Alí Chumacero sigue vivo a través de las letras

  • Es mejor dejar una línea perdurable que un grupo de libros que se tire al cesto de la basura, expresó en vida el poeta

Distrito Federal, 09/07/14, (N22).- El poeta y editor Alí Chumacero expresó en vida que lejos de ser un gran escritor o un poeta extraordinario era un obrero, un pastor de la palabra, pero con la suerte de corregir a los más grandes literatos del México moderno.
Nacido en Acaponeta, Nayarit, el 9 de julio de 1918, Alí Chumacero fue considerado una de las grandes voces de la poesía hispanoamericana del siglo XX y conocido como un hombre de letras y de libros.
El escritor encontró en los poemas el medio ideal para reflejar la belleza del mundo que su mirada captaba al observar paisajes de la vida cotidiana, pero también para hacer palpables los vicios, emociones y sentimientos que residían en su alma: la añoranza, la soledad, el amor, el desamor, el sufrimiento, el deseo y la pasión.
A los 11 años se fue junto con sus padres a vivir a Guadalajara, Jalisco, donde realizó sus estudios de primaria y secundaria. Fue en dicha época cuando comenzó su interés por la poesía y experimentó la creación de sus primeros versos.
A sus 18 años, en 1936, ya había escrito sus primeros poemas, los cuales nunca llegaron a pasar por la imprenta; un año más tarde, 1937, decidió probar suerte en la capital del país, donde se dio a conocer como poeta y formó parte de los principales foros culturales y artísticos de México.
Radicado en la Ciudad de México, el también redactor se volvió un visitante compulsivo de las grandes bibliotecas, por lo que leyó de todo, incluyendo ciencia abstracta, filosofía, psicología y parapsicología, ésta última relacionada con las reapariciones y la muerte.
“Leí lo que se me dio la gana, toda la novela de la Revolución, me enamoré de la prosa de Martín Luis Guzmán, leía a Mauricio Magdaleno, a Agustín Yáñez, más tarde tuve la suerte de conectarme con varias revistas o hacerlas yo mismo, con gente de imprenta; aprendí el oficio, me gustó, me quedé en él”, comentó a un periódico de circulación nacional.
A los 34 años se convirtió en lector profesional al ingresar como corrector de pruebas en el Fondo de Cultura Económica (FCE), labor que desempeñó durante casi seis décadas, periodo en el que pasaron frente a sus ojos los originales de varias obras imprescindibles de la literatura mexicana. Dedicó su vida al amor por la poesía y los libros, con generosidad y devoción. De un lado, con una obra breve pero concentrada y poderosa; del otro, cuidando por más de medio siglo la edición de escritores imprescindibles como Octavio Paz, Alfonso Reyes, Juan José Arreola, Carlos Fuentes y Juan Rulfo, entre muchos otros.
El autor galardonado con el Premio Nacional de Lingüística y Literatura (1987) formó parte de los escritores que fundó la revista Tierra Nueva (1940), en la que colaboraron autores como Jorge González Durán, el ensayista y crítico José Luis Martínez y el filósofo Leopoldo Zea. La publicación fue considerada una de las revistas más importantes de todo el ámbito intelectual y artístico hispanoamericano y congregó a un grupo de jóvenes escritores mexicanos que integraron el grupo generacional llamado Los Contemporáneos.
El poeta, quien también fungió como redactor de las revistas El Hijo Pródigo y México en la Cultura, suplemento del periódico Novedades; se convirtió en uno de los principales colaboradores culturales de los medios de comunicación, ya que en 1942 empezó a publicar sus escritos en la revista Letras de México.
En la década de los años cincuenta, ya consagrado como uno de los principales literatos contemporáneos mexicanos, Alí Chumacero recibió una beca de El Colegio de México (1952) y otra del Centro Mexicano de Escritores (1952-53).
Otros de los reconocimientos y distinciones que recibió destacan: miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua (1964), así obtener en 1980 el Premio Xavier Villaurrutia por el valor conjunto de toda su obra poética, la cual constó de 75 poemas reunidos en tres libros: Páramo de sueños (1944), Imágenes desterradas (1948) y Palabras en reposo (1956).
“He escrito poco. No me arrepiento, es mejor dejar una línea perdurable que un grupo de libros que se tire al cesto de la basura”, expresó.
Alí Chumacero fue considerado el autor de una poesía breve, pero de construcción perfecta, quien logró imprimir en su lírica una expresión relacionada con el impulso juvenil, el amor, la desilusión, el júbilo y la ira.
El poeta es autor de los libros Páramo de sueños (UNAM, 1944), Imágenes desterradas (Editorial Stylo, 1948) y Palabras en reposo (FCE, Letras Mexicanas, 1956). En los últimos 25 años del siglo XX se publicaron varias selecciones, muestras antológicas y recopilaciones de las obras completas de Alí Chumacero, entre las que destacan: Responso del peregrino (1980), Poesía completa (1980), Antología personal (1984) y Los momentos críticos (1987), recopilación a cargo de Miguel Ángel Flores.
Alí Chumacero es también autor de una selección de Poesía romántica (1941), así como un ensayo que publicó bajo el título de Acerca del poeta y su mundo (1965) y que constituyó el texto de su discurso de ingreso en la Docta Casa del país.
Otros de los reconocimientos que obtuvo fueron el Internacional Alfonso Reyes (1986), el Estatal de Literatura Amado Nervo (1993) y la Medalla Belisario Domínguez otorgada por el Senado de la República, en 1996.
A su persona se le rindieron diferentes homenajes, como el realizado en el Palacio de Bellas Artes al cumplir 90 años de edad, donde expresó: “Me han dicho el pastor de la palabra. Soy un hombre que se ha dedicado a los libros, a los que se va a dedicar hasta el último momento. Y cuantas veces se me ha pedido o insinuado que cambie de profesión, siempre he esbozado una sonrisa: no cambio de profesión ni a la hora de la muerte, quizá de país, pero no de profesión”.
Con el tiempo el editor creó su propia biblioteca en la que reunió más de 40 mil volúmenes. Conocía muy bien la literatura mexicana, desde la prehispánica hasta los escritores actuales; se decía que era de los pocos viejos que leía a los jóvenes.
Actualmente la Biblioteca de México José Vasconcelos resguarda la biblioteca personal Alí Chumacero, integrada por aproximadamente 46 mil volúmenes que incluyen libros, folletos y publicaciones periódicas.
Entre las principales temáticas de la colección sobresalen: culturas de la antigüedad, literatura, historia, antropología, filosofía, psicoanálisis, arte, ciencias sociales y espiritismo. Destacan facsímiles de códices, obras sobre arte y escuelas artísticas en diversos países del mundo, así como algunas importantes publicaciones periódicas mexicanas.
Alí Chumacero, quien estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y fue miembro del Sistema Nacional de Creadores, como creador emérito. Falleció el 22 de octubre de 2010 en la Ciudad de México a los 92 años.
Imagen:http://bit.ly/1sxMxfT
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