Un vistazo a la primera rodada de librerías

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Herder, El Ermitaño, La increíble librería e Icaria, por mencionar algunas librerías, se unieron a la primera edición de esta iniciativa que busca acercarse a los lectores

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Ciudad de México (N22/Irma Gallo).- La librería El Ermitaño, en la colonia San Pedro de los Pinos, fue la sede desde donde arrancó la Primera Rodada de Librerías. La pasión por el ciclismo y la lectura se reunieron gracias a la iniciativa de dos libreras, y por supuesto, ciclistas: Lizbeth Zavala, de Herder, e Itzia Pintado, de Icaria. Con la complicidad de otras librerías independientes y de Alfonso Manrique, a la cabeza de los participantes, inició la aventura el domingo por la mañana.

Noemí Ravelo de la librería y Editorial El Ermitaño, señaló que la propuesta de esta primera rodada de librerías surge “de la necesidad de que la gente sepa que las librerías en la Ciudad de México sí existen”. También de El Ermitaño, Alejandro Zenker, dijo que a 32 años de existencia “hemos pasado por todo tipo de experiencias, aventuras y desventuras.”

El segundo punto de la rodada fue El Hallazgo, que como su nombre lo indica, es una librería de viejo en la que es posible encontrar raros tesoros. Los ciclistas-lectores mantenían su energía y entusiasmo por rodar y comprar libros. En la colonia Juárez, la librería Voces en Tinta, especializada en literatura y ensayo LGBTTI fue la tercera parada del grupo de ciclistas.

La Librería Jorge Cuesta, un laberinto donde los libros de ocasión conviven con discos, fotografías, postales y hasta acetatos, en un caos que sigue su propio orden, fue la siguiente parada de la aventura ciclista y librera. Max Ramos al frente de ésta librería y de El hallazgo, relató que “tiene seis años la librería, aunque nosotros en el negocio llevamos 18 años. 18 años que nos llega tanto la persona de enfrente, la vecina, cuando se cambia de casa, el chacharero, el que nos vende una biblioteca completa, el diplomático que se tiene que ir y no le cabe en la valija diplomática todo el material que se debe llevar, en fin.”

La Increíble Librería, fundada por el ilustrador Alejandro Magallanes y la librera y editora, Selva Hernández, fue la siguiente parada. Después de refrescarse y ver las maravillas editoriales y de diseño contemporáneo que ofrece este singular espacio, los ciclistas siguieron su camino. Casi a la vuelta de la esquina llegaron a A través del espejo, librería de viejo de la familia de Selva Hernández. “Yo creo que bicicletas y libros siempre han combinado muy bien y, bueno, es una idea fantástica, además esta zona de la colonia Roma es una zona que ya está muy habituada a ser transitada por ciclistas […] fomentar la cultura del ciclismo es muy importante para todos los que habitamos la ciudad”, señaló Hernández.

Cerca de las tres de la tarde, el grupo llegó a las últimas dos estaciones de la rodada de librerías: primero a Herder y luego a Icaria. El cansancio se notaba en los rostros y en los cuerpos sudados, pero el entusiasmo por encontrar tesoros literarios no disminuía. Ahí, Lizbeth Zavala Mondragón, respecto a la iniciativa ciclista dijo: “aquí casi todos andamos en bicicleta y somos libreros, al mismo tiempo. Entonces fue que se nos ocurrió que podía ser divertido presentar las librerías independientes y las librerías poco conocidas de la CDMX en un paseo en bicicleta.”

“Tanto las librerías como también las editoriales independientes tienen muchísimo que aportar, y de lo que se trata es de buscar una manera en que todos nos acerquemos, no sólo los lectores se tienen que acercar a las librerías y a las editoriales, sino que las editoriales y las librerías tenemos que encontrar caminos para acercarnos a los lectores”, señaló Zenker de ediciones El Ermitaño.

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