¿Dónde está el verdadero rostro de un artista?

Por Nancy Calderón 
Ciudad de México, México, 13/10/14, (N22).- El rostro desde sus
expresiones básicas hasta sus expresiones momentáneas nos ofrece información de la personalidad humana. Nuestros rostros influencian en la forma
en que nos sentimos y la percepción que tienen otras personas de nosotros. Es
la primera página de nuestra composición encarnada.
Sin embargo, esos rostros
pueden cambiar ante los medios de comunicación, y más aún cuando su
trabajo está vinculado con el arte.
Artistas de todo tipo, los
cuales se han vuelto figuras públicas, son devorados por los medios de
comunicación, el resultado puede ser decepcionante o fantástico. Algunos no
pierden su personalidad, pero otros abandonan sus patrones de comportamiento
para elevar su capacidad de adaptación.

Estar en las entrañas de la
opinión pública no es fácil, mucho menos dejar nuestra imagen a merced de
cientos o millones de críticos de cualquier tipo.
Freud planteaba que el arte
aparece como “técnica para evitar el sufrimiento, la cual consistía en
reorientar los fines instintivos, de tal manera que eluda la frustración del
mundo exterior”.

El artista sublima el dolor,
transforma su comportamiento para volverse maduro y aceptable. Frente a
una cámara el artista se vuelve una pieza del monstruo mediático. Y
detrás del escenario cambia, se deslinda del mundo que lo aprecia, retorna a su
nicho siendo él mismo o luchando contra su dualidad.

La esencia del artista se percibe en su obra, ahí están sus virtudes o “demonios”. Ahí, en ese lugar, no hay escapatoria, quizá frente a una cámara o un micrófono se vislumbre quién
es el artista; sin embargo, sólo basta mirar su trabajo para saber exactamente
de quién se trata.  

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