Obras raras y notables de la Biblioteca Armando Olivares

Frente al Jardín Reforma, en la zona centro de Guanajuato, esta biblioteca alberga libros que fueron censurados, otros son considerados tesoros de la investigación bibliográfica

 

Guanajuato (N22/Karen Rivera).- “Esta biblioteca tiene un universo de alrededor de sesenta mil libros que datan del siglo XV a principios del XX, sus orígenes datan de la llegada de los jesuitas a Guanajuato, en 1732”. cuenta Francisco González, bibliotecario de la Biblioteca Armando Olivares.

“En nuestra biblioteca se conjuntan dos tipos de conocimiento fundamentales”, explica Rafael Ocampo, promotor de Difusión y Servicios Educativos, “la evolución del ser humano, por una parte, el conocimiento esotérico, metafísico; y por otra, una muy importante para nuestra institución universitaria, la ciencia.” Y “tal como lo refiere Rossini Giuseppe, una biblioteca de esta índole está dividida en tres tipos, libros raros, muy raros y molto raros”, comenta González.

Instalada en lo que fuera el hospital del Convento de los Hermanos Betlemitas, por iniciativa del ex rector de la Universidad de Guanajuato, Armando Olivares, en 1962, esta biblioteca resguarda ejemplares antiguos con rareza y notabilidad únicas en México. Ya sea por la fragilidad de los materiales, por el valor circunstancial de existir a pesar de la censura o por la escasez de origen, estos libros son considerados tesoros de la investigación bibliográfica.

“Un libro muy raro es, por ejemplo, un libro que fue censurado purgado por la iglesia. Había tres tipos de censura en un libro: rayar, mutilar y pegar sobre el texto, una hoja, un pedazo, parece que está quemado. Este es un libro de tesoros de la ciencia moral, todos los libros que eran objeto de revisión, de expurgo, al final todos tenían que ser avalados por el representante del clero”, nos cuenta Francisco González.

Como muchos otros libros considerados muy raros, el recinto tiene entre su acervo autores como el francés Allan Kardec, considerado el fundador de la doctrina del espiritismo. “Para Allan Kardec era importante demostrar la existencia real de los espíritus a través del método científico, para él existía una presencia etérea que superaba a la muerte y que se manifestaba primordialmente a través de un medio, las ondas electromagnéticas, esto es lo que conocemos como la estática radial. […] En este libro que se titula El libro de los espíritus precisamente, nos habla básicamente de los tipos de espíritus que hay. Combina una cuestión moral, dependiendo del perfeccionamiento moral que el individuo haya alcanzado durante su vida será el nivel del espectro electromagnético al que logre elevarse hasta su final liberación al cosmos”, dice Ocampo.

Los instrumentos que utilizaba el clérigo para lo que se consideraba una posesión demoniaca en siglos pasados también son parte de la bibliografía del sitio. “Éste no marca la fecha, pero también se remite al siglo XVII, principios del XVIII, Práctica de exorcistas y ministros de la Iglesia, está en español, nos permite al menos conocer cómo está dividido, de qué consta, cuál era realmente el meollo para que el sacerdote pudiera llevar a cabo esta ceremonia”, agrega González.

Así como el conocimiento esotérico y religioso, la ciencia es también pilar que sostiene este archivo, un ejemplo es el libro Tratado elemental de la Química del francés de Laurent de Lavoisier. En palabras de Rafael Ocampo, “la cualidad de este libro es que es una impresión mexicana del año 1797, fue confeccionado por Don Mariano de Zúñiga y Ontiveros, un impresor de bastante renombre durante el siglo XVIII en México. En este libro, Lavoisier escribe dos cosas elementales, en primer lugar, nos escribe las propiedades de un tipo de aire a través del cual, mediante varios experimentos, él descubrió que aplicando cierto tipo de aire las cosas ardían con más rapidez, y que un grupo de ratones dispuestos o confinados en un espacio cerrado si se administraba este aire sobrevivían el doble del tiempo, a este elemento él le nombró oxígeno.”

A este ejemplar notable se suma otro del género de la literatura cristiana, denominado arte de morir, y se trata de La muerte prevenida conocido como el tratado de la muerte, que publicó la imprenta de Alfonso Reyes, en Madrid. Ésta y otras obras pueden consultarse en la Biblioteca Armando Olivares, frente al Jardín Reforma, en  la Zona Centro de Guanajuato.

 

Imagen: Enrique Borja