El último gran movimiento del siglo XX gritó: ¡no a la imposición neoliberal!

A 15 años de la huelga de la UNAM 


Por Montserrat Brugada
CIUDAD DE MÉXICO,
México, (N22).-

Durante la madrugada del 6 de febrero de 2000 todo permanecía tranquilo en  la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM).  El Consejo
General de Huelga (CGH) tenía instalada su comisión de seguridad.  Decidieron dormir, creyeron que no iba a pasar
nada, a pesar de que las advertencias sobre la entrada de la Policía Federal
Preventiva (PFP) eran constantes.

Casi eran las 7 de la mañana, cuando una chica entró
corriendo y gritando al auditorio Che Guevara: “ya valió madre, ya entró la
PFP”. Se escuchó el ruido de las botas al marchar; varios integrantes del CGH intentaron
escapar por la puerta que da directo a la avenida. Cuando abrieron las puertas
estaba un policía de la PFP embozado, con casco, chaleco antibalas, con un
rifle de asalto y los apuntó. El arma dividía las circunstancias: los
integrantes del CGH no estaban armados, aunque eso se rumoraba.

Entonces lo que hicimos fue mandar a los más chicos al
centro para protegerlos en caso de que nos plomearan, era un silencio fúnebre.
Nos ubicamos porque siempre hacíamos eso, ubicar quiénes estaban adentro
primero por nuestros colectivos, después de la facultad, porque nos agarraron
adentro como a 400 o  500. Hicimos listas
de los que estábamos, le extendí mi mano al Diablo al Mosh y les dije: “nos
vemos afuera”, con la esperanza de que los iba a encontrar, porque no sabíamos
que iba a pasar. De repente comenzamos a cantar el Himno Nacional con todas las
estrofas y los de la PFP se quedaron perplejos porque ellos sí iban con todo,
ya les había dicho Televisa que habían rifles y pistolas, que habían cuadros
guerrilleros dentro de la UNAM.  Nosotros
y los de la PFP, sabíamos que con una provocación hacia  las chicas, o los niños todo cambiaría, no nos
íbamos a quedar parados, ahí sí no.

“Nos sacaron en fila hacia los camiones, había una cara
de consternación entre todos nosotros, ya nos detuvieron, ¿qué va a ser de
nosotros? Aquí nos desaparecen y aquí se acaba el chiste… ¿qué va a pasar?”, es
el relato de Luigi, ex miembro del Consejo General de Huelga.

Los inicios de un movimiento en
descontento

Hablar del movimiento estudiantil que dio lugar a la
huelga de 1999 en la UNAM, significa evocar la lucha social más importante
(después de la insurrección de los indígenas zapatistas de Chiapas en 1994) del
México de fin de siglo, que defendió la educación pública y gratuita en México.
El movimiento surgió como respuesta a la ofensiva
neoliberal contra las universidades públicas, como resistencia ante los ajustes
impositivos a las instituciones de educación superior, impuesta en ese momento
por las autoridades de la UNAM. La idea de los directivos era imponer el pago
de colegiaturas por medio del Reglamento General de Pagos, el aumento de cuotas
de inscripción (nivel licenciatura de 30 a 20 días de salario mínimo y para el
nivel medio superior de 20 a 15) y por lo tanto la restricción a la educación para
los sectores populares.
Esta iniciativa neoliberal contra la UNAM, la sociedad civil
y las principales organizaciones de la izquierda mexicana en la coyuntura de
1997-2000,  se originó por la realización
de un diseño económico que incluyó a grandes capitales transnacionales y
nacionales, al Partido de la Revolución Democrática (PRI), quien gobernaba en
ese entonces, a un conjunto de fuerzas de derecha y ultraderecha -como son los
grandes medios de información- así como la alta jerarquía de la iglesia y
algunas fracciones de organismos políticos como el PAN.
En palabras de
Alerto “el diablo”, ex dirigente del CGH, el momento político que
existía en ese momento con los procesos de privatización (que se llama el
modelo neoliberal implantado después, de un cambio en la correlación de fuerzas
mundiales con la caída de la de la Unión Soviética), hasta ese momento todos
los movimientos de privatización que había hecho el PRI al mandato de los
gobiernos de Miguel de la Madrid, de Salinas de Gortari y obviamente con
Zedillo habían triunfado. “La huelga
aparece como una manifestación popular anti gobierno y anti programas
neoliberales
”.
También hubo un divorcio con el Partido de la Revolución Democrática (PRD)
como instrumento político, ya que éste se dedicaba más a la lógica de ser
co-gobierno o ser gobierno. En 1997 había llegado Cárdenas al gobierno del Distrito
Federal y entonces el PRD se dedicó a hacer que los movimientos populares se
supeditaran a las metas estratégicas para llegar a la presidencia, agregó.

