Elsa Escamilla, fotógrafa de la multiculturalidad en Michoacán

Por Alberto Aranda, enviado

MICHOACÁN, México, (N22).- 

Elsa
Escamilla es una fotógrafa. Vive desde hace 11 años en Michoacán. Trabajando en la
meseta purépecha. Ella contó su experiencia michoacana para Noticias 22:  

«Me encantan sus costumbres, sus tradiciones y de repente empecé a
detectar un fenómeno que es la
intercultura. De repente encontramos que se celebra  la fiesta de San Isidro Labrador, las mujeres
salen con sus vestidos esplendorosos, maravillosos y todas de tenis y tenis de
marca. Entonces empiezo  a preguntar por
qué traen tenis y me dicen, ‘no pues porque hace frio’, entonces de los  recursos que mandan los migrantes o de los
regalos  que traen se da esta cuestión. Uno encuentra cosas tan sorpresivas como que aquí en  Morelia se celebra la fiesta del torito, que
es antes de Semana Santa y el torito sigue existiendo, pero los personajes de
repente son Bugs Bunny en la parte de arriba del torito, entonces esta mezcla es
muy interesante.

«Los niños están picudísimos, porque ven por la internet cómo se hacen los
trajes de romanos. Yo le pregunté de ¿dónde sacaste el traje? Y me dijo ‘lo vi aquí en internet’,
entró a una página y se hizo su trajecito como él lo vio.

«En Tingambato cada vez que se
hace la celebración  vienen entre tres y
cuatro camiones de migrantes. Vienen de
San Diego California, de Kansas. A mí me impresionó mucho porque llegan  con sus imágenes. Vienen exclusivamente a la
fiesta. Igual en Aranza  y en muchos
pueblos y esos mismos  migrantes
colaboran y ayudan económicamente porque las celebraciones con carísimas», dice la fotógrafa Elsa Escamilla. 

¿Cuál
es su percepción de la inseguridad del estado?

«Se habla de Michoacán en el sentido de que uno cree que
se  está baleando aquí la gente.  Hemos organizado un encuentro aquí  de fotografía, se llamó «Efoco», todos los talleristas me decían ‘oye pero uno sí puedo ir, todos los estados están igual’.
Creo que esta, no sé si decirle publicidad, este enfoque que hay hacia el
estado en cuanto a la agresividad, en
cuanto a que aquí se está matando la gente es verdaderamente grave y está minando cosas que no nos imaginamos.

«El otro día de veras que ahí si me consterné y dije ‘es
que se  tiene que hacer algo’. Fui a
Janitzio. Tomo mi lanchita en Pátzcuaro, el señor de la lancha estaba muy contento porque se habían juntado los 20 que se necesitan para ir al otro lado, 20
personas, no se habían juntado en más de una hora y fui un sábado que es
turístico. Cuando llegué ahí de veras
era de sentirse terriblemente mal. Todas las mujeres ataviadas tan hermosas,
con los collares, las hoyas y no había absolutamente ni un solo turista. El sentir que yo tengo de la comunidad
donde son centros turísticos es que me
dicen ‘qué vamos a hacer si se sigue diciendo que el estado es una cosa terrible
y no es terrible’. Es un estado hermoso, creo que hay seguridad, creo que sí hay inseguridad pero en
las áreas donde  están los conflictos
y están centralizados, pero
también sucede en Tampico y en otros lados.