Carlos Bolado: más allá de “Verano del 68”

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El cineasta mexicano charló con nosotros sobre esta ficción que le ha dejado buenos y malos sabores, pero que cambió su visión del movimiento estudiantil

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Ciudad de México (N22/Ana León).- Casi una década tuvo que transcurrir para que la serie Verano del 68 viera la luz. Difícil resulta hablar en perspectiva sobre este proyecto a su creador, Carlos Bolado, justo por eso, el tiempo transcurrido. El primer claquetazo se dio en 2009, pero no se trataba sólo de una película, antes existió la idea de un documental, la investigación previa, el obsesionarse con los hechos, las fechas, los nombres, las situaciones, los lugares de la ciudad que son también un personaje; luego vino la idea de una película, pero la información desbordó el formato y entonces se vio a la serie de ficción como una opción para dar salida a diferentes narrativas.

“En el 2008 al hacer el documental ya estaba pensando en hacer la ficción, un largometraje, pero al hacer el documental me di cuenta de que había mucho más material y que no se podía hacer la historia con unos protagonistas, que eso fue lo que pasó con el documental, el documental tenía un tema pero no tenía un protagonista ni tenía un espacio concreto más allá del país o de la Ciudad de México; faltaba eso. Estaba el suceso, pero la manera de contar este documental fue empezar a partir del 1 de enero hasta el 31 de diciembre del 68, o sea, todo el año y ver qué pasó para entender el proceso y poder hacer la película de ficción. Ahí fue cuando se me reveló que la opción era hacer una película coral, más polifónica, donde la historia de este hecho no se contara a través de uno o dos protagonistas sino a través de varios protagonistas que te dieran la visión de lo que fue. Hubo tantos elementos en juego más allá de la Olimpiada, del movimiento estudiantil y la sucesión presidencial. Se le propuse a los productores.”

Pero la respuesta no fue la que esperaba, ¿para qué hacerla?, ¿por dónde sería transmitida? Aún así, el proyecto siguió y en tiempo récord se tenía la cinta de ficción, el documental que será transmitido en septiembre como una miniserie documental y la serie Verano del 68, de doce episodios, que en estos días transmite TvUNAM.

En el verano del 2009 la UNAM fue una de las locaciones principales y también se echó mano del documental de Leobardo López Aretche, El Grito. Además, estaban las entrevistas a personajes que formaron parte del movimiento. La información emitida por ellos para el documental también llegó a la ficción pues son los lugares que éstos señalaron como emblemáticos o significativos, los que se utilizan como escenario en la serie y son también las historias de una generación que creyó que un cambio era posible las que dan otros matices, otras tesituras, a este producto visual que buscó contar más de lo que la película que la antecede logró, pues ésta “pasó sin pena ni gloria porque le cambiaron el estreno tres veces, hubo broncas ahí entre distribución, exhibición y producción” y cuando “fue a Morelia, no estuve yo presente porque estaba filmando en Bolivia, fue un poco vilipendiada por su “fresés” y porque no abundaba y se quedaba en una historia de amor frívola”, expresó Bolado con un poco de pesar pero también con la intención de resaltar que lo que no cupo o lo que fue desechado de la cinta y que la dejó en el territorio de lo superficial, según la crítica, sí llegó a la serie de ficción.

 

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“Algo que descubrí y que me dio la confianza en esa historia de amor fue lo que me contaron muchas de las personas que convivieron, que vivieron eso, que habían sucedido muchas historias de amor, entre otras cosas porque, como lo dice el documental, se había descubierto la píldora anticonceptiva. Era la primera vez que estos jóvenes tenían tanta libertad como para no llegar a su casa en la noche. Eso me dio la confianza para contar esa historia que era parte de lo que sucedió. Y algo que también es bueno comentar, el documental hizo que mi visión de los hechos cambiara mucho y que no pensara que esto era sólo una historia social, política, sino que era una historia de una generación truncada, una generación que pensó en el cambio. Y efectivamente, eso le faltaba al país, y ellos pensaban que lo iban a lograr.”

¿Qué ha pasado después de esos momentos de euforia?, ¿qué ha cambiado? El documentalista brasileño João Moreira Salles, al hablar de su documental El intenso ahora, que mira al mayo francés, decía que son justo esos momentos, esos largos periodos que se viven entre un momento de euforia y otro, los que realmente importan pues si bien «no hay victoria total, tampoco hay fracaso absoluto», y entender eso nos salva de convertirnos en unos nostálgicos y poder volver a creer que un cambio es posible.

Bolado, al que su hijo de 17 años le dijo un día que él no creía que el cine cambiara al mundo, pero la política sí, sigue creyendo que se puede, que es posible. A salvo de la nostalgia, lo sigue intentando. “Yo creo que los jóvenes tienen esas ilusiones, yo vi a mi hijo diciéndome eso y lo vi como un chico del 68. Creo que el mundo es muy difícil de cambiar”, pero “sí creo que hay que hacer el intento, porque uno tiene que tener esa ilusión, de intentarlo. De entrada hay que crear conciencia. Yo sí quiero llegar más lejos, por eso de repente mi cine pasa más allá de una propuesta estética nada más o una propuesta estética muy radical. Eso quiero, contarle historias a un chingo de gente, a muchas, a la mayor cantidad de gente posible.”

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