En su concierto en el Foro Sol la banda de Sheffield afianzó su lugar en la historia del rock, aunque no logró conectar con la audiencia, lo que sí hicieron sus teloneros: The Hives y Miles Kane, ¿de quién fue la noche?
Ciudad de México (N22/Perla Velázquez).- Arctic Monkeys no tocó “When the sun goes down”, tampoco “Mardy bum” durante los conciertos que dieron en la Ciudad de México y Monterrey y saben algo, ¡qué bueno que no lo hicieron! Porque sus espectáculos están destinados a mostrar lo que saben hacer: rock and roll y no ha complacer a sus escuchas con los hits que los llevaron a consagrarse.
Eran casi las 18 horas en una aparentemente tranquila tarde de domingo en la Ciudad de México. En redes sociales muchos usuarios han jugado con el nombre del concierto que ofrece la banda de Sheffield después de seis años de ausencia en tierras mexicanas. “Arctic Monkeys Fest”, enuncian, porque en el cartel había dos teloneros que más tarde se sumarían a la cátedra musical de la noche: Miles Kane y The Hives, su tarea era generar el éxtasis suficiente para que las más de 60 mil personas que se han dado cita estallen en el último show.
Previo al momento Arctic Monkeys
Miles Kane, con quien Alex Turner tiene la banda The Last Shadow Puppets, fue el primero que estuvo en el escenario. Los últimos rayos de Sol pegaban directo a la banda de músicos que acompañaron al vocalista, cabe destacar que en su alineación una mujer toca la batería y, podría afirmar, que fue quien prendió a la multitud, porque en las pantallas sólo aparecía ella y Miles Kane, pero lo sorprendente era la gesticulación que realizó para generar más fuerza y pegarle más a la batería.
Como es costumbre en sus conciertos, The Hives no tardó en conectar con el público. En las pantallas que estaban a un costado del escenario se vio a la multitud brincar, aventar sus vasos de cerveza y en algún momento ver volar a alguien. La fuerza con la que tocan y la energía que transmiten en el escenario se ve cada que acaban una canción, el vocalista Howlin Pelle hace largas pausas para hablar con el público y así esperar a que el resto de la banda se recupere.
En este show y en el que ofrecieron en el Plaza Condesa tocaron tres canciones nuevas. “¿Les gustó?”, pregunta en español Pelle, ese intento por tener una mejor comunicación con los asistentes; “No silencio”, les pide a todos. La mayoría de las veces, la concurrencia asiente con gritos, levantando las manos y brincando. Es una energía que parece una ola que comienza en el escenario y se despliega hasta el último que está en las gradas. Es la primera dosis de rock and roll y no es que Miles no lo hiciera, solo que aquí la conexión se sintió. The Hives lo hizo una vez más.
Los nuevos Monkeys
Los Arctic nos recuerdan que aún se hace rock and roll y para reforzar esa postura fue que tuvieron invitados a The Hives y Miles Kane. En el público una asistente decía: “no traen un escenario tan impresionante”, y la respuesta de sus acompañantes fue sencilla: “no es un show de Katy Perry o Coldplay”.
Está de más mencionar el setlist, pues desde que comenzaron su gira se dijo que ya no tocarían los viejos hits que los llevaron a la cima en el pasado. Es momento de escuchar las diferentes facetas por las que han incursionado y en sus presentaciones así lo hicieron: se escucharon clásicos, cuando su sonido era más estruendoso, también la faceta romántica, pero además su nuevo sonido, el que muchos aún no logran digerir.
Los gritos desgarradores acompañan la llegada del cuarteto de Sheffield. Cada uno toma su posición, un lugar del cual estuvo difícil que se movieran. Parece que Arctic Monkeys es Alex Turner únicamente, un joven que ya no viste sus tenis y jeans al estilo The Strokes, sino ahora viene con un atuendo más ajustado y unos lentes que le dan el sello de rockstar. ¡Qué tan lejos están de aquellas primeras presentaciones!
La evolución de la banda no sólo está en el espectáculo, también en su setlist, una mezcolanza de lo viejo y lo nuevo, aunque más de lo último. Es por eso que mucha gente no llega a conectar con los músicos, esperan una canción para cantar, no estamos acostumbrados a solo escuchar la ejecución que tiene cada uno de sus instrumentos y a darle una oportunidad a sus nuevas canciones.
La conexión no se logra al cien porque hay una barrera impuesta por ellos mismos, son más las veces que Turner se arregla el cabello al estilo Elvis Presley que las que se dirige con el público. Los demás músicos están enfocados en su instrumento, no hay comunicación entre ellos. Turner es todo lo contrario al acercamiento de Pelle con la multitud. Dos “frontman” a favor de una sola cosa: el rock.
En una hora y media Arctic Monkeys mostró qué tan alejados están de sus fans, pero que tan cerca de pasar a la historia como una de las mejores bandas de rock. Aunque esta dosis no hubiera sido posible sin los ánimos de las agrupaciones teloneras que cumplieron su función: dejar a los asistentes animados. Esta noche no fue de los Arctic Monkeys, sino de la ejecución y los sonidos del rock.
Imagen de portada: Sopitas