«La palabra justicia en México es una mentira, es una falacia»: Abraham Fraijo

  • Los padres de Emilia y Yeyé recuerdan las últimas horas en la vida de sus hijos. Después comenzó el infierno

Por Irma Gallo
CIUDAD DE MÉXICO, México, (N22).- 
«Desde
aquel 5 de junio ya no somos nosotros, al menos no completamente. Nos fue
arrancado un enorme pedazo de nuestras vidas», afirmpó Julio
César Márquez, padre de Yeyé.
Las
nubes negras se ceñían
en el cielo de Reforma. El Ángel,
impávido, miraba desde su altura
inconmovible a los padres de los niños
que el 5 de junio de 2009 ya no despertaron de la siesta que acostumbraban
tomar al final de su jornada en la Guardería
ABC de Hemosillo, Sonora. Junto con los padres, periodistas, activistas,
ciudadanos de a pie que nada más
de imaginar que a sus propios hijos les sucediera lo que a los 49 de
Hermosillo, se dieron cita al pie del monumento alado.
«Mi
esposa ha tenido un proceso extremadamente difícil. Ella ha estado internada en
varias ocasiones en hospitales de salud mental, en cuatro ocasiones
concretamente. En una de ellas, incluso, recibió terapia electro convulsiva,
electroshocks, que en lugar de ayudarle la dejaron más vacía porque le
borraron muchos recuerdos de su hijo», confirmó César.
Por su parte, Abraham
Fraijo, padre de Emilia, consideró que ahora estamos peor. «Ahora sí hay
una total impunidad e insensibilidad por parte de las autoridades que deberían estar procurando
justicia y que esto no volviera a suceder. Tenemos ya dos socios de la guardería exonerados. Nos
damos cuenta de que la palabra justicia en México es una mentira, es una falacia.»
El periodista Diego Enrique Osorno también se dio cita. Él comentó que justo el día de la tragedia llegó a Hermosillo y los primeros reportes eran de incendio: el gobierno
desde el primer instante trató de manipular y
tergiversar lo que estaba ocurriendo. Recuerdo claramente que se hablaba de 10
personas muertas, de niños,
y se insistía
en esta versión
hasta que finalmente empezaron a salir las cifras reales.
Los
padres de Emilia y Yeyé recuerdan las últimas horas en la vida de sus hijos.
Después comenzó el
infierno.
«Desde
qué se levantó él
sabía que iban a ver
películas en su
escuelita. Ese día le permitieron
llevar alimentó externo, porque
ellos llevaban una dieta, y su mamá le
preparó palomitas, y me
acuerdo que le pregunté que qué película quería ver y me dio risa
porque él
era muy cercano a su hermanita, y me dijo que quería ver una de
princesas. Sabemos que ese día
él fue muy feliz.
Que el hecho de tener las palomitas, y de ser el único que llevaba
palomitas, lo convirtió en un niño muy popular», comentó el padre de Yeyé. 
Abraham recordó que estuvieron en la plaza Zaragoza. «Lloró mucho porque le compré un juguete que era
como un helicóptero
y volaba y la única
vez que lo hizo volar quedó arriba de un árbol. Tuve que que
ir a comprarle otro y a parte a que le pintaran la carita».

Mientras el contingente con las fotos de los 49
niños muertos avanzaba sobre Reforma, en silencio,
con rumbo al Zócalo,
el cielo se abrió.
No hubo más amenaza de lluvia.

Imagen: http://bit.ly/1hhH8s4
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