Lucha de fuerzas

El 5 de marzo de 1999 el entonces rector de la UNAM,
Francisco Barnés de Castro, afirmó que no presentaría su renuncia y declaró que
estaría dispuesto a llegar tan lejos como la comunidad universitaria estuviera
dispuesta a respaldarlo.
Por otra parte, en lo que concierne al gobierno de ese
año, el objetivo de la huelga fue causar un daño significativo a las dos
fuerzas políticas más importantes que aglutinaban la izquierda social y a los
sectores del pueblo: el PRD y el EZLN, para ganar a como diera lugar, las
elecciones del 2000  y contar posteriormente
con seis años de respiro para recomponer el sistema político de dominación y
hegemonía en el país.
El 13 de abril Consejeros Universitarios se reunieron con
integrantes de la Subcomisión de Revisión de la Ley Orgánica de la UNAM de la
Cámara de Diputados, a quienes les reiteraron la necesidad de modificar la
legislación y lograr “la democratización de los órganos universitarios”.
Había
un claro rechazo y las cuotas daban muy pocos recurso a la universidad, era un
asunto ideológico, la intensión era  ver
de dónde salían más correas, se trataba de ego. Barnés jugó a que la policía le
resolviera el asunto, esa siempre fue su apuesta durante el conflicto, tengo
muchos elementos para afirmar eso, él sabía que había una oposición pero
siempre apostó a fortalecer a los grupos más radicales, a la ultra porque
fortaleciendo a la ultra decía “no hay con quien negociar, no queda más que la
intervención de la fuerza pública”, comentó el Diputado Fernando
Belaunzarán,  ex miembro del sector moderado del Consejo
General de Huelga
El 16 de abril la Asamblea General Universitaria acordó
que a partir del 19 de abril, esa representación se conformaría en Consejo
General de Huelga (CGH).

¿Cómo inició la Huelga de la UNAM de
1999?
Con la creación del Consejo General de Huelga (CGH) y los
problemas que aquejaban a la universidad, se realizó el pliego petitorio donde
se incluyeron la derogación de los reglamentos generales de Pagos y el de
Inscripciones. Y estudiantes de 27 de los 36 planteles de UNAM, así como de los
centros de Estudios Cinematográficos y de Enseñanza de Lenguas Extranjeras, se
declaran en paro por el rechazo al alza de cuotas. El rector Francisco Barnés
advierte que la institución no cederá ante “amenazas ni presiones de ningún
tipo”, el diablo explicó.

En un principio las demandas eran muchas, a eso lo
llamamos “la plataforma de lucha” que era un pliego muy grande de aproximadamente
30 puntos. El movimiento estudiantil tenía claro que no podía irse a una lucha
exigiendo treinta o más peticiones, por eso fue que decidimos establecer un
pliego mínimo de demandas, a lo que llamamos pliego petitorio, que eran las demandas más sentidas, más grandes
del movimiento estudiantil y las que más generaban consenso en los estudiantes
organizados y eran:
1.     
La abrogación del Reglamento General de
Pagos.
2.     
La derogación de los reglamentos de
inscripción y de exámenes.
3.     
La ruptura de los vínculos con el
CENEVAL, que es esta instancia privada que cada vez se ha ido metiendo en las
decisiones académicas en las instituciones educativas en el país.
4.     
El que no se aplicaran sanciones
universitarias, ni extra universitarias a los partícipes del movimiento.
5.     
El que se recorriera el calendario
escolar para recuperar el tiempo invertido en el movimiento estudiantil.
6.     
La realización de un congreso
universitario.

