Diferentes voces recuerdan al escritor mexicano desde España, su valor como ser humano y como uno de los mejores exponentes de la narrativa mexicana del siglo XX
Madrid (N22/Francina Islas).- La Casa de México en España, rindió un homenaje a Fernando del Paso. Destacadas voces de la cultura de ambos países dibujaron su polifacética figura como uno de los grandes escritores del siglo XX.
En palabras del director adjunto de El País, Juan Cruz, Del Paso fue una persona con «un sentido de los histriónico, de lo popular y de lo clásico, todo junto. Al mismo, tiempo era una voz reposada y comprometida. No se me olvida nunca su grito en la FIL cuando aparecieron los chicos asesinados en Ayotzinapa y él gritó “Todos somos Ayotzinapa”. Para mí, una persona que ya no podía hablar que sacara fuerzas para decir eso, me conmovió.»
«Por algo fue Premio Cervantes», dice Andrés Ordóñez, director del Centro de Estudios Mexicanos UNAM-España, «alguien que manejaba no solamente el lenguaje sino las estructuras literarias con una maestría, un humor, una agilidad, una osadía enorme y que siempre fue un ejemplo de libertad conceptual, de pensamiento, de enorme generosidad y ejemplar sencillez.»
Mención especial tuvo la huella reciente que dejó Fernando del Paso, cuando vino a recibir el Premio Cervantes. «Tuvo siempre un contacto con la cultura hispana, yo soy de Granada», cuenta Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, «él hizo una obra de teatro dedicada a Federico García Lorca y cuando fue Premio Cervantes, tuvo la amabilidad de donarnos al Instituto Cervantes para la caja de las letras, la camisa de Becerra, del poeta tabasqueño que él heredó y que la convirtió en metáfora de la energía literaria.»
También se destacó su gran aportación a la literatura con obras como Noticias del Imperio. Al respecto, Carlos García Gual, escritor y periodista, comenta que «lo interesante es que ha colocado en el centro a la emperatriz vieja y enloquecida, Carlota, que es la que ocupa 11 de los 23 capítulos y creo que es una idea genial porque muestra que la novela histórica puede enfocarse desde diferentes aspectos. Ahí se mezcla la fantasía, una especie de realismo mágico mexicano con toda una serie de datos, una documentación enorme que él fue reuniendo durante años, tardó diez años en escribirla pero a mi me parece no sólo una buena novela histórica sino una de las grandes novelas de la literatura española y universal del siglo XX.