Cara de diablo. Una cara de la realidad y el periodismo

Entrevista con Jesús Lemus

Por:
José Roberto Rdgz Sntn. (@JoseepRoberth)
Ciudad de México, México, 29/09/14, (N22).- Jesús Lemus Barajas es un periodista y escritor mexicano.
En el 2011 ganó el premio internacional Pluma
a la Libertad de Expresión
, por sus libros escritos en el interior de la
cárcel de Puente Grande en Jalisco, tras ser acusado injustamente de nexos con
el narcotráfico.
Jesús Lemus presenta ahora su libro Cara de Diablo. La agencia N22 charló con el sobre este y otros temas:


–         
Tu libro Cara de Diablo habla de la esperanza, de los milagros, de la salvación y de toda la
fe que las personas tienen, ¿por qué lo titulas a tu libro Cara de Diablo?
–         
Se llama Cara
de Diablo
, porque el personaje central del libro es el Padre Nabor Cárdenas
Mejorada, conocido como Papá Nabor.
De él cuento la historia, su mamá le
puso ese apodo desde niño, le decía que era un cara de diablo, cada que se reía
o hacia un gesto de agravio o de triunfo siempre le decía así.
Por esa razón yo le puse así a mi libro,
ya que desde muy pequeño al Padre Nabor, creador de una iglesia en la Nueva
Jerusalén, le decían así.
–        
          ¿Por qué el Padre Nabor quiso someter al
pueblo con la promesa de la vida eterna?
–         
Yo pienso que es algo inherente al hombre,
pensar siempre en que tu vida no termina en este lugar.
Creo que nos viene muy natural a todos
los seres humanos, pensar que nuestra trascendencia es más haya de esta
temporalidad de vida. Es el motivo, tal vez para no desilusionarnos de la vida
que llevamos o para tener la posibilidad de que uno mismo pueda decir que ya se
acabó la vida y tienes una más adelante.
Ralamente el Padre Nabor les ofrece la
vida eterna a los feligreses, era un hombre de mucho fe y muy religioso, bien
creyente. Convencido de que una bidente había hablado con la virgen, ordenándole
que en Michoacán fundara la Ciudad Santa llamada la Nueva Jerusalén en
Michoacán.
Dentro de esa intención de crear una
Ciudad Santa, quería convencer a la gente que ese era el lugar elegido por Dios
para que sobrevivieran al fin de mundo, ahí es donde convoca a sus fieles, ya
que un sacerdote sin sus fieles no son nada, por esa razón consigue devotos de
su iglesia para crecer, ofreciéndoles la vida eterna.
–         
¿    ¿Tú crees en Dios?
–         
Sí, claro.
–         
¿Crees en la vida eterna?
–         
Claro.
–         
¿Por qué los medios de comunicación no
quisieron presentar la historia real de la Nueva Jerusalén?

–       A
veces los que trabajamos en los medios de comunicación tenemos una
responsabilidad en cuanto el manejo cotidiano de la información. Algunos medios
o periodistas que por flojera, falta de visión o incluso por ignorancia deciden
tocar las cosas superficialmente.
El tema de la Nueva Jerusalén es un
trama que desde 1973 está viva y latente, nadie desde esos 40 años se ha metido
a fondo para investigar quién fue el Padre Nabor, la vidente Salomé o cómo se fundó
la ciudad, porque todos se conformaban con la nota superficial sobre lo que
sucede en el sitio.
Los medios de comunicación por falta de
visión o por falta de capacidad de reportero mismo no les permitía ver más haya,
nadie había contado esa historia.
Esta historia la conocí desde 1990 y
siempre quise publicar algo pero no me dejaron en ningún medio porque no se les
hacía de interés informativo, porque en Michoacán lo ven como algo cotidiano,
pero no lo ven así en el D.F, Nuevo León, Jalisco o en Veracruz.
Yo me doy a la tarea de buscar en la
tradición oral, no hay una documentación sobre el tema quiénes fueron los
actores principales de la historia y del porque se funda la Nueva Jerusalén.
–         
 A
pesar de todo esto el pueblo sufría  injusticias, ¿por qué el pueblo se dejaba?
–         
Hay una cosa que pasa en Michoacán, cuando se
junta la pobreza, un grado de ignorancia y el abandono del gobierno, surge esa
mezcla social extraña de pueblos manipulados, dejados y sumidos en la esperanza
de algo que no es tangible.
Todo esto hace que la gente se mezcle en
este tipo de fanatismo y que llegue gente y promueva su ideología, por ejemplo:
las autodefensas, los Caballeros Templarios, que de igual forma son ideologías,
lo que sucedió con Mamá Rosa que tenía una comunidad entorno.
 Todos
tienen un factor común por el grado de ignorancia y son manipulados y sometidos
de esta forma. 
–         
Tú hiciste un capitulo que se titula El
infierno ¿Realmente crees que el pueblo estaba en el infierno”
–         
Como trabajo periodístico yo no aporto una
opinión personal,  esa crónica la hago de
forma imparcial para que la gente sea quien saque su concusión y juicio.
Le denomino El Infierno a ese
capítulo porque para muchos que me contaron esa historia fue un infierno vivir
bajo las condiciones que les implantaba Papá Nabor. Para esa gente que después
se separa, para ellos si es el infierno, me aseguraron.
Periodismo,
un oficio peligroso

–         
Hablando del infierno y de las
injusticias ¿crees que el periodismo es uno de los oficios más peligrosos?
–         
Es de los oficios con más peligro, sin duda
alguna, a veces el ejercicio de la libre expresión es un infierno porque tú
como reportero te encuentras en la parte más débil de la carrera, porque a
final de cuentas tú tienes un director o un editor y trabajas para una empresa,
dependes de un gobierno. En ninguno de los factores ellos te van a respaldar y
te van a abandonar y te dejar de apoyar, si en un momento determinado ya no
eres útil para la empresa, te dejan solo.
Yo conozco reporteros que trabajan por
treinta pesos al día, que les pagan por una nota o que ya en los periódicos no
se contratan por plaza sino por honorarios y el reportero se queda con una nota
pagada por ese precio. Dime ¿qué hace un reportero por treinta pesos al día,
que tiene que subsistir? Ni el salario mínimo y si tiene que subsistir con eso
a veces lo lleva al pecado de la tentación o de la corrupción.
A veces uno como periodista hare el
trabajo difícil, porque caemos en los vicios de la corrupción o de la tentación
del poder. Te vuelves tan estrecho en tu nota informativa que no diferencias si
son periodistas o policías, porque si ven algo le comentan al comandante de
policía en lugar de reportar la acción.
–         
¿Qué significa para ti el libro Los
Malditos?
–         
Para mí Los
Malditos
es mi primer libro y le tengo un afecto especial.
Los Malditos nace en la cárcel, al
igual que Cara de Diablo, pero mi
primer libro le tengo un afecto especial porque me dio la posibilidad de seguir
escribiendo y no solo porque escribí lo que yo quería y de ser lo que yo traigo
dentro. No nada más me curo, sino también me dio la oportunidad de escribir
otro tipo de temas.
Aprendizaje
en la cárcel


–         
¿Qué
aprendiste cuando estuviste en la cárcel de Puente Grande?
–         
Aprendí muchas cosas pero me quedo con la
necesidad de reconocer que el periodismo me ha dado todo en la vida.
Por el periodismo fui a dar a la cárcel,
pero por eso mismo sobreviví dentro de la cárcel y por el periodismo estoy
platicando ahorita contigo.
Yo aprendo que lo más importante que
tiene el hombre, más allá de su vida y de su libertad es el amor a su profesión.
Cuando algo no te gusta o tienes deseos de hacer algo y te nace y puedes hacer
eso ya la hiciste, porque es lo que te gusta.
–         
 Cuando
estuviste en la cárcel te encontraste con personajes y de seguro con el señor
Mario Aburto, teniendo la nota en tus manos, como periodista ¿le llegaste a
preguntar si el mató a Colosio?
–         
Sí, fue lo primero que le pregunté.
Dice El Manual del Periodismo de
Carlos Marín, que el periodista debe ser concreto  y directo e ir a la pregunta.
 Yo estaba en la cárcel y me acordaba del Manual del Periodismo, la necesidad me
obligo porqué cuando vi a Aburto por primera vez, no sabría si lo iba a volver
a ver o no, pero lo reconocí fácilmente, lo primero que se me ocurrió fue eso y
preguntarle si había matado a Colosio.
No era importante la respuesta,  si era un sí o no, si era trascendente, lo
importante era que como periodista le estaba planteando la primera pregunta
después que lo entrevistaron policías, jueces, procuradores, pero ningún
periodista le había preguntado, si había mató a Colosio.
A mí me queda un cierto grado de
satisfacción, el haber hecho la pregunta, reitero, no importa la respuesta, lo
importante era publicar la experiencia en mi libro Los Malditos.


–         
Dentro de la cárcel, ¿Escuchaste
historias del Chapo?
–         
Sí, claro, se escuchaban muchas historias del
Chapo.
Hablaban de cómo era el lugar cuando el
señor estaba, las historias las supe por otros presos que estuvieron en ese
tiempo con él. Yo cuando llego a Puente
Grande
, ya no estaba preso el Chapo, pero aún estaban presos que convivían
con él y me contaron sus historias.
Cuentan como los fines de semana
llevaban las carnitas, barbacoa, birria para todos los presos y les ponían
banda de música, mariachi, todo esto de vez en cuando.
El en la cárcel, la cárcel era
relativamente agradable, porque ninguna cárcel es agradable bajo las
condiciones que quieras y él trataba de eso fuera diferente.
–         
¿Le tienes algún rencor a las personas
que te acusaron del delito que no cometiste?
–         
Ya no.
Me dedique a perdonar y me quite esa
fijación de estar pensando en eso, si me robaron esos tres años de mi vida.
De esa forma me estaban haciendo mucho daño, me estaba muriendo, estaba más
enfermo que ahora. Comienzo un proceso de sanación y a olvidar perdonar.
–         
¿Has vuelto a ver a las personas que te
acusaron?
–         
No, a nadie. Ni siqiera supe del cómo están,
cómo viven, los que se quedaron en la cárcel ahí siguen, yo salí vendito Dios y
se acabó.
–         
Si las volvieras a ver, ¿qué les dirías?
–         
No les diría nada.
Es una situación muy difícil, por un lado en la cárcel hago mi mayor trabajo
periodístico. No me queda más que agradecer a los cabrones que me llevaron
hasta haya. No les diría nada.
–         
¿Tienes hijos?
–         
Sí, tengo una hija ya grande.
–         
¿Alguna vez les has dicho a tu hija que
no se dedique al periodismo?
–         
Ya lo viví cuando mi hija salió de la
preparatoria porque quería estudiar periodismo. Traté de convencerla para que
se desistiera, le decía que era un labor muy peligrosa para una mujer, la
convencí finalmente y ahora es contador público, pero yo mismo la desmotive.
–         
Así como tuviste alegría al salir, ¿cuál
fue tu expresión al verte encapuchado?
–         
Yo pensé que me iban a matar.
Estudiosos decían que no me iban a matar porque me habían puesto capucha, que
tampoco es una regla.
Yo pensé que me matarían, que me estaban secuestrando y que me iba a pasar algo
porque iba esposado, fue lo primero que se me vino a la mente.
Es algo que no le deseo a nadie, porque
no sabes lo que va a pasar al próximo minuto, a la fecha sigue doliéndome
mucho.
–         
Después de publicar Los Malditos y Cara
de Diablo, ¿no tienes miedo a represalias?
–         
No.
Los periodistas tenemos un síndrome, el síndrome de Penélope, en la noche
pensamos en lo que publicamos en el día y cuestiona varias cosas.
No tengo miedo porque es un trabajo en
que no estoy mintiendo, en el que estoy diciendo una historia y estoy siendo
imparcial tratando de cumplir todos los requisitos del periodismo.
–         
¿Qué otros proyectos tienes a futuro?
–         
Tengo en mente otro libro, de las historias
que no escribí de la cárcel, en sí, ya está escrito, sólo falta que me ponga de
acuerdo para su publicación el año que entra se titulara Las otras historias de los malditos, también tengo un trabajo de
Michoacán sobre una biografía muy general de todo lo que está sucediendo con
las autodefensas.

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