Jaime Labastida es un pensador que trasciende desde la poética

  • Carlos Santibáñez cree que no ha sido reconocida su obra periodística a pesar de ser Premio Nacional de Periodismo
Por Gustavo Díaz 

Distrito Federal, 01/08/13, (N22).- 
Con el propósito de acercar a la gente la obra poética de Jaime Labastida, el día de ayer en el centro de creación literaria Xavier Villaurrutia, los escritores Carlos Santibáñez Andonegui y Roberto García Bonilla ofrecieron una charla sobre la trascendencia de este personaje dentro del mundo de las letras mexicanas.
Jaime Labastida (1939) es poeta y ensayista con un doctorado en filosofía y letras por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha ocupado el puesto de profesor en la división de estudios superiores de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; es coordinador del taller de crítica literaria del INBA; director general de Siglo XXI editores, subdirector general de educación e investigación artística del INBA, socio honorario de la sociedad mexicana de geografía y estadística, es miembro de número en El Colegio de Sinaloa y actual director de la Academia Mexicana de la Lengua.
Durante este acto, se hizo referencia al tema de «La espiga amotinada»: Un grupo creado en 1960 a raíz de una publicación bajo el mismo nombre, en la que aparecieron obras de Juan Bañuelos (1932), Eraclio Zepeda (1937) y el mismo Jaime Labastida.

«Yo era un ladrón en busca de palabras”, fue el tema central de la plática, en el cual, se deshilacharon todos los conceptos y las frases poéticas que integran las obras del maestro Labastida. También se hizo un pequeño espacio para citar sus colaboraciones en los diarios como El gallo ilustrado, El Heraldo cultural, Espejo, Estaciones, Excélsior, La cultura en México, México en el arte y en la Revista de bellas artes.

Para Carlos Santibáñez Andonegui, Labastida
trasciende desde su perspectiva filosófica y poética,

debido a que dentro de estas dos vertientes, el maestro sensibiliza más en temas tan complejos como la muerte, la convivencia familiar (hace un reconocimiento del padre como gran formador de la vida), y profundiza de manera severa en el concepto de la alegría.

Al final de la charla, se llegó a la conclusión que resulta penoso que siendo Jaime premio Nacional de Periodismo en 1992, no se le reconozca como tal, es por ello que en un futuro se buscará promover su obra periodística; sin dejar de lado la etiqueta poética que ha distinguido propiamente durante todo este tiempo la figura del gran maestro durante toda su trascendente carrera.

 

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