El 2 de abril del año en curso se firmó un contrato mediante el cual Conaculta donó a la AML la suma de 100 millones de pesos para sufragar los gastos de adquisición del inmueble.
Así, este recinto se convertirá en el primer espacio propio de la Academia Mexicana de la Lengua, nuevo hogar de académicos, escritores y especialistas dedicados a la preservación, defensa y cultivo del español de México.
La Casa de la Palabra se suma a una serie de iniciativas impulsadas por Conaculta para hacer de México la plataforma intelectual del español, uno de los ejes del Proyecto Cultural del Siglo XXI Mexicano, entre las que destacan la creación del portal de consulta Español Inmediato (ESPIN), realizado en colaboración con la misma Academia.
Así como la Enciclopedia de la Literatura en México, que puede consultarse en www.elem.mx, presentada recientemente por Conaculta y la Fundación para las Letras Mexicanas; el primer y segundo Simposio Internacional del Libro Electrónico; las dos ediciones del Festival Internacional de Poesía y Prosa, y el Encuentro Nuevos Cronistas de Indias 2, realizado en coordinación con la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano.
Con el objetivo de fortalecer la patria de la Ñ, también se crearon los premios internacionales Carlos Fuentes, Tomás Segovia, Rosario Castellanos y Paula Benavides.
Para Conaculta, el fortalecimiento de las instituciones y la colaboración conjunta con otros organismos para difundir el español ha sido una tarea constante, lo mismo que la preservación y creación de nuevos espacios para la cultura lectora, como es el caso de La Ciudadela: la Ciudad de los Libros y la Imagen, el Centro Cultural Elena Garro y ahora la Casa de la Palabra, que se convertirá en el nuevo de centro promoción y defensa del idioma español con el espíritu panhispánico que ha caracterizado a la AML desde su fundación.
En sus más de 100 años de vida, la Academia Mexicana de la Lengua ha tenido como sedes la casa de Don Alejandro Arango y Escandón, ubicada en Medinas 6 (hoy República de Cuba 86); un recinto en la calle de Donceles, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, y posteriormente el inmueble de Liverpool, en la colonia Juárez, donde hasta hoy operaba.
El predio ubicado en Francisco Sosa 440 (antes 152), casi esquina Panzacola, en el Barrio de Santa Catarina, Coyoacán, es conocido como Arboretum Miguel Ángel de Quevedo, debido a que a finales del siglo XIX fue adquirido por el llamado “Apóstol del Árbol”.
El ingeniero Quevedo destinó una parte del terreno al Vivero Forestal de Coyoacán, que empezó a conformarse desde la última década del siglo XIX y que donó a la nación, y en la otra parte estableció lo que él mismo llamó Parque Arboretum, un sitio destinado para la producción de árboles a gran escala en México.
Ahí asistieron a lo largo de décadas, ya fuera a discusiones y conferencias sobre temas ambientales o bien a fiestas del Día del Árbol, paseos y otras actividades, hombres y mujeres que han contribuido a la causa forestal, como José Ives Limantour, Francisco I. Madero, Álvaro Obregón, José Vasconcelos, Zelia Nuttal, Gabriela Mistral, Lázaro Cárdenas, Jean-Claude Nicolás Forestier y Alberto Lenz, entre otros.
La abundancia de árboles que tiene hoy la capital mexicana se debe en una importante medida a Miguel Ángel de Quevedo y los experimentos forestales que realizó, con la ayuda de especialistas, en el Parque Arboretum.
Es ahí donde se establece ahora La Casa de la Palabra, nueva sede de la Academia Mexicana de la Lengua.
Imagen:http://bit.ly/WGor5B
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