“Este último se pensó como un espacio en donde nosotros
veíamos la oportunidad y la necesidad de discutir, no sólo entre los miembros
del CGH, sino con toda la comunidad universitaria, con los sectores académicos
y los trabajadores administrativos para discutir las futuras decisiones de la
universidad. Porque si algo
cuestionábamos era las formas autoritarias en cómo se tomaban las decisiones,
tanto localmente en cada instancia universitaria así como a nivel central en el
consejo universitario
”, agregó Argel.

Así el 20 de abril de 1999, la UNAM se fue a paro de
labores y cerca de 223 mil 495 alumnos no tuvieron clases. Barnés afirmó que
“la institución no puede regresar al Reglamento General de Pagos (RGP) anterior
porque era ridícula la cuota de 20 centavos para licenciatura y de 15 centavos
para el bachillerato”.

“En la UNAM, desde mucho tiempo atrás, intentaron privatizar
la educación superior, ya lo habían intentado en 1986, lo habían intentado
nuevamente en 1992 y a partir del año 1995 viene una serie constante de contra
reformas en la UNAM, empezando por la modificación a los planes y estudios de
los CCHs y después en el 1997 con cambios a los reglamentos generales de
inscripciones y de exámenes. En cada uno de esas había una limitada
participación estudiantil, lo que significaba para los directivos de la
universidad tener confianza. Cuando se vino el alza de cuotas desde fines del
98, cuando el Estado mexicano anuncia un recorte presupuestal para la UNAM, ya
algunos de los que nos empezábamos a organizar, ya preveíamos lo que se venía a
principios del 99.” Argel Pineda ex miembro del CGH.



El CGH: Ultras y moderados.

El CGH nace en la Asamblea Universitaria. La Asamblea Universitaria era
un intento, practicado desde 1997, para concretar en una sola coordinación
amplia y masiva a los distintos activistas y dirigentes del movimiento, incluso
antes de la huelga. No fue hasta el 15 marzo cuando el rector impone al
Consejo Universitario las cuotas, “que es cuando la gente se aboca, se va a las
asambleas, a los auditorios, a las plazas de las facultades, de las escuelas y
empiezan a discutir las necesidades de detener esto, incluso si es necesario
con la huelga misma”. 

Cuando se declara la huelga, el CGH se convierte en una representación
colectiva de cada escuela a partir de delegados que llegan con resolutivos planteados
 en  la comunidad estudiantil. Se convierte en un
elemento representativo de movilización, donde las voces de unos cuantos
influían en el proceso, en la discusión, por su experiencia, por su arrogo, por
su participación, pero no eran las voces únicas, realmente la discusión de la
base, la discusión de la comunidad era la que finalmente resolvía y nadie tenía
un peso más sobre otras personas, había una democracia, dijo Alberto “El
diablo”, ex dirigente del CGH.

