En la obra El buen lector se hace, no nace. Reflexiones sobre lectura y formación de lectores (1999), el autor Felipe Garrido comenta que cada día es más clara la importancia de la educación como el más poderoso instrumento de superación, personal y colectiva.
Garrido afirma que el lenguaje permite nombrar al mundo, tomar conciencia, ordenar la experiencia, relacionarse con uno mismo y con los demás. La educación comienza en la esfera de las operaciones básicas de comunicación y de expresión: escuchar y hablar, leer y escribir. Mientras más suficiente sea una persona en el uso de estos dos sistemas paralelos, mejor capacitada se hallará para cualquier actividad.
Asimismo, el autor afirma que la lectura y la escritura son acciones complementarias e inseparables; decir una es decir la otra. Decir lectura, por su parte, no puede limitarse a los libros de texto, a los libros que se ven sólo por obligación de estudio o de trabajo; decir lectura implica, además de los libros que se estudian y con los que se trabaja, los libros de imaginación, los que se leen por gusto.
La preocupación de Felipe Garrido por formar un buen lector comenzó en 1962, en el Centro Universitario México: “Aunque el nivel académico de la escuela y de los alumnos era alto, en su mayoría aquellos muchachos que me oían hablar de etimologías y de literatura mexicana habían leído poco. Estaban bien alfabetizados, estudiaban con dedicación, pero no sabían quién era Phileas Fogg, Demetrio Macías, ni el capitán Silver. Si alguna idea tenían de Pinocho y de Peter Pan no se la debían a Collodi ni a Barrie, sino a Walt Disney.”
EL autor leyó con ellos en voz alta a Rubén Darío (1867-1916), Juan Rulfo (1917-1986), Carlos Pellicer (1897-1977) y Ray Bradbury (1920-2012), Ramón López Velarde (1888-1921) y Federico García Lorca (1898-1936), Julio Cortázar (1914- 1984), Emilio Carballido (1925-2008) y Edmundo Valadés (1915-1994). En un esfuerzo para que abrieran los oídos y los ojos, para que fueran más allá de la superficie del texto, para entrar en él con avidez de enamorados: “Confirmé entonces que la literatura, antes que un conocimiento, es una experiencia. Hay que formar primero el gusto, la afición, alimentar el amor y luego la erudición”.
Felipe Garrido (Guadalajara, Jalisco 1942) es narrador, ensayista y cronista. Estudió letras modernas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha sido profesor en el Centro Universitario México, el Centro de Enseñanza para Extranjeros, la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, el Instituto Cultural Helénico, la Universidad Iberoamericana, sede Torreón (Laguna), y el Teatro Isauro Martínez en Torreón.
Premio Juan Pablos 1982 por Tajín y los siete truenos. Premio de Traducción Literaria Alfonso X 1983 por Quizás, de Lilian Hellman. Premio bianual 1984 para los libros de mayor calidad artística y literaria en el mundo, junto con el pintor Pedro Bayona. Premio Los Abriles 1984 por La urna y otras historias de amor. Lista de Honor IBBY México 1984 por Tajín y los siete truenos, y en 2004 por Lección de piano. Medalla al Mérito Universidad Veracruzana 2007. Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2011 por la colección de cuentos Conjuros.
Entre sus publicaciones se encuentran La primera enseñanza (2002), La urna (1983), La musa y el garabato (1992), Historias de santos (1995), Tepalcates (1995), Cómo leer en voz alta. Una guía para contagiar la afición de leer (1989), Tierra con memoria y otros ensayos (1991), El buen lector se hace no se hace. Reflexiones sobre lectura y formación de lectores (1999), La necesidad de entender (2005), El apóstol y otros cuentos de la Revolución (2010), Cosas de familia. Galería de seres fantásticos (1986) y Lección de piano (2003).
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