Me quedo o lo dejo: una breve historia con Facebook

Por
Veronica Lugo
@bretanicsgirl
Ciudad de México, México, 06/10/14, (N22).- Estaba
allí sentada mirando el monitor de frente, en él vi que todos parecían más
felices, más exitosos, más inteligentes, más enamorados (de la vida que
llevaban, de sus trabajos, de sus parejas quizá) cosa que incluso los hacía
verse más guapos. No solían ser esas persona grises que yo sabía que eran, pero
eso no era nada novedoso llevaban bastante tiempo aparentando y se habían
acostumbrado a existir así, en ese lugar, donde realmente no existes, y lo que
sucede en tu vida real es lo que menos importa.
Constantemente
me comunicaba con ellos escribiendo sobre lo que yo creía que estaba mal; al
parecer hablaba sobre temas de los que nadie tiene porque hablar pues pronto me
gané enemistades con algunos de mis familiares y amigos simplemente por no congeniar
en ideas. Algunas de mis tías, de hecho, se sorprendieron al grado de querer
hacerme un exorcismo cuando se
enteraron que era agnóstica y mi círculo
de amigos estaba compuesto por sodomitas, lesbianas, hippies y “artistas”, algo
que hasta la fecha me sigue pareciendo graciosísimo.
Poco
tiempo después me quedé sin ningún familiar, al menos de manera ciberespacial, sólo
se quedaron conmigo un par que se autodenomina: “open minde”; los otros buscaban cientos de justificaciones para
explicarme por qué me habían eliminado de sus cuentas, los demás cuchicheaban
sobre mi comportamiento e implícitamente acusaban a la UNAM, y en
particular  a la facultad en la que había
estudiado, porque, según ellos, me había convertido en atea y comunista.
Al
parecer Facebook, o mejor dicho, lo que yo había decidido compartir en este
sitio, había revelado mi verdadera identidad y ésta era peor que el pasado de
Pamela Anderson.
La realidad es que me importó muy poco tener
menos contacto con gente que me acusó de “pseudointelectual”, altanera y hasta
de “pejezombie”; con lo que ya no pude fue con la paranoia que al mismo tiempo eliminaba
mi libertad.
De
verdad, por muy trillado que parezca Facebook elimina todas tus posibilidades
de sentirte emancipado porque Facebook obedece a un montón de protocolos
sociales en los que debes tejer redes de vínculos con otros individuos, y al
mismo tiempo, ocuparte de esas redes, ya que de no hacerlo, te automarginas.
Por si eso fuera poco, en Facebook no tienes libertad de ningún tipo, de hecho,
ni siquiera gozas de privacidad.
Cuando
vi de este modo a Facebook me pareció esclavizante, pues por un lado debes guardar
las apariencias o tratar de ser menos tú para agradar a los demás, y por el
otro Facebook sabe tus gustos, donde estás, quienes son tus amigos y hasta con
quien sales; pues aunque seas la persona más discreta del mundo no falta el
bonachón que cree oportuno mencionarte en la publicación para el Foursquare,
cuando tú habías dicho mentiras para no ir a la fiesta de la prima, o cuando te
etiquetan en una foto que tú consideras es la peor de todas y que además
proporciona, a todo el que la ve, información no confidencial.
Facebook
es la máquina de espionaje más eficiente jamás antes creada y lo peor es que toda
la información que proporcionamos ahí es de manera voluntaria, lo cual es ridículamente
aterrador viniendo de una especie como la nuestra (Hommo Sapiens) que se jacta de ser razonable. Aunque si bien es
cierto que con Facebook no empezó el espionaje, pues desde antes ya nos rastreaban
con el uso de nuestras tarjetas de crédito o débito y con las cámaras de vigilancia
en centros comerciales y todo tipo de espacios públicos; éste significó el
acabose de la privacidad pues de menos antes, a quienes nos espiaban, les
costaba más trabajo obtener información sobre nosotros, no que ahora a lo
primero que recurren es a esta red social.
Un
día mientras actualizaba mi información en esta red social y revisaba algunos
diarios nacionales me percaté que Facebook es un monstruo que crece día con día
no tanto por la privacidad de sus usuarios sino por esa necesidad de estar
reafirmando nuestra existencia a todo momento y de esto sacan provecho el
gobierno, las empresas y hasta los hackers
en potencia llamados comúnmente ex novios(as); así que, sin más ni menos busqué
aquel link del que me habían hablado para eliminar para siempre Facebook. Al
principio no me sentí capaz de lograrlo, me sudaban las manos, sufrí de una
temblorina repentina pero al final lo logré y pasados los días me sentí
liberada.
Es
por eso y por muchas cosas más, como dice la canción, que esta muchacha en plena
juventud decidió abandonar Facebook porque en él las personas no son seres
humanos, son personajes sacados de una novela de Orwell (1984) donde el mundo
es miserable,  gris y la gente es
temerosa y de otra novela de Huxley (Un mundo Feliz) donde los
protagonistas son despreocupados y superficiales pero al final entre estos dos
contrastes, o al menos así lo pienso, todos están siempre controlados y
constantemente vigilados no solamente por un gobierno paternalista que quiere
saber a cada momento qué estás haciendo; o por un hombre llamado Mark
Zuckerberg que se ha empeñado en joder nuestras redes sociales favoritas (entre
ellas Instagram por la que siento un gran amor y por tanto aún no he reunido
las fuerzas suficientes para eliminarla) para proporcionar toda nuestra
información al primero que ponga precio.
Si
quiere conocer más sobre este tema recomendamos los siguientes enlaces:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *