Incendiar la mirada

La pintora argentina Diana Aisenberg se integra a la ESCINE con el seminario “Una actitud frente a la imagen”

 

Ciudad de México (N22/Perla Velázquez).- Diana Aisenberg creará un incendio en las mentes de cineastas mexicanos y no sólo les dará contenidos para aplicar, al menos eso es lo que la pintora ha buscado al momento de impartir clases. “Se trata de poner en cuestión problemáticas que tenemos, sumar preguntas y hacer estallar”, dice en entrevista vía telefónica desde Argentina. La docente, quien visitará México para impartir el seminario “Una actitud frente a la imagen” en la Escuela Superior de Cine (ESCINE), trabaja bajo el concepto de experiencias sensoriales, “un método que usa como base la alegría vista como una manera de estar en el mundo”.

El seminario, explica Aisenberg, será teórico práctico y en él se entrenará la mirada para tener una mejor percepción de la imagen, “lo cual tiene que ver con dibujar, pintar y traer experiencias, que harán que se desarrolle un lenguaje visual más directo”. El seminario cerrará su convocatoria el próximo 8 de octubre y se impartirá del 15 al 19 del mismo mes.

Diana Aisenberg ha dedicado su carrera a la pintura, en específico la de género, a la enseñanza y al cine. Sobre su experiencia, que compartirá con los alumnos en la ESCINE, platicamos con ella.

El seminario que impartirá en la Ciudad de México está dedicado a todos los que trabajan con la imagen, ¿cómo has incorporado la nueva tecnología, como los celulares, a tus clases?

Siempre he investigado sobre los cineastas, quienes también fueron pintores, y de los pintores que también han hecho cine. Me interesa mucho ese vínculo, porque la pintura es construcción directa de la imagen, es una cuestión bastante física el tomar el papel, el lápiz, el pincel.

Llevo muchos años trabajando con una gran cantidad de fotógrafos, cineastas y artistas digitales que a partir de ejercicios que hicieron directamente en el papel transformaron su obra, por la cuestión de vivir el lenguaje desde otro lugar. Creo que ahora, justamente en esta época, con los celulares, en donde todos podemos hacer películas, videos y subirlos a la red, que hay casi una época de post lenguaje, es un buen momento para volver a las fuentes.

La cuestión es que los cineastas trabajan con el lenguaje visual y éste quedó olvidado de alguna manera, entre que se masificó y vemos imágenes por todas partes, uno se preguntaría: ¿por qué traer una imagen más al mundo?

Una de las premisas en tu trabajo como docente es regresar a los orígenes de la imagen, a crearlas uno mismo, ¿de dónde surge este principio?

Para mí, el lenguaje está olvidado de tan presente que está porque hay una sobredosis de imágenes que se usan para todo tipo de manipulación y entonces, la imagen empieza a ser muy cuestionable.

Hace poco publiqué MDA Apuntes para un aprendizaje del arte, que habla del método pedagógico que empleo. La idea es usar las bases de la imagen, éste lo aplicó para que los artistas trabajen con preguntas, con sistemas de interés, de referencia para finalmente poner en práctica un modo de acercarse a la imagen.

El seminario está intercalado en partes teóricas y prácticas, cualquiera que tenga ganas de investigar con el lápiz o el pincel podrá hacerlo. Los ejercicios son para comprender la imagen, más que para aprender algo, es para acercarse a un modo de mirar, para contemplar y descubrir mirando. No será un lugar en donde alguien te diga qué ver, sino que lo que miras es porque tú tomaste la decisión y fue de tu interés.

En el libro también planteas que se necesita ver a la educación desde otro ángulo y no como un aprendizaje formal. ¿Por qué romper con el paradigma educativo?

Porque busco generar una conversación que a veces se olvida. Quiero entablar un diálogo con la obra que se produce, es decir, un ir y venir de la información, para que podamos escuchar lo que la obra está diciendo. Básicamente, no sabemos leer la imagen y necesitamos ver a la obra como un interlocutor que nos está hablando. Para eso el Método Diana Aisenberg (MDA) tiene varias premisas, entre ellas, estar en constante diálogo para saber qué nos interesa o qué es lo que nos gusta. Tenemos que descubrirlo y después desarrollarlo en papel. Este método lo he estado construyendo desde hace cuarenta años y he trabajado con artistas, que hoy tienen reconocimiento internacional.

También hablas sobre analizar el contexto que vivimos para llevarlo a una imagen, ¿cómo ha trabajado este tema?

La idea es cómo se vive el contexto y cómo uno es producto de la realidad que le toca. Por eso hablo de los temas de interés y cómo encontrar lo que realmente a uno le interesa, no cualquier cosa y cómo aparece el interés, por lo general es por contagio que existe una calidad afectiva. Intento blanquear la mente e interés de las personas, porque a veces uno cree que no le interesa nada y no encuentra los motores de energía.

El pintar, has expresado, es un acto solitario, pero en el MDA hablas de la importancia de ser parte de un colectivo, ¿cómo trabajar en ambos extremos?

¡Claro! Porque el artista es un ser social, hay una presencia social. No sólo se practica estando en una galería o museos, también se practica trabajando con otros o haciendo comunidades de distintas maneras. Así es como el arte aparece como un ser social.

Uso la pintura como una herramienta para investigar el lenguaje de la imagen, para llegar a la imagen en sí. Porque la pintura es un trabajo muy solitario, pero una actividad muy sabia, hay que aprender de ella. No importa el soporte en donde tengamos la imagen ya que ésta va mutando en materiales y en tecnologías, pero siempre habrá un lápiz, una tecnología básica, que tendrá que ver con nuestra vida y nuestra presencia física, se trata de recuperar eso, el lugar.