Ilse Salas, Paulina Gaytán, Johanna Murillo y Cassandra Ciangherotti, dan vida a los personajes de la cinta de Alejandra Márquez, una lectura propia del texto de Guadalupe Loaeza
Ciudad de México (N22/Julio López).- Niñas bien tiene la virtud de alejarse lo suficiente del libro de Guadalupe Loaeza para convertirse en otra cosa, en un drama recalcitrante que tiene como telón de fondo al México de los años ochenta.
Su directora, Alejandra Márquez, cuenta que trató de evitar que «la película se volviera una película ligera de comedia, habla sobre las diferencias entre clases sociales. Buscaba hacer de esto un drama y tratar de hacer una historia compleja que contara la vida en la élite mexicana de forma compleja.»
La historia gira en torno a Sofía, una mujer elegante, inteligente y recatada, su mayor logro ha sido convertirse en el adorno perfecto para su esposo. «Éste en particular me causaba más roña», dice Ilse Salas, quien interpretó el papel, «porque la subestimé mucho y dejé de subestimar al personaje cuando empecé a entenderla, porque tuve tiempo para hacerlo.»
Corre el año de 1984, México enfrenta una nueva crisis económica. Los poderosos están perdiendo el poder y sus familias resienten las consecuencias. Los viajes, los lujos y hasta los amigos, todo desaparece cuando se vive en el mundo de las apariencias y falta el dinero.
«El problema de “las niñas bien” es que viven en una burbuja y no se dan cuenta que todo se está derrumbando enfrente de sus ojos o, si se dan cuenta, deciden evadir por el miedo, por la falta de información o por muchas cosas que les suceden alrededor», dice la actriz, Paulina Gaytán
«Seguimos siendo muy clasistas, seguimos siendo una sociedad que depositas sus valores en lo material, en eso no veo mucho cambio. Seguimos orillando a las mujeres con normas que son muy difíciles de cumplir y como el mismo título lo dice a infantilizar a la mujer, a pensar que no tienen derecho a decidir sobre su vida, su cuerpo y sobre su funciones y roles en la sociedad», añade la también actriz, Johanna Murillo.
La película es un reflejo de la sociedad mexicana actual, un espejo que retrata una realidad incómoda.
Para Cassandra Ciangherotti: «creo que las cosas están empezando a cambiar, hay que ver todavía muchos resultados, pero sí está empezando a haber un movimiento muy potente en el creo mucho.»
Niñas bien no es un película complaciente, al contrario, critica de manera mordaz los privilegios de algunos cuantos que creen que por tener dinero o poder están por encima de la dignidad de cualquiera.