La organización del Consejo General de Huelga, retomó las
experiencias y prácticas de otros movimientos como el del 68 y el Consejo
Estudiantil Universitario mejor conocido como CEU “histórico” de 1986. La toma
de decisiones y las acciones del movimiento fueron innovadoras, ya que se
incorporaron los principios de rotatividad y revocación de cargos. Las asambleas locales que conformaban el
máximo órgano de decisión en el CGH, discutían hasta el más mínimo detalle.
Esta práctica fue  muy criticada y poco
entendida para quienes estaban habituados a la decisión, al seguidismo y al
verticalismo.
La operación del grupo no debía perder las acciones de
presión tradicionales como marchas, toma de instalaciones y mítines, combinadas
con tácticas de comunicación política y participación, como consultas a la
sociedad, foros y eventos culturales populares.
“No había una división
entre sí, pero comenzaron ciertas tendencias políticas de un lado y tendencias
políticas del otro y no solamente eran dos posiciones”.
Lo que sí es real es que -esto es muy a juicio mío, aseguró El Diablo–  había una forma de hacer política de unos y
había otra forma de hacer política de otros. Cuando el movimiento empieza a
surgir, aún antes de la huelga, el PRD y sus activistas, no por mandato
del PRD tal vez, eso no me consta, pero empiezan a influir en el movimiento de
acuerdo a lo que los tiempos electorales estaban marcando. Ellos manifestaban  abiertamente que debíamos dejar todo para que
lo resolvieran y abocarnos a que Cárdenas ganara la presidencia y resolviera el
problema del presupuesto y el problema de la educación.  Eso influyó mucho para que se marcaran las
posiciones por un lado empujando la huelga libremente y por otro lado empujando
la huelga de acuerdo a los tiempos políticos del PRD, esa fue la primera
fricción dentro del movimiento estudiantil.

Al Estado le convenía que el movimiento pareciera estar dividido en dos
posiciones, para categorizar a los “activistas buenos” y a los “activistas
malos”. Los buenos eran los moderados que no querían confrontación, que querían
 levantar la huelga y los malos eran los
tercos que querían mantener la huelga hasta el final. Eso fue un mito, porque
realmente no se quería mantener la huelga hasta el final, sencillamente no se
estaba dando solución al pliego petitorio.   Nunca tuvimos una propuesta en la mesa de
diálogo por parte de las autoridades, si revisamos todo el calendario, hay
propuestas por afuera, hay propuestas de los eméritos, hay propuestas de otras
escuelas, hay propuestas de Cárdenas, pero nunca hubo en la mesa de negociación
una propuesta por las autoridades”,
añadió Alberto El diablo.

Después de la tormenta

Ante
el estancamiento del conflicto, el 9 de mayo integrantes del CGH señalaron que
se encontraban preparados para una “huelga larga” y reiteraron su postura de
efectuar un diálogo público, directo y resolutivo.
El 23
de mayo, se llevó a cabo la reinauguración del Auditorio Che Guevara, dónde
destacó la lectura de un comunicado enviado por el EZLN, en el que se manifestó
la solidaridad de Rafael Sebastián Guillén Vicente, ex Subcomandante Marcos, con el movimiento estudiantil.
Miembros
del CGH trataron  ganar la simpatía de la
sociedad, por lo que apoyados por organizaciones populares y estudiantiles
efectuaron una “consulta metropolitana por la educación”.
El 29
de julio en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM se llevó a cabo un
foro-debate, donde estuvieron presentes estudiantes, académicos, investigadores
y trabajadores, para analizar la propuesta de los profesores eméritos, donde se
destacó la postura de la corriente radical del CGH a través de Mario Flavio
Benítez Chávez, quien señaló que no se levantará el paro de labores hasta que
se tenga respuesta positiva a los seis puntos del pliego petitorio.
“Con
los maestros eméritos tuvimos una gran oportunidad de darle una solución pero por
dos votos el CGH desechó  la
propuesta  de los eméritos”, concluyó Fernando
Belaunzarán.
Entre
las preguntas se destacó la referente a la gratuidad de la educación y la
desvinculación de la UNAM y el CENEVAL.
El 3
de junio, en el marco del vencimiento del segundo ultimátum del CGH al rector,
Barnés de Castro anunció que envió al Consejo Universitario una propuesta de
modificación al RGP, en la que se estableció que “las cuotas semestrales
tendrán carácter de aportaciones voluntarias”.
El
Presidente Ernesto Zedillo Ponce de León reprobó el paro de actividades e
indicó que “quienes usando la violencia o la amenaza impiden que la institución
cumpla sus fines, está violando la autonomía universitaria”.
El 3
de agosto el jefe de Gobierno del DF, Cuauhtémoc Cárdenas señaló en conferencia
de prensa que intervendrán elementos de seguridad pública en el conflicto de la
UNAM, “si es necesario”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *