El adiós al profanador de cadáveres literarios: Serge I. Zaïtzeff

“Él tenía una especie de
idea que era completar un rompecabezas de la cultura mexicana, porque los
mexicanos sólo nos dedicamos a ciertos autores muy famosos y dejamos a un lado
a grandes autores que también son joyas pero que en ese tiempo todavía no eran
descubiertas”, acentuó Pavel Granados en entrevista.
Por Ivonne Reséndiz
Distrito Federal, 14/07/14, (N22).- “La literatura mexicana es un gran rompecabezas, hay escritores muy
importantes como Julio Torri que son personajes muy significativos para la
cultura y simplemente no los conoceríamos como se debe si no existiera gente
como Serge I. Zaïtzeff. Un profanador de cadáveres literarios,» destacó el
escritor Pável Granados, a un mes del deceso de Serge I. Zaïtzeff, investigador
de la literatura mexicana del siglo XX.

Considerado como uno de los
críticos más prolíficos de la literatura mexicana, Zaïtzeff realizó un trabajo
importante de archivo dando como resultado investigaciones en el campo social,
literario y político de México.
Hablamos de un personaje que
estudió la literatura mexicana como ningún otro, que excavó en los lugares más
profundos para desenterrar cuantiosos trabajos, historias, manuscritos y
correspondencias de grandes escritores como Julio Torri, Rafael López, Carlos
Pellicer, Gabriela Mistral y Alfonso Reyes, entre otros. 
“Fue un hombre que estudió
la literatura mexicana, que se centró muchísimo en una época pero que sobre
todo se dedicó a hacer lo que nadie había hecho, que fue reunir la obra de escritores
muy poco conocidos, una serie de escritores que habían quedado un poco
relegados”.
“Él tenía una especie de
idea que era completar un rompecabezas de la cultura mexicana porque los mexicanos sólo nos dedicamos a ciertos
autores muy famosos y dejamos a un lado a grandes autores
que también son
joyas pero que en ese tiempo todavía no eran descubiertas”.
Serge publicó alrededor de
cincuenta libros, entre los cuales destacaron sus ensayos sobre el Modernismo, la generación de Contemporáneos y obras de los miembros
del Ateneo de la Juventud.

De acuerdo con Granados, el
maestro Serge contribuyó de manera considerable en la historia de la
literatura, pues sus aportaciones han permitido que los escritores no busquen
desde cero, “simplemente hay capítulos enteros que nos pasaríamos de largo
porque no sabíamos que estaban ahí”. 

Mil
historias por contar

Él empezó a acercarse a
México –cuenta Granados- ya que cuando estudiaba en Estados Unidos no sabía
bien a qué dedicarse, fue entonces que su maestro Allen W. Phillips (uno de los
grandes investigadores de la vida de Ramón López Velarde) le dijo que si no
sabía en qué iba a dedicar sus estudios, le recomendaba investigar a Rafael
López. Fue entonces que Zaïtzeff vino a la Ciudad de México y buscó a la familia
de López, se fue a la hemeroteca y dejó una especie de doctorado ejemplar que
se llama Rafael López: Su vida y su obra,
y Zaïtzeff lo que hizo fue que nos entregó una bibliografía completísima que recabó
de las bibliotecas de México, Estados Unidos y que además recuperó casi sus 500
crónicas y recopiló su obra para el gobierno de Guanajuato.  
Estas investigaciones fueron
el punto de partida para explorar más acerca de la vida y obra de ciertos
autores del siglo XX, creando por cada autor que recopilaba un prólogo muy
completo pero al mismo tiempo breve y sencillo en los que describía quién era,
a qué se dedicaba y por qué era tan importante para la literatura mexicana.
“Como prologuista se
dedicaba a decir quiénes eran los autores, qué los había distinguido y la lista
completa de sus publicaciones, también hacía en algunos casos una descripción
muy comprensiva de lo que había sido cada una de sus obras. Creo que cumplía el
paso indispensable que era dar un retrato general de los autores que él investigaba,
siento que se dedicaba a reunir la obra, a leerla toda y tratar de armar una
especie de retrato general para que en unas 20 ó 25 páginas uno tuviera una
idea de quiénes eran esos autores, cuáles eran los temas que abordaba y formas
literarias que habían hecho”, aseveró el escritor Granados.
Zaïtzeff, quien 1982 fue
nombrado miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua y un año
después acreedor del Premio Xavier Villaurrutia por su libro El Arte de Julio Torri, también hizo
grandes anotaciones que permitían tener un amplio panorama de lo que se leía.
“Él establecía el texto,
tomaba una decisión y después anotaba a qué se refería, quiénes eran los
autores que leían e iba diciendo la relación que había. Fue otro papel que
realizó, y como sabemos para lograr hacer esas anotaciones se tienen que
conocer muchos archivos, así que es algo que le debemos mucho”.
De tras de sus prólogos y
escritos se encontraba una labor previa que aunque no se veía, ahí estaba, y se
trataba de una función exhaustiva que parecía fácil y que son pocas las
personas que se comprometen y se dedican con tanta pasión a buscar un solo dato
sin importar su ubicación.
“Los mexicanos somos
desmemoriados y hay algunos cuantos investigadores privilegiados que se han
encargado de nutrir nuestra memoria, yo diría que así como Zaïtzeff estudió del
Modernismo y del Ateneo de la Juventud, también Miguel Capistrán se distinguió
por recuperar toda la obra de los Contemporáneos y es una lástima que les
paguemos con ingratitud y con olvidos a los investigadores de la memoria”,
finalizó Pável Granados.

 img: http://bit.ly/1oArm98
14MAG 

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