Esquivel escribió una novela policíaca donde una mujer busca regenerarse a través del encuentro con su pasado
Por Nuria Ocaña
«A
Lupita le gustaba planchar. Laura Esquivel»
Lupita le gustaba planchar. Laura Esquivel»
Distrito Federal, 27/05/14, (N22).- Volver a nuestro origen es
el tema que guía la nueva novela de Laura Esquivel: A Lupita le gustaba planchar.
el tema que guía la nueva novela de Laura Esquivel: A Lupita le gustaba planchar.
Su editorial, SUMA de
letras, la define como una aproximación de la autora a la novela negra. Una
novela de personaje -femenino para dar continuidad a las protagonistas en las
historias de Laura-, un personaje “dentro del grupo de los que nunca serán
queridos ni admirados aunque estén en el centro del huracán…”, narra el inicio
del libro.
letras, la define como una aproximación de la autora a la novela negra. Una
novela de personaje -femenino para dar continuidad a las protagonistas en las
historias de Laura-, un personaje “dentro del grupo de los que nunca serán
queridos ni admirados aunque estén en el centro del huracán…”, narra el inicio
del libro.
Lupita,
eje del relato, es una mujer policía, violentada, abusada y alcohólica, es una
antiheroína. “Se trata de dignificar
nuestro propio origen (…) incluso
nuestro cuerpo se regenera”, señala Esquivel, “lo único que permanece es la
memoria y cada uno elige qué recordar”.
eje del relato, es una mujer policía, violentada, abusada y alcohólica, es una
antiheroína. “Se trata de dignificar
nuestro propio origen (…) incluso
nuestro cuerpo se regenera”, señala Esquivel, “lo único que permanece es la
memoria y cada uno elige qué recordar”.
Cuando
la voluntad de millones está fragmentada, encontrar nuestro sentido de pertenencia
la voluntad de millones está fragmentada, encontrar nuestro sentido de pertenencia
“No existe mayor agresión
que la indiferencia a la violencia; no nos importa por qué sentimos que no somos
parte de”, dice Esquivel. “Tenemos que encontrar un nuevo sentido al momento
que estamos viviendo y necesitaba un personaje como Lupita para reflejarlo (…) un personaje que después de tocar fondo,
logra reintegrarse en medio de un contexto fragmentado”, un México rico en
corrupción, impunidad y violencia.
que la indiferencia a la violencia; no nos importa por qué sentimos que no somos
parte de”, dice Esquivel. “Tenemos que encontrar un nuevo sentido al momento
que estamos viviendo y necesitaba un personaje como Lupita para reflejarlo (…) un personaje que después de tocar fondo,
logra reintegrarse en medio de un contexto fragmentado”, un México rico en
corrupción, impunidad y violencia.
El cómo de la novela, es
también producto de esa integración que Esquivel reclama. A Lupita le gustaba
planchar, a Lupita le gustaba bailar, a Lupita le gustaba chingar y le gustaba
mirar el cielo. “Es lo que nos gusta y
lo que evitamos aquello que tiene un sentido sumamente revelador de quiénes somos,
lo que construye al personaje”, menciona Esquivel, y continúa : “qué le gusta a Lupita y
porqué crea todo un sentido dentro de su vida: le gusta chingar para revelar su
ira por la vida, obviamente le gusta chupar, era alcohólica”.
también producto de esa integración que Esquivel reclama. A Lupita le gustaba
planchar, a Lupita le gustaba bailar, a Lupita le gustaba chingar y le gustaba
mirar el cielo. “Es lo que nos gusta y
lo que evitamos aquello que tiene un sentido sumamente revelador de quiénes somos,
lo que construye al personaje”, menciona Esquivel, y continúa : “qué le gusta a Lupita y
porqué crea todo un sentido dentro de su vida: le gusta chingar para revelar su
ira por la vida, obviamente le gusta chupar, era alcohólica”.
“Todos tenemos una Lupita dentro”, dice la autora del best seller Como agua para chocolate. Lupita lucha contra su alcoholismo y los fantasmas que la
persiguen; sin embargo, “todos tenemos nuestro espejo negro: nuestros propios
miedos, adicciones y culpas”. Y es que a pesar de que a Lupita le gustaba autocompadecerse, “todos atravesamos nuestra
propia búsqueda de luz. No hay un inicio ni un final”, concluyó Esquivel.
persiguen; sin embargo, “todos tenemos nuestro espejo negro: nuestros propios
miedos, adicciones y culpas”. Y es que a pesar de que a Lupita le gustaba autocompadecerse, “todos atravesamos nuestra
propia búsqueda de luz. No hay un inicio ni un final”, concluyó Esquivel.
Imagen http://bit.ly/1nwHyLn
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