El nuevo libro de ensayos de Vivian Abenshushan -Escritos para desocupados- es una crítica al mundo del siglo XXI. Plantea un análisis al sistema neoliberal, y pone en tela de juicio a la democracia como forma de gobierno, la cual debería hacer a los individuos más libres y justos. Aquí una breve conversación con la autora
Por Marcos Daniel Aguilar
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Distrito Federal, 18/03/14, (N22).-
En 2009 colapsó el sistema financiero en los Estados Unidos. La crisis en países de la Unión Europea era inminente. Meses después llegarían las crisis sociales. La Primavera Árabe, los desocupados en Wall Street, en las plazas españolas y las elecciones en México con el advenimiento del movimiento estudiantil #YoSoy132 animaron a escritores a pensar en otras formas de convivencia social lejos del neoliberalismo que tanto escozor ocasionaba a tantas personas. Entre estos ensayistas reflexivos se encuentra la mexicana Vivian Abenshushan, que en su libro Escritos para desocupados desmitifica al capitalismo y a la democracia.
En una cafetería, en el cruce de las calles Sindicalismo y Progreso –qué anacrónico suena hablar de estos términos en este siglo XXI y más si se quiere comprenderlos en un cruce de conceptos-, me reuní con Vivian Abenshushan, quien con su pareja y otras personas conformaron hace años una cooperativa llamada Tumbona. No es una editorial en sí, es una forma de organización que quiere ir a contracorriente del sistema empresarial, institucional y burocrático que ha traído justamente ese progreso improductivo que tiene al mundo en una fisura, no sólo económica, sino de valores.
Al propósito de este tema, de su cooperativa, y de su visión de la sociedad, la cultura a través de la columna económica, Abenshushan escribió una serie de ensayos que fueron reunidos bajo el título de Escritos para desocupados. Sobre este experimento de escritura platiqué con ella, en ese café que vende artesanías hechas por manos mexicanas:
-Vivian, este libro surgió hace años, en el comienzo de una crisis. En ese momento no sabíamos sus consecuencias, ahora las sabemos:
El libro Escritos para desocupados surgió como una necesidad de interrogarme sobre mi propio malestar frente al estado de cosas, en términos políticos, sociales y económicos y tratar de indagar en la raíz de ese malestar que finalmente descubrí una tarde en Buenos Aires, durante la llamada crisis Del Corralito, que sería una especie de anticipación de lo que nos vendría después, como una crisis global, una crisis financiera que golpeó a las economías de todo el mundo y la vida cotidiana de muchas personas.
Esa indagación se tradujo en un libro que justamente te pregunta si ¿necesariamente llegará la independencia a los circuitos del capital, a las formas de vida que esta dinámica de la economía financiera han impuesto como si se tratara de un modelo incuestionable, inamovible, y en ese sentido casi como un dogma.
Es un libro que a partir de las dudas, y las preguntas y del rechazo al culto, al trabajo, a los ídolos del trabajo, también es una pregunta sobre qué líneas de fuga podemos ir creando en nuestra vida inmediata, en nuestra vida cotidiana para relacionarnos de otro modo con los otros, para organizarnos en comunidad de una manera nueva, alternativa, renovadora.
En qué momento del desarrollo del ser humano nos encontramos. ¿Cómo nos tiene este sistema capitalista?, ¿con qué valores?
Me parece que el momento crítico del mundo, que es más evidente debido a ese techo histórico en el que hemos llegado, a la destrucción y devastación ambiental del planeta que nos ha puesto una especie de momentos para hacer una pausa y reflexionar si podemos seguir por el mismo rumbo. Es decir, si podemos seguir bajo la idea del crecimiento ilimitado, la expansión de los mercados, el beneficio a cualquier costo o bien, elegimos una ruta con una vida distinta, que tendría que pasar por el replanteamiento de los valores fundamentales en los que se encuentra: el trabajo como uno de los máximos valores, el éxito, el dinero, la competencia y la productividad.
¿Qué propones para cambiar estos valores, este sistema?
Me parecía muy importante en el libro dedicar una parte a indagar, a manera de ensayo, a veces a manera periodística, sobre otros movimientos que han ido creando estas zonas autónomas dónde respirar. Está por ejemplo el movimiento que surgió en Nueva York y que se fue moviendo a otras ciudades de las grandes economías que son las ciudades del despendio, del derroche, donde se tiran toneladas diarias de comida en buen estado porque decidieron dejar de consumirlas.
Están por ejemplo los desobedientes italianos de un grupo de inmigrantes que se organizaron para hacer acciones de desobediencia civil. Están algunas figuras cinematográficas como el “holgazán carismático” y que pertenece a esta larga tradición de contracultura norteamericana; es decir, de figuras, autores, personajes que dentro del tema y la economía gringa han buscado cuestionar desde adentro este tema.
Esta sociedad le quitó propiedades a conceptos y valores como el “ocio”, uno de los temas que también analizas.
Creo que el libro también es una crónica de cómo poner un pie fuera del sistema de trabajo. Era una manera de encontrar, al menos en mi caso, el tiempo para escribir, el tiempo para volver a pensar, tener el tiempo para volver a perder el tiempo porque es fundamental digamos para el trabajo creativo, para la labor creativa, el ocio es tan importante como el tiempo que me paso escribiendo. No escribir es también una forma de escribir para la labor creativa.
Desmitificas estos conceptos que creíamos verdades absolutas, entre ellos la democracia.
También el libro es de algún modo una crítica hacia nuestras falsas democracias liberales, es decir, donde la participación en realidad es un simulacro, donde las decisiones importantes las toman unos cuantos, donde hay un monopolio abusivo de las ganancias y de la toma de decisiones y las grandes movilizaciones mundiales que empezaron en España, Grecia, Irlanda, Turquía, y que luego se extendieron a México con el movimiento #YoSoy132. Movimientos estudiantiles en Chile, los movimientos de trabajadores y cooperativistas que recuperaron fábricas desde Argentina, son formas de poner en cuestión la concentración del poder económico y político del mundo que vivimos.
Toda organización colectiva es compleja, el otro día leía sobre otra cooperativa de artistas que se llama Cráter Invertido, sus integrantes dicen una frase: “donde hay contacto hay chispas”, es decir, donde hay personas haciendo cosas juntas siempre puede haber tensión, rigidez, desacuerdo, pero lo importante es aprender a dialogar en esas diferencias con otros de manera no vertical, de manera no jerarquizada, de manera no violenta.
Tú tienes una cooperativa, Tumbona.
Cuando es efectiva esa horizontalidad, produce muchas cosas, desde el tipo de vínculos que se hacen entre las personas, que no son trabajadores nuestros, digamos, ninguno es trabajador de la Tumbona, todos hacemos la Tumbona por gusto, por una especie de compromiso
personal, como proyecto individual y colectivo, y en ese sentido después de varios ensayos y errores, porque la verdad es difícil el trabajo colectivo, ahora funciona maravillosamente.
Eso me recuerda a otra organización que fundó el argentino Hernán Casciari en Barcelona, que decidió abandonar la gran industria editorial para fundar su propia editorial, sin intermediarios, sin grandes capitales, sólo por el afán de compartir su contenido en internet:
Justamente, hablo de Casciari en el libro, en una parte del libro que también discute los abusos del Copyrigth contemporáneo, y pongo como ejemplo la producción de conocimiento y creación y de significados que puede circular libremente en internet, sin que se abuse de los derechos de nadie, como manipuladoramente nos dicen esos videos de antipiratería al principio de la película. Creo que es una discusión también urgente en México y creo que se puede hacer con muchos argumentos. En efecto, es viable, lo que ya no es viable es seguir produciendo, consumiendo, y gastando del modo en que lo estamos haciendo. La utopía verdaderamente peligrosa en este momento es la utopía financiera, es decir, creer que tenemos un futuro bajo las mismas condiciones.
Momento para “descrecer” y cultivar la creatividad
El límite lo ha puesto el mismo planeta, no podemos seguir pensando que el crecimiento económico como la única vía, creo que ahora tenemos que empezar a pensar en descrecimiento económico, en austeridad, en otras formas de supervivencia, y también en otras formas de convivencia.
Es posible trabajar 4 horas diarias y después dedicarte a ser quien eres sin que el mundo se desplome, no es necesario trabajar 15 horas todos los días para seguir sobre produciendo, para generar mi felicidad cada vez más generalizada y para terminar con las reservas de aire, y de terreno y de tierra del planeta.
Vivian, creo que vivimos en un lugar donde el conocimiento es acaparado por monopolios institucionales, llámense universidades, institutos de cultura, editorial, grupos. También tú has pensado esto….
Hay un alegato contra la academia, justamente en el sentido de la burocratización en el sentido del conocimiento o las tecnocracias del conocimiento que también han ido formateando y estandarizando los discursos, por un lado, y por otro, olvidando su vocación de crear conocimiento y crear circulación. La academia funciona a partir del paradigma de la competencia, con el paradigma del curriculum, de la acumulación, del puntaje, y entonces muchos científicos, lingüistas, muchos filósofos de la academia se han convertido en burócratas que llenan informes o tienen que sobre producir conferencias y textos de investigación para conservar un puntaje y un cubículo, unas garantías, un sueldo, y entonces otra vez el pensamiento queda en segundo lugar, pero la crisis de la academia forma parte de una crisis más amplia.
(En este momento la mesera me trae un café americano cortado. La conversación comienza a fluir. Me siento cómodo para preguntarle a la ensayista sobre otras críticas hacia ésta, la civilización del espectáculo) Oye, la última vez que platicamos, Vivian, fue sobre los movimientos sociales que querían cambiar la política, el #Yosoy132, e incluso propusiste una migración mexicana si es que ganaba la presidencia Enrique Peña Nieto. ¿Qué ha pasado y qué piensas después de dos años?
Ha habido un repliegue y una paralización de la disidencia y de la parálisis de México a raíz de la criminalización de la protesta, ha habido una especie de clausura de posibilidades, creo que hay que recuperar el ánimo y volver a pensar críticamente lo que está pasando en el país, la violencia no ha desaparecido, el hecho de que se deje de hablar de violencia en los medios no quiere decir que se hayan superado las condiciones que generan la violencia en nuestro país y que también provienen de la violencia económica.
Hay relaciones directas entre los enormes niveles de corrupción en el país, la imposición “arrajatabla” de un sistema económico que ha dado muestras de ser absolutamente fallido e injusto y creo que no debemos de emitir nuestro de descontento, es difícil, las condiciones son muy complejas ahora.
“Vivimos con un lenguaje militarizado”
La estructura de este libro tiene la forma de la crisis. Palabras sueltas. Párrafos descompuestos, espacios. Como si fuera una fisura:
Una parte importantísima del proyecto era que en primer lugar fuera Copyleft, que se pudiera descargar, reproducir de manera gratuita, sin la persecución de ningún abogado, y por otro lado, que fuera también una página web donde se recuperaría buena parte del material iconográfico, de video, de documental, que estuve yo consultando a lo largo de esta elaboración y a lo largo de esta especie de experimento del desempleo voluntario.
El lugar de combate de un escritor es el lenguaje, John Cage decía que el lenguaje está militarizado, la gramática es una forma de estructura militar del lenguaje y la única forma de resistirse o combatir esas estructuras dentro del lenguaje mismo es desobedeciéndolo, desobedeciendo la sintaxis, abriendo grietas y espacios vacíos en la escritura, creando otras estrategias a través del azar, de la ruptura del sentido. El libro lo que busca en muchas formas es dialogar con eso y dialogar con el modo irrevocable en que la tecnología digital ha trastocado nuestra relación con la escritura y la lectura.
Leemos de manera fragmentaria, no leemos de manera lineal, también el libro está lleno de columnas, de frases truncas, sin puntuación, de imágenes, bajando en un texto donde van apareciendo imágenes, hay vínculos dentro de la página impresa hacia la pagina web, hay una especie de apéndice que es en realidad como un “rizoma”, donde el lector puede viajar de este libro a otro, hacia otras referencias.
En ese sentido, lo que me parecía más congruente para el libro y por las discusiones que entabla era publicarlo en una editorial independiente, que también discutiera el estado de las cosas. Además Sur+ fue la única que se arriesgó a publicar un libro con una licencia o de Copyleft que pudiera descargarse de manera gratuita.
Objetivo final del texto descargable gratuitamente por internet
Creo que la invitación que hace el libro es justamente a que otros individuos se organicen y se reúnan y convivan y transformen o transfiguren las condiciones de su vida diaria, de su vida más íntima, y a partir de ahí, a partir de esos pequeños cambios que además se multiplican y proliferan en este momento -en el mundo desde la economía solidaria hasta el cooperativismo internacional que se ha multiplicado a raíz de la crisis-, se pueda plantear una verdadera alternativa existente de organización económica, desde las relaciones más íntimas de los individuos, de los amigos y las parejas.
Se me acaba el café. También se acabó la conversación. Pienso que no le pregunté qué opinaba de la última película de Martin Scorsese, en la cual se revelan todos los vicios y mentiras en el sistema económico internacional. Creo que la música de John Cage puedo abrir alternativas creativas. Y me pregunto ¿ahora quién las está planteando?Bueno, los interesados en leer este libro de manera gratuita pueden hacerlo en www.escritosdesocupados.com
El capitalismo, el progreso, el socialismo, la academia no nos hicieron más ni menos felices. ¿Seguirán siendo esos los camino?
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