Ciudad de México, 22/01/16, (N22).- Peter Greenaway ha dirigido 69 obras audiovisuales entre largometrajes, cortometrajes, documentales, programas de televisión y videos. En los últimos años su experimentación se ha vuelto un tanto críptica, ahora vuelve con una historia de ficción para el gran público con la película Eisenstein en Guanajuato, estrenada en el Festival de Cine de Berlín de 2015, y vista en el Festival de Cine de Morelia.
Ahora se estrena en corrida comercial, una película que sostiene Greenaway ha hecho por la nostalgia de esas películas conmovedoras en blanco y negro sin sonido que vio en su juventud de uno de los padres del montaje cinematográfico:
«Déjame usar esa palabra: melancolía. En un momento melancólico no creo que tú, o nadie vea nada de cine. Todo lo que hemos visto en 120 años, desde 1895 a 2015 son textos ilustrados. El cine sabe que siempre ha ido a la tienda de caja por sus contenidos. Siempre, siempre, siempre. Eso me sugiere que ciertamente no es siempre el mismo arte, que fácilmente puede ser deconstruido. Y sigue esperando encontrar la forma de madurar. Y como he sugerido son sólo 120 años de historia, no hay forma de compararlo con la historia de la pintura. Así que como ya debes saber, creo que el cine está muriendo si es que aún no está muerto», expresó.
Desde 1997 cuando el cineasta, artista y profesor, Peter Greenaway, vino a México para inaugurar en el Museo Rufino Tamayo una exposición gráfica suya, sus visitas han tenido cierta regularidad. A final del siglo regresó con su ópera 100 objetos para representar al mundo, que llegó al Festival Cervantino y al Palacio de Bellas Artes.
En el 2007 viajó al Festival de Cine de Guanajuato, donde fue invitado de honor y presentó un espectáculo multimedia, en donde cerca de 6 mil imágenes en loop eran combinadas in situ como música, donde Greenaway era el DJ. Ahí dio a conocer su curiosidad sobre el paso del cineasta ruso Sergei Einsenstein.
Elmer Bäck, actor que interpreta a Sergei, dijo que para él, que viene del teatro, fue muy fácil trabajar con Peter porque tiene tomas largas que tienen más vida, no es solo el rostro, no es solo la línea.
«Él te permite actuar, es algo que no te permiten demasiado en las películas. En Finlandia -de donde soy- lo más importante es: ¡Actúa menos, actúa menos! ¡Sólo piensa! Creo que eso es totalmente estúpido, porque me parece que todos los grandes intérpretes son actores que interpretan», dijo el actor.
Pero Greenaway además de presentar la película que recuerda una parte del viaje de 13 meses que hizo uno de los padres de la teoría cinematográfica, para filmar ¡Que viva México!, considerada una de las más bellas películas que nunca se terminó; también vino a México a participar en la Cátedra Ingmar Bergman de la UNAM, el Auditorio del MUAC resultó pequeño para la cantidad de personas que asistieron.
En la cátedra, Greenaway hizo un recorrido por diferentes momentos de su trabajo, comentó sus motivaciones y experimentaciones no sin anécdotas de por medio y mantuvo su idea de por qué el cine está a punto de desaparecer.
«Si cualquiera ve una película nueva en cinco minutos sabes de qué va. Entiendes la complejidad moral, entiendes las actitudes que va de lo bueno a lo malo, de lo pasivo a la ironía. Entiendes a lo bueno y a lo maligno, porque todas las películas tienen una moralidad cristiana que comienza en lo negativo y se mueve a lo positivo. Y en caso estadounidense está el “final feliz” con todos los buenos en el tiempo.
«Un viejo problema es por ejemplo, tú ahora me ves dentro de un cuadro y yo te veo en un cuadro y el encuadre no existe en la naturaleza. Es totalmente una construcción artificial y puedo decir lo mismo de la narrativa. La narrativa no existe en la naturaleza.
«Es una convención que hemos adoptado perezosamente para confortarnos. Así que pienso que, el cine, definitivamente desaparecerá pronto. Pero creo que algo lo reemplazará, ¿y qué será lo que absolutamente algo lo reemplace? Cierto es que encontraremos una forma más sofisticada», finalizó.
Imagen: http://bit.ly/1PnFztq
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