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Julián Ríos, joven emprendedor, desarrolló este dispositivo portátil para la detección de la enfermedad junto con una plataforma de acompañamiento
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Ciudad de México (N22/Perla Velázquez).- Dice Julián Ríos que cuando era niño su mamá no se cansó de responder todas las preguntas que tenía. “A los 11 años yo ya impartía conferencias sobre ciencia”, comenta. Y es que antes de cumplir la mayoría de edad se presentó en la Bolsa Mexicana de Valores y recibió un cheque de 250 mil pesos, por haber revolucionado el método para detectar el cáncer de mama.
Ha pasado un año desde que estuvo en aquel podio. En este tiempo también se alzó como ganador del Premio Global del Estudiante Emprendedor que se otorga en Alemania. Pues a la par del desarrollo de Eva, él junto con un grupo de estudiantes del Tecnológico de Monterrey ha puesto en marcha una empresa.
Todo comenzó en 2011, cuando a su mamá le diagnosticaron dos veces cáncer de mama. Él creó a Eva, “copas de brassier, que se colocan bajo cualquier tipo de brassier deportivo y lo que hacen es medir a lo largo de 60 – 90 minutos a la semana cómo cambian los patrones de temperatura dentro del pecho. A partir de ello se hace una evaluación de riesgo”.
Para llegar hasta el dispositivo, Julián Ríos tuvo que entender primero qué es el cáncer y cómo funciona esta enfermedad. Después de realizar esta investigación, contactó a compañeros de la preparatoria en la que estudiaba, así como universitarios para aplicar los conocimientos. Al final, nació Eva y con ello un plan de acompañamiento.
“No es suficiente el dar un diagnóstico a la mujer, una evaluación de riesgo y dejarla completamente desprotegida en un sistema (médico) que es ineficiente. Entonces creamos todo un ecosistema, una plataforma de acompañamiento que le da a la mujer ayuda psicológica, una gama de medicamentos genéricos, a los cuales puede acudir para reducir costos. Además de nexo con sobrevivientes para que puedan saber cuál es el camino que van a enfrentar hacia adelante.”
Científico y emprendedor
Higia era la diosa de la salud, la prevención y la higiene, de ahí viene el nombre de la compañía que está formada por quince personas, entre ingenieros, médicos, diseñadores industriales y gráficos. Antonio Torres es el desarrollador tecnológico en Higia Technologies. Cuando Julián lo invitó a participar en el proyecto de Eva, él junto con los demás integrantes dejaron sus estudios.
“No tenemos doctorado, no tenemos maestría y probablemente ni siquiera vamos a tener carrera y la gente que ya tiene experiencia en esto, que ya tiene años desarrollando tecnologías, tienen ya cuarenta años en el mercado, normalmente nos dicen: “Wow, me sorprende, yo quiero trabajar contigo”, o por el otro lado: “realmente qué estás haciendo aquí, no tienes los conocimientos, no tienes el papel para demostrarme esto”, afirma Torres.
Sin embargo, Julián Ríos confía que para ser un muy buen físico no es necesario un papel, más bien se necesita de rebeldía, actitud que el emprendimiento también exige.
“Van de la mano, el espíritu de tratar de conocer más de un científico es el mismo espíritu de tratar de sobrellevar retos y escalar que tiene un emprendedor que está tratando de crear una empresa. La ciencia, al final, no solamente es un campo de conocimiento, no lo debemos de ver como eso, sino como un estilo de vida. Un estilo de vida que te lleva a cuestionar”.
En 2017, Higia lanzó 5 mil unidades de Eva, las cuales se agotaron en tres semanas. Actualmente hay un pre-registro en evabra.mx, además el equipo está trabajando para llevar el aparato a hospitales públicos.
“El panorama está cambiando, pero nos falta cambiar esa perspectiva de que los jóvenes realmente pueden hacer más, sin tener tantas acreditaciones”, finalizó Antonio Torres.
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