Por Huemanzin Rodríguez
Distrito Federal, 06/12/12, (N22).-
«Si somos impermeables a la persuasión estamos prácticamente bloqueados para el juego democrático. Yo vengo de un país en donde desgraciadamente la gente hace gala, personas de mi jurásica edad, hacen gala de ser totalmente impermeables al pensamiento: ‘Yo sigo pensando lo mismo a cuando tenía 18 años’, señal de que ni a los 18 o ahora han pensado nunca nada».
Savater afirmó que los seres humanos nos dividimos entre creyentes y pensantes, los creyentes son insobornables en sus principios; mientras que los pensantes se equivocan, sacan conclusiones y cambian su manera de pensar. También hizo una diferencia entre un ser racional, que piensa en torno a objetos, y un ser razonal, que busca los mecanismos para relacionarse con sus semejantes.
«Por la vía de lo racional resolvemos problemas técnicos, científicos, buscamos lugares confortables para vivir, comodidades, esas herramientas mágicas que llevamos en los bolsillos, eso es parte de nuestra racionalidad, lo bien que nos entendemos con los objetos, el problema es que nosotros y los demás somos sujetos, ahí es donde está el verdadero problema, porque es más difícil ser razonable que ser racional».Recordó que ninguna obra literaria o de pensamiento registra que antes hubo tiempos mejores, tiempos donde había principios o moral, es condición humana creer que no hay peor tiempo que el que vive, pero afirmó el filósofo, es en las crisis donde se tiene conciencia de la ética, es frente la injusticia que se reacciona.
«El tiempo de la educación no es el tiempo de la política. Es decir, si mañana en México o España o donde quieran, se empezara a educar extraordinariamente, ¿cuándo nos daríamos cuenta de los efectos? En 15 ó 20 años quizá. No hay político en el mundo que piense a 15 ó 20 años, hay algunos, de mayor acreditación que piensan a 15 ó 20 días… es la sociedad la que tiene que exigir la importancia de la educación.
«La buena educación es siempre más cara, pero la mala educación la pagan los países mucho más cara todavía».
Terminando esta conferencia, Fernando Savater regresó a España.
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