Por Víctor Gaspar (@gasparvictor)
Distrito Federal, 21/02/13,(N22).- “En el purgatorio están entrampados James Dean y Marylin Monroe, no
se ha decidido su suerte. Después de muertos todavía no sabemos si se van a ir
al cielo o al infierno. Entonces, mientras esperan, entran en una confrontación
de vanidades, de ego, para ver quien fue más bonito, más famoso, más célebre,
más talentoso. Y en eso están, cuando irrumpe en el escenario, se cuela
accidentalmente en la zona VIP de purgatorio, una mexicana, Toña Sánchez, que
no los conoce”, comentó el director de escena Ignacio Flores de la Lama.
se ha decidido su suerte. Después de muertos todavía no sabemos si se van a ir
al cielo o al infierno. Entonces, mientras esperan, entran en una confrontación
de vanidades, de ego, para ver quien fue más bonito, más famoso, más célebre,
más talentoso. Y en eso están, cuando irrumpe en el escenario, se cuela
accidentalmente en la zona VIP de purgatorio, una mexicana, Toña Sánchez, que
no los conoce”, comentó el director de escena Ignacio Flores de la Lama.
Esta es la anécdota de “Que se quede el infinito sin estrellas”, puesta
en escena protagonizada por Daniela Zavala, Alberto Garmassi y la primera
actriz Beatriz Moreno. Más allá de una historia jocosa, la historia reflexiona
en torno al trabajo actoral y los referentes icónicos surgidos en el Star System.
en escena protagonizada por Daniela Zavala, Alberto Garmassi y la primera
actriz Beatriz Moreno. Más allá de una historia jocosa, la historia reflexiona
en torno al trabajo actoral y los referentes icónicos surgidos en el Star System.
“Es una obra que escribí con
la colaboración de unos amigos, Edward Coward e Ileana Ruiz, es de coautoría de
los tres y está reescrita pensando también en que era importante revisar a los
mitos de Hollywood, quizás ya no como actores, ni siquiera como las personalidades
atormentadas, como seres humanos que vivieron la agonía de la existencia. Creo
que aguantaba una reflexión diferente, un poco como en lo que los convirtió las
sociedad de consumo, estas figuras iconográficas que están más en camisetas, en
afiches, en tazas”, agregó.
la colaboración de unos amigos, Edward Coward e Ileana Ruiz, es de coautoría de
los tres y está reescrita pensando también en que era importante revisar a los
mitos de Hollywood, quizás ya no como actores, ni siquiera como las personalidades
atormentadas, como seres humanos que vivieron la agonía de la existencia. Creo
que aguantaba una reflexión diferente, un poco como en lo que los convirtió las
sociedad de consumo, estas figuras iconográficas que están más en camisetas, en
afiches, en tazas”, agregó.
El autor y director de la obra destacó la labor del actor de teatro: “me
parece que empeña mucho más su talento, su presencia, su imaginación creadora,
su entrenamiento, que su imagen para el consumo popular. Es otro el aspecto a
vender sobre la escena que frente a la cámara. Sin embargo, creo que nadie está
vacunado contra ese riesgo, dentro de la industria, de convertirse en producto
de consumo”.
parece que empeña mucho más su talento, su presencia, su imaginación creadora,
su entrenamiento, que su imagen para el consumo popular. Es otro el aspecto a
vender sobre la escena que frente a la cámara. Sin embargo, creo que nadie está
vacunado contra ese riesgo, dentro de la industria, de convertirse en producto
de consumo”.
“Que se quede el infinito sin estrellas” se presenta los lunes a las
20:30 horas en el foro La Gruta hasta el 25 de marzo.
20:30 horas en el foro La Gruta hasta el 25 de marzo.
Imagen:http://bit.ly/ZuXJPq
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