Festival Cervantino: la historia irregular entre el elitismo y el arte para el pueblo

  • El crítico escénico, Fernando de Ita, dijo que en muchos intentos, por llevar la alta cultura al gran público, éstos han fracasado  

Por Perla Velázquez

Distrito Federal, México, 15/08/14, (N22).- El Festival Internacional
Cervantino (FIC) ha ido cambiando año con año. Sus principales trasformaciones se
vieron en la programación después de crearse el Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes (Conaculta), organismo que tuvo todo el control del encuentro y desplazó el “presidencialismo”, las decisiones del ejecutivo federal, que había jugado una especie de “rey” para
la toma de decisiones.
Pero este año, en su
cuadragésima segunda edición, Jorge Volpi, director del encuentro, apuesta por innovar
y propiciar una amplia oferta para jóvenes y niños. Esto se hará con “renovadas
líneas de acción, al promover la colaboración entre artistas y creadores con
las comunidades afectadas por la desigualdad y la violencia en el estado de
Guanajuato”, así se lee en su página principal.
Fernando de Ita, crítico de
arte, explicó que este trabajo social que comenzó el también escritor desde el
año pasado le parecía un tanto sospechoso, porque “cada vez que el arte quiere socializarse
por decreto es fallido, pero ahora debo reconocer que su plan no es nada
descabellado. Hay un plan de socializar y abrirlo a comunidades rurales,
quienes en su vida habían soñado con tener a una orquesta de cámara o una gran
compañía de danza”, dijo en entrevista para AgenciaN22.
A este proyecto lo llamaron
“Ruelas” y pretende construir espacios de vinculación ciudadana en los que la
creatividad surja desde la identidad y genere nuevas formas de convivencia en
la comunidad. “El arte no es espontáneo, necesita de una técnica, de un
contenido. Hay arte bueno o malo, vivo o muerto y lo importante es que ese arte
llegue a un mayor número de personas, esa es la cuestión”, afirma el también
dramaturgo. 
Pero la llamada “fiesta del
espíritu” mantendrá calidad en sus espectáculos y recibirá a destacados
artistas de México y 40 países del mundo. La programación, en palabras del
también escritor, está un 22% más nutrida que la del año pasado, al organizar
685 actividades en las que participarán un total de 3 mil 762 artistas. Para
esta edición Japón y Nuevo León serán los invitados de honor.
Cervantino,
la radiografía de México

El 18 de octubre de 1972 fue
la clausura de la primera edición del FIC, en ese momento se dio a conocer que
el entonces presidente de la República mexicana había decidido que el encuentro
“sería permanente”. Esta acción presidencial marcó las siguientes ediciones.
“Echeverría en los años 70
viajó a Yugoslavia, justo cuando se estaba llevando a cabo un festival de arte
maravilloso, de ahí surgió la idea del presidente por traer un encuentro de tal
magnitud. Además, en ese momento, Echeverría quería ser líder del tercer mundo,
por ello los primeros países que vinieron fueron socialistas en su mayoría”, especificó
De Ita.
A pesar que el cartel incluía
al Teatro de Checoslovaquia, las Marionetas de Praga, el Teatro de Costa Rica,
al socialista alemán Gertrud Mersovsky, al Ballet Clásico Soviético Perm
dirigido por Bolarchicov, así como a Ignacio López Tarso y Carlos Pellicer, fue
un momento incierto, porque era el primer gran festival internacional que se
hacía en México y la gente no lo había recibido de buena manera.
El periódico Excélsior apuntó que el problema fue tan
grave que incluso Salvador Novo y Alejandro Bichir salieron a la calle a
regalar boletos para entrar al Teatro Principal. Sobre esto, Fernando de Ita apunta
que el FIC ha sido desde el principio el gran escaparate de las Bellas Artes,
“como se les decía decimonónicamente. El encuentro fue pionero en traer a los
grandes cuerpos de baile, orquestales, dramáticos. En ese sentido, formó
públicos”.
La decisión de qué
espectáculos se presentarían en cada edición del festival era responsabilidad
de poder presidencial. Después de estos años, llegó la época de la abundancia con José López
Portillo. Para celebrar la primera década del encuentro artístico el presidente
se rodeó de gente que lo asesorara de la mejor manera. Entre su cabildo
aparecía Héctor Vasconcelos, que en su administración invirtió 143 millones de pesos, el programa
se amplió a 43 ciudades de 25 estados con 433 actividades. Nureyev, Leonard
Berstein, Maurice Béjart, la Filarmónica Real de Londres, la Orquesta de Israel
figuraron en el cartel.
Para este momento, varios
artistas internacionales ya habían desfilado por los escenarios de Guanajuato;
sus organizadores ya sabían hacia dónde se dirigían: reunir a los más grandes
exponentes de las artes. Sin embargo, a la par se incrementó el sentido elitista de lo que
podía llegar a ser, pues era difícil que todos tuvieran acceso a las
presentaciones.
Fernando de Ita, quien se
desempeñó como reportero durante estos años aseguró que el gremio periodístico
acusaba a Héctor Vasconcelos de “ser elitistas, que el programa no era para el
pueblo. Él preguntaba cuál era la manera para que llegara a ese público. Pero,
el arte es elitista por naturaleza porque para leer un libro necesitas saber
leer, para escuchar música se necesita también tener educación. Y después de
decir lo mismo, de que el arte es elitista, creo que es porque se necesita una
condición específica para disfrutarlo a fondo”.
Pero con Salinas de Gortari vino
el último gran momento del presidencialismo, “en donde los elegidos eran por
orden del mandatario”. Para ese momento, el Conaculta ya se había creado y el
festival ya tenía sus propios parámetros.
“El Cervantino es una
estructura formal en donde se pueden hacer cosas de acuerdo a los convenios que
se tengan, de acuerdo a las compañías u orquestas y también de la imaginación
de los directores. Me consta que Lidia Camacho abrió el Cervantino para internet,
utilizó las herramientas tecnológicas. Ahora Volpi lo quiere hacer más social”.
Fernando de Ita afirmó que
la programación ha cambiado porque el mundo es diferente, pero sigue habiendo
grupos de festivales, aquellos que tienen una gran trayectoria, que cobran
cientos de miles de dólares. “Las tareas que tenemos es hacer llegar esta
producción artística o del intelecto a un mayor número de personas”.

De
lo artístico a lo social

Uno de los grandes problemas
que no han podido solucionar los directores del festival es: ¿cómo hacer que las
hordas juveniles tengan algo a dónde ir? Hay jóvenes que sólo van al reventón,
otros que sí juntan dinero. Eso escapa de la programación, de lo que se pueda
controlar, mencionó De Ita.
“Frente al horror y la
barbarie, el arte no es un simple entretenimiento y una evasión, sino el
revulsivo que nos vuelve la humanidad, el arte nos hace verdaderamente
humanos”, aseguró Jorge Volpi durante la presentación de su primer programa de
actividades del FIC en 2013.
El escritor es un hombre de
mundo, es un artista que ha viajado y que conoce, eso hace que a su segunda edición
al frente del festival se vea su sello propio. Este año refuerza los
planteamientos que dio a conocer y con lo cual no se bajó la calidad artística,
porque lo que se hizo fue encargar obras específicas para esta 42ª edición,
expresó De Ita.
“Por fortuna no se llevó
nada más las cosas populares a la manera de divertimento, sino trata de
involucrar a las comunidades rurales con lo que se va a presentar. Ese es un
paso diferente, no es nada más llevar obras de teatro, para que las vean, es
trabajar con ellos para que conozcan los procesos creativos”, finalizó el
dramaturgo.

14MAG 
Imagen:http://bit.ly/1pRu4dO

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