíble dibujando, algún día cuando sea muy viejito me lo van a dar». O por ahí es que ya soy muy viejito… ¡¡taaaan taaaan taaaan!! [vuelve reír].