El cine es una forma de evidenciar las crisis del mundo, en este caso la medioambiental, pero ¿es suficiente para lograr agitar conciencias?
Por Rebeca Ávila Nava
Hace poco se detectaron cantidades industriales de un gas contaminante que destruye la capa de ozono a rápida velocidad. Una tonelada de este gas, de efecto invernadero, llamado CFC-11 y que se utiliza para la fabricación de espumas aislantes para casas, equivale a cerca de 5000 toneladas de CO2. Aunque desde 2010 se firmó un acuerdo para disminuir paulatinamente la producción de CFC-11, se han detectado nuevamente emisiones altas de este gas. El punto de origen: China.
Si la humanidad fuera una sola persona, y esta se mirase frente al espejo, se encontraría con que es su propia némesis, el otro yo de su relación tóxica, su enemigo mortal. Aunque cientos de artículos hablan acerca de los efectos irreversibles del cambio climático y que si no se toman medidas drásticas esta situación podría acelerarse a pasos agigantados poniendo en riesgo no sólo la extinción de muchas especies de flora y fauna —que parece no importarle a nadie en lo más mínimo—, sino la nuestra también, pareciera que se siguen anteponiendo los “beneficios” perecederos de unos pocos a costa de la supervivencia del resto.
Si algo queda claro es que nuestra existencia, la de los nuestros y la de los que nos siguen, nos importa lo mismo que una mosca. Si aún no te has dado cuenta de que nuestra autodestrucción está a la vuelta de la esquina a menos que ejecutemos planes drásticos y no sólo dejemos de usar popotes, el cine siempre es una herramienta espejo donde podemos reflexionar acerca de nuestro lugar en el mundo. Este Top #CineSinCortes lo dedicamos a cintas que nos muestran qué estamos haciendo mal y nuestro fatal futuro inminente.
Cowspiracy: el secreto de la sostenibilidad
Imagina que eres una de las pocas —o muchas— personas que tratan de reducir su huella ecológica: dejas de usar el automóvil, reciclas, tomas duchas de cinco minutos. Imagina que descubres que lo que haces es mínimo e inútil frente a las grandes industrias que se sabe son las principales causantes de la contaminación y el cambio climático. Ahora imagina también que descubres que la industria ganadera es la principal causa de emisión de CO2 por encima de las fábricas y los automóviles. Kip Andersen y Keegan Kuhn se atrevieron a buscar respuestas ante esta investigación: contactaron al gobierno de los Estados Unidos y las organizaciones medioambientales más importantes —Greenpeace, Sierra Club, Surfrider Foundation y Rainforest Action Network. Ninguno de ellos pretendió dar una respuesta contundente al respecto. ¿Qué es lo que se esconde detrás de esto? Este documental da cuenta de que ni siquiera la sustentabilidad es la vía para detener el cambio climático: somos demasiados y la demanda, por ninguna alternativa, se da abasto.
La verdad incómoda
Se podría pensar que la alerta por el cambio climático jamás sería encendida por alguien que ejerza el poder. Ni por empresas ni por el gobierno, no de manera honesta. Sin embargo, mientras un presidente declara que si el calentamiento climático fuera cierto no habría violentas nevadas y que éste es un invento de los chinos para obstruir el desarrollo de los Estados Unidos, el ex vicepresidente Al Gore ofrece en este documental un análisis científico sobre las causas del cambio climático y sus consecuencias. No quiere decir que Gore sea el salvador, ni mucho menos, pero quizá si las propuestas y movilizaciones vinieran desde la agenda y el apoyo político, nuestras esperanzas aumentarían.
La era de la estupidez
¿Cómo será la vida en el planeta dentro de 30 años? ¿Habremos cambiado para bien o acabado con todos los recursos? En esta docuficción planteada en el 2055, un archivero del futuro (Pete Postlethwaite) se sumerge en viejos videos (del 2008) para tratar de comprender cómo la humanidad llegó a la catástrofe y si pudo hacer algo para evitarlo. Hasta ahí la ficción. Los videos mostrados son material de grabación (durante cuatro años) que capturan las historias de siete personas: un empresario indio, dos niños refugiados iraquíes, un guía de montaña francés testigo del deshielo de los glaciares, un empleado de una gasolinería en Nueva Orleans, una médica que presencia la pobreza de Nigeria y un desarrollador de parques eólicos en el Reino Unido.
Terra
Para entender nuestro presente decadente y mirar hacia el futuro que nos espera, es importante entender nuestro pasado y el del planeta que habitamos. Terra es un documental que entreteje la historia de la Tierra, la evolución y adaptación de las especies con nuestra realidad: el cambio climático y su impacto profundo en los ecosistemas. Apela a que el ser humano se reconecte con la naturaleza y así comprenda que la destrucción de esta significa también la suya. La Tierra ha estado aquí miles de millones de años, y lo estará por muchos más, con o sin nosotros. Se deshará de aquello que la daña y volverá a empezar de una manera distinta. Quizá el mundo que conocemos se acabe, pero no el planeta.
Mad-Max: Fury road
Las guerras que ocurren sólo por el petróleo son cosa del pasado en este filme de ficción calificado de postapocalíptico. En un futuro incierto el cambio climático ha triunfado gracias a la ayuda del hombre; todo es un desierto, no hay animales, ni comida ni mucho menos agua. La sociedad funciona bajo la tiranía de un solo amo, Immortan Joe, cuyo poder radica en el control del agua y la gasolina. En ese escenario una mujer libera al harem del Señor de la guerra para evitar que sean usadas para tener descendencia y juntas huir a un oasis en medio del desierto. Como dato curioso, el rodaje en un desierto de Namibia ocasionó un daño medioambiental.