Viajes de Maximiliano: aventura política, no de turismo

  • El historiador austriaco Konrad Ratz y la mexicana Amparo Gómez aseguran en un estudio que el emperador Maximiliano realizó un golpe de estado liberal durante su corto gobierno

Por Gamaliel Astivia

Distrito Federal, 13/02/13 (N22).-

El martes 12 de febrero de 1867
Maximiliano de Habsburgo empacaba las maletas para salir al que sería su viaje
final hacía la ciudad de Querétaro. Desde joven tuvo un gusto peculiar por los
viajes y el relato de éstos los plasmó en sus Recuerdos de mi
vida. Memorias de Maximiliano,
que fue editado de manera póstuma en 1869. 

El análisis de éste y otros documentos sobre sus viajes se presentó bajo el título Los Viajes de
Maximiliano en México (1864-1867)
 que es el resultado de un trabajo en conjunto del
investigador e historiador austriaco Konrad Ratz y la historiadora Amparo Gómez Tepexicuapan.

El libro fue presentado en el Castillo de
Chapultepec por el director del Museo Nacional de Historia, Salvador Rueda
Smithers, y los también investigadores Patricia Galeana,
Catherine M. Mayo, Vicente Quiriarte y la coautora Amparo Gómez.

Patricia Galeana resumió cada uno de los viajes descritos en el libro, y haciendo alusión
al libro de Fernando del Paso, refirió que de manera exhaustiva, Konrad Ratz
nos trae más “Noticias del Impero” a través de este escrito. Precisó que en los
200 días de viajes, el emperador no resultó ser el “turista frívolo”, sino que el viaje sirvió para legitimar su imperio, para darse a conocer, ganarse simpatías, asistir a
los intereses económicos y además para generar programas sociales.

Por su parte, Catherine M. Mayo expresó
que la época de la Intervención
Francesa y el Segundo Imperio, representó un “episodio transnacional de la
historia mexicana”, lleno de personajes nacionales y extranjeros. Esto hace que
un documento como éste tenga una riqueza incalculable, ya que para investigar estos acontecimientos hay que leer textos en distintos idiomas; rescató también
la importancia de la transmisión de historias y relatos a través de las
generaciones.

El imperio de Maximiliano duró
del 12 de junio de 1864 al 20 de junio de 1867, un día después de su
fusilamiento, una etapa muy corta en la que fue “fugaz la presencia de
Maximiliano”; sin embargo, “su huella ha sido permanente en el devenir de México”, refirió Vicente Quiriarte.

 Uno de los episodios
sobresalientes en estos viajes, fue la visita de Maximiliano a Dolores Hidalgo
para celebrar la Independencia, mientras que José María Iglesias hacía las
veces de presidente itinerante. Precisó que en concordancia con la vocación viajera de Maximiliano, este libro podría ser “la bitácora de viaje que
Maximiliano pudo haber escrito en aquellos días”.

Alguno de los propósitos más
evidentes de estos viajes consistía en “quitar cangrejos (conservadores) y
poner a liberales en las titularidades de gobierno”. Emuló ciertos viajes de
emperadores austriacos como José II de Habsburgo y el archiduque Juan de
Austria, quienes realizaban viajes para darse a conocer en su imperio. Los
escritores refieren que lejos de ser viajes puramente turísticos, el hecho de
sustituir a los cangrejos del gobierno representaba “golpes de estado”.

Esta versión original, también
enriquecida por las obras del historiador Konrad Ratz y la tesis de maestría de
Amparo Gómez, enuncia dos tipos de viajes en general a lo largo del imperio de
Maximiliano; los viajes activos y los reactivos. Los primeros se realizaron a
ciudades, visitando a diversos personajes, legitimando el imperio y
sustituyendo a los cangrejos; los segundos fueron debido a la presión de las
circunstancias, motivados por el deseo de escapar a situaciones insostenibles.

En su último viaje, Maximiliano
se acompañó de mil 200 soldados hacía Querétaro donde se dio su captura, proceso
de juicio y condena a muerte en el Cerro de las Campanas.

13MAG 

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