La experiencia Bahidorá: música y arte

Un festival que busca generar una escena tanto en música como en arte, una experiencia pluridisciplinaria

 

 

Ciudad de México, (N22/Perla Velázquez).- ¿Ya estás listo para Bahidorá? El Carnaval empieza este viernes y busca, como cada año, que los asistentes se desconecten de la ciudad de la que provengan y lleguen a Las Estacas con la intención de vivir una experiencia que les permita conectar con diversas expresiones que albergará la séptima edición. “Es un estado de ánimo” el que se vive en el carnaval, dice la curadora de arte Céline Huerta.

Aunque para llegar a este punto, la trama principal es la programación musical, la cual se complementa con las demás actividades. “La línea artística trata de generar experiencias pluridisciplinarias que amplifican los sentidos del asistente, para ello la música es un elemento contundente”. Bahidorá lo que busca a nivel artístico es generar una escena, tanto en música como en arte, para lograrlo traen a “artistas con un talento indiscutible que están sumando valor a la escena que les corresponde, que no hayan venido anteriormente a México y que tengan una actualidad interesante acerca de su disciplina o de lo que están emprendiendo”.

Para ahondar más sobre la propuesta del carnaval platicamos con la curadora musical, Lucía Anaya (LA) y con Céline Huerta (CH).

¿Cómo es que han complementando Bahidorá con la parte musical y artística?

CH: Buscamos cosas no convencionales, propuestas más de tipo emergente que buscan un empujón o un detonador para crear una escena en México, también en música hay mucho talento internacional. Pero en el caso de arte es puro nacional.

LA: En música sí tenemos que traer a estos grandes artistas que la gente quiere ver, porque el festival ya está en la capacidad de traer a Blood Orange, pero lo más importante es crear escena y sobre todo en Latinoamérica. Este año, 50% del cartel es latino y siete bandas mexicanas, eso por un lado es importante. Justo para darle más sentido a este carnaval en donde viene gente de Brasil, Uruguay, Colombia, Argentina.

¿Cómo se forma el line up?

LA: Es prestarle atención a los movimientos y escenas que hay ahorita, por ejemplo, la escena club Latinoamericano que traemos a Badsista, F5, DJ Jigüe. Pero también descubrimos que hay todo un movimiento soundsystem mexicano en la periferia de la ciudad, como Om Mani Padme Hum y Spiritual Sounds, que es importante mostrar estas escenas que están embelleciendo en nuestro entorno y es importante darles un espacio para que globalmente se vea que hay estas escenas aquí.

Han mencionado recurrentemente que la idea de Bahidorá es generar experiencias, ¿cómo logran que el público se sienta cómodo al asistir al carnaval?

CH: Es una experiencia de tres días en un lugar paradisiaco, en el que te puedes desconectar totalmente del estrés y de la cotidianidad de la Ciudad de México en un lugar en donde él solito te contagia, porque llegas y te encuentras con un espacio tranquilo, bello, limpio, un río cristalino y todo ello amplifica tus sentidos. Ya de entrada el estar ahí es para desconectarte. El crew del festival hacemos que la gente se sienta cómoda con mobiliario y actividades que puedan integrarse con su elemento y poder convivir con la comunidad, pero también generar conexiones emocionales y físicas. Para lograrlo, cuidamos mucho las áreas comunes.

Esta es la séptima edición del festival, en los últimos años ha habido un boom de festivales musicales, ¿cómo ha avanzado año con año el Bahidorá y cómo lograr que se distinga de las demás propuestas?

LA: Para nosotros es la tendencia del festival boutique. Al final no es un festival masivo y está enfocado a las experiencias. En un espacio que también está enfocado a la diversidad, porque hay festivales para gente que tiene más dinero y Bahidorá, el boleto quizás es caro, pero no se está adecuando a los precios que hay en el mercado de los festivales. Ya depende de las personas si quieren pagar por ir al autódromo y estar con 30 mil personas o ir a un paraíso como Las Estacas conviviendo con 10 mil.

CH: Somos un festival de música, pero el carnaval en sí es la celebración de quienes son de nuestras culturas, de nuestro legado milenario y es la celebración de todas esas pluralidades. La temporada de Carnaval es el momento del año en que somos uno y celebramos nuestra diferencia, que se debe a nuestra riqueza. Entonces, Bahidorá se alinea a ese hilo de contenidos en donde tienes música, danza, cultura, arte, conciencia y eso hace que te desconectes.

Bahidorá ha logrado diferenciarse, este año se nota cuál es la línea musical y ya se entiende qué buscamos ofrecer.

La línea musical es una de las importantes para ustedes, ¿con quiénes han trabajado para lograr una identificación?

LA: Mucho del line up es pensar de adentro hacia afuera, no pensar en traer a alguien de Londres o Alemania, sino pensar que ahorita en Neza está habiendo un movimiento de dub muy fuerte, pues entonces es pensar que podemos unir esta escena con alguien o que podemos mostrar el trabajo de adentro hacia el exterior y crear conexiones. Va más por ahí: ver qué está pasando en México, en Latinoamérica y cómo se puede conectar hacia afuera para también que esos proyectos tengan una oportunidad de resaltar.

CH: Además, hay muchos formato colaborativos en Bahidorá. No es nada más programar la presentación, que realicen su concierto y se regresen a sus países, sino vemos la manera de que estos ecosistemas puedan convivir con otros artistas que van a estar ahí.

¿Cómo utilizan el espacio en Las Estacas para los espectáculos?

CH: Tenemos siete escenarios y tres zonas: un campo de sanación, un foro de conciencia y un mercado. Al tener estas propiedades claras nos reinventamos y seguimos proponiendo. La idea principal es hacer una fiesta de 24 horas sin cesar, porque tú vas a los festivales y a las 12 de la noche acaban los conciertos y tienes que ir a buscar zonas en donde medianamente proponen algo. Muchas veces hay horarios, ritmos y tiempos raros en los encuentros. Por eso nosotros decidimos que es una fiesta constante y la celebración del eclecticismo de nuestra música y cultura. Debe haber un lugar para todo.

¿Qué tipo de acciones realizan y que los distingue como el primer festival sustentable de México?

CH: Todo el programa de sustentabilidad de Bahidorá está basado en el respeto al lugar que nos recibe, hoy no podemos descartar el impacto que provocamos. El ir a una no reserva natural, pero un lugar que está tan cuidado y protegido como Las Estacas y meter a 10 mil personas, siete escenarios durante tres días, más la semana previa de montaje tiene un impacto ambiental, cualquier evento que hagamos lo tiene. Por eso, hoy estamos en un momento en el que debemos de entender que hacer una fiesta sí está chido, pero debemos cuidar el espacio.

En Bahidorá no vas a ver nada tirado en el piso. Todos los vasos con los que bebes son compostables, hay acceso a agua gratis en los campamentos que son más de 6 mil 500 lugares; más del 50% del festival tiene acceso a agua. Reciclamos el aceite de los comedores para después hacer talleres en las comunidades y el resultado son jabones o derivados que se pueden hacer a partir del aceite de la comida que consumimos en Bahidorá.

Para finalizar, ¿cuáles son los imperdibles de Bahidorá?

LA: Algo que la gente debe de prestar más atención es a La Estación, que igual es un escenario que lleva dos años apenas, pero el objetivo es de adentro hacia afuera, así que van a ver mucho de lo que está pasando en la escena en Latinoamérica, Cuba y México.

CH: Más que un escenario para mí son micro actos, uno es Acid Arab, grupo que nunca ha pisado tierra mexicana y es un híbrido francés, sirio, argelino, magrebino; también Honey Dijon, que es una leyenda que nunca ha pisado México y el escenario El Asoleadero, que es el único que está sobre el río y en la curaduría el equipo le dio el giro para programar a gente ad hoc al lugar.

 

Imagen: Bahidorá, © Grupo